Rubén Orquín, Director de Logística de Cofares “Hay que estar tranquilos, el suministro de medicamentos está garantizado”

Pinturas, chips, plásticos, vidrios... Cada día que pasa el mundo se levanta con una nueva falta de alguna materia prima. El sector del medicamento, por la delicadeza del producto, debe permanecer vigilante ante posibles roturas de stock. De momento, no hay de qué preocuparse, según la mayor distribuidora del país

La crisis de suministro amenaza a toda Europa. Sin embargo, al menos por ahora, el sector sanitario parece que esquiva los problemas.

Parece que se acerca el fin del mundo con la crisis de suministros ¿Cómo les está afectando?

Hay que tranquilizar porque el suministro está garantizado, estuvo más tensionado durante el momento Covid, donde no faltó en ningún caso ningún medicamento y se pudo atender todas las necesidades. En segundo lugar, la industria ha aprendido mucho del Covid, hemos sacado mucho jugo a todo lo que hemos pasado en los últimos meses y ya no solo de la pandemia, sino de otros acontecimientos como Filomena que nos ha puesto en un momento de tensión muy importante. Por lo tanto, esta crisis en algunas materias primas, en el transporte, lo que nos ha hecho a todos los profesionales es aprender mucho. Hablo con gente de otras distribuidoras y laboratorios y todo lo que nos transmiten es tranquilidad. Hemos hecho los deberes, tenemos garantía de suministro y especialmente de los APIS, que son las materias primas de los medicamentos. Puede haber algún problema puntual en algún caso concreto y posiblemente más con algún material soporte como puede ser cartón o aluminios, pero no en principio con medicamentos.

¿Qué productos se dispararon durante lo peor de la pandemia?

En un primer momento hubo un miedo al desabastecimiento, fundamentalmente al paracetamol. Luego obviamente todos los productos Covid o de protección como mascarillas, geles hidroalcohólicos, guantes, etc. En todo este tipo de productos el incremento de demanda en un solo día era la de todo un año normal. Y para nada todos estos productos eran un top seller dentro de las farmacias.

¿Cómo está la situación actualmente?

Nos hemos acostumbrado a que lo que era imposible pueda pasar. Venimos de un año donde no ha habido gripe y un invierno donde se incrementó la vacunación de la gripe a cifras históricas. Ahora se está produciendo un incremento de los antigripales por encima del 50-60% respecto a los datos del año pasado. Pero la demanda se está comportando de una forma muy rara debido a los nuevos hábitos. Hay una cierta distorsión entre lo que está pasando y lo que venimos viendo de otros años.

Los medicamentos son un bien delicado que se puede estropear con mucha facilidad. ¿Cómo se asegura que el fármaco, desde que sale de la fábrica hasta que llega a la farmacia, está en condiciones óptimas?

La industria, tanto los laboratorios como la distribución farmacéutica, es un ejemplo de cómo se asegura todo el proceso. Efectivamente hablamos de un producto que tiene que asegurar unas propiedades en toda esa cadena. Hablamos mucho de la temperatura y todo eso está regido por las buenas prácticas de distribución que estamos obligados a cumplir tanto los laboratorios como los distribuidores y las farmacias y que definen un conjunto de reglas que son auditadas y controladas para asegurar que ese proceso cumple unos mínimos de calidad. Hablamos de temperaturas, los medicamentos tienen que estar entre 15-25 grados, los productos de frio como son las vacunas, tienen que estar entre 2 y 8 grados. Toda la cadena de suministro, desde los transportistas, almacenes, etc., tienen unas normativas y equipamientos que aseguran todo ese proceso. Por ejemplo, todas las furgonetas de reparto que solemos ver en las farmacias están perfectamente equipadas con unos equipos que garantizan que la temperatura esté entre 15 y 25 grados, tanto en invierno como en verano. Y luego van perfectamente monitorizadas y trackeadas para asegurar que la temperatura no se rompe en ningún momento.

Pero los fallos humanos pueden ocurrir. ¿Tienen algún tipo de sistema de detección?

Sí. Por un lado, la Agencia del Medicamento hace una revisión y si detecta algún producto o lote con algún tipo de problema inmediatamente ese lote es comunicado a todos los distribuidores, o a todos los agentes, a las farmacias y se producen procesos de retirada de medicamentos. Esto pasa con cierta frecuencia. Pero al mismo tiempo si durante todo el proceso de entrega, y forma parte de toda esa digitalización que hemos llevado a cabo, se nos alerta si en algún punto de esa cadena se está produciendo un incumplimiento de esas condiciones mínimas exigidas, en el momento que eso salta, se activa una alarma que nos permite identificar un fallo, si se ha roto la cadena de frio o cualquier otra eventualidad, y ese producto se retira inmediatamente. Entonces esto es una función absolutamente proactiva, no puede haber margen de error. En este tipo de cosas el error no existe. Por eso, el rol de las direcciones técnicas que velan por asegurar el cumplimiento de esas normativas es muy relevante dentro del sector.

¿Cuánto tiempo pasa desde que se activa la alarma por una falta de medicamento en una farmacia, y el tiempo que hay hasta que se soluciona en Cofares?

Es para sentirse tremendamente orgullosos del sector de distribución farmacéutica que tenemos en España. Las 22.000 farmacias que tenemos en España y el conjunto de los distribuidores que garantizan el acceso al medicamento. Por dar un dato: de media a una farmacia se le entrega por parte de Cofares 2,5 veces al día. Es un valor medio, es decir, hay farmacias más pequeñas como puede ser en un pueblo que vas una vez al día, pero hay farmacias a las que vamos 6 veces al día. Seis veces al día implica que muchas veces desde que se solicita un medicamento hasta que se entrega pasan solo dos horas. Por tanto, imaginaos el nivel de tensión operativa que eso implica. ¿Por qué estas tensiones? Al final, lo que tenemos que entender es el conjunto de referencias que una farmacia tiene que dispensar. Por lo tanto, la distribución tiene que funcionar como la rebotica de la farmacia. Quiere decir que ese conjunto de distribuidores no deja de ser un pequeño almacén diferido que nos garantice que en dos horas vamos a tener ese medicamento. El conjunto del sector, farmacias, distribuidores tiene que garantizar las referencias que puedan ser necesitados por un paciente. Las farmacias no pueden tener tantas y la distribución tiene que asegurar ese proceso en esos plazos.

¿Habéis pensado en llevar ese medicamento a esa persona que lo necesita en su domicilio o hacer servicios a los hospitales

Sí, sin duda. El Covid, como muchas otras cosas, nos ha permitido poner en valor estas cosas que estaban latentes. Dentro del Grupo Cofares, más allá del servicio a nuestras farmacias, contamos con otras compañías, en este caso Farmavenis, que es un operador logístico cuyo objetivo es dar servicios a laboratorios y hospitales. Y a partir de aquí, hemos implantado una solución de entrega domiciliaria de medicamento hospitalario para ese tipo de pacientes. Hay que tener en cuenta un dato que llama la atención y es que más de la mitad de los medicamentos que se dispensan en un hospital no son para las personas ingresadas allí, sino para pacientes que están en domicilios, pero que requieren de un medicamento hospitalario. Esta solución la tenemos implementada en varios hospitales de referencia en España, en los cuales llevamos ya, desde que se inició la pandemia, más de 40.000 entregas domiciliarias hechas. Es una cifra espectacular. En este caso hablamos de medicamentos generalmente muy delicados, muchas veces de un valor económico relevante y que en muchas ocasiones hay que asegurar de forma especial la conservación de temperatura o humedad. La tecnología vuelve a ser un factor clave en este proceso. Nos tenemos que asegurar que la persona que va a recoger ese medicamento está adecuadamente formada, que el embalaje va a asegurar las condiciones de temperatura, la confidencialidad de la información, etc. Todo eso sin tecnología no es posible.