La cardiología pide renovar el abordaje de la hipertensión

La pandemia deja a solo un 20% de los pacientes con hipertensión controlados. El tratamiento debe ser más agresivo para evitar las complicaciones de la presión arterial elevada

El comité científico del último congreso de la Sociedad estadounidense de Cardiología (AHA, por sus siglas en inglés) ha destacado entre los grandes temas del encuentro un “viejo conocido”, la hipertensión, que proponen dejar de tratar con el método convencional, que peca de prudente y ha dado malos resultados. Empezar a tratar con un solo fármaco a dosis bajas, incrementar la dosis y sumar otro medicamento a medida que se va viendo cómo va el paciente es cosa del pasado, según se ha visto en el congreso. Es una estrategia que ha dado malos resultados en prácticamente todos los escenarios posibles.

Los primeros en destacar la importancia del tema fueron Manesh R. Patel, de la Universidad de Duke, y Donald M. Lloyd-Jones, de la Universidad Northwestern, que se estrenaba como presidente de la sociedad científica -lo será hasta 2023-. En una de las sesiones más esperadas, se presentaron nuevos estudios sobre hipertensión desde diferentes puntos de vista: impacto en el mundo, sistemas de control “en remoto” y consecuencias de la pandemia de Covid, entre otros.

Una de las primeras cuestiones que han puesto sobre la mesa los ponentes en esta parte del congreso ha sido que la hipertensión, como el SARS-CoV-2, no tiene fronteras. Antes se percibía como un problema más propio de sociedades ricas, pero hace tiempo que ha alcanzado la triste categoría de problema global. “Se calcula que más de 1.000 millones de personas en todo el mundo padecen hipertensión, pero solo el 20% de ellas consiguen un control adecuado de sus valores de presión arterial”, ha dicho Anushka Patel, del Instituto George para la Salud Global de Sydney (Australia). A su modo de ver, el abordaje convencional “es una receta para el infratratamiento y la inercia terapéutica”. Con esta expresión suelen referirse los médicos a las rutinas que marcan los tratamientos sin que el profesional atienda debidamente la evolución, los antecedentes y las características y necesidades verdaderas de sus pacientes: se recomienda un tratamiento porque es lo que siempre se ha hecho. Según ha recordado Patel, “tenemos muchas estrategias diferentes que han mostrado ser eficaces, ahora el reto es ponerlas en marcha con mayor intensidad”.

También se han presentado los resultados de uno de los mayores experimentos llevados a cabo en el campo del manejo de los pacientes hipertensos en remoto. Se ha puesto en marcha en el Hospital General Brigham de Massachusetts (Estados Unidos), con una población de más de 10.000 pacientes hipertensos y con niveles de colesterol elevados. En él han colaborado farmacéuticos y expertos en plataformas tecnológicas, además de los propios cardiólogos. El método en cuestión ha logrado reducir los valores de presión arterial de 148/82 mmHg del comienzo hasta 125/72 mmgH sin que los pacientes acudieran a la consulta. Los niveles de colesterol partían de una media de 140 mg/dL y se quedaron en la mitad (70 mg/dL) cuando acabó el programa experimental. El cardiólogo Alexander Blood, de dicho hospital, ha dicho al respecto que la iniciativa ya está operativa en todo el sistema del centro, en el cual se emplean las derivaciones de los pacientes a los especialistas y un patrón para la identificación de personas en situación de riesgo cardiovascular a partir de las historias clínicas. “Se cerró el registro de datos el 1 de octubre para poder analizar los resultados de los 10.803 pacientes iniciales, pero el programa de manejo a distancia sigue su curso”, ha explicado. La media de edad de los pacientes tratados con este nuevo sistema es de 65 años.

“Nuestro programa ahorra a los servicios de salud una tremenda cantidad de trabajo. Hemos integrado más de 400.000 lecturas de presión arterial y 125.000 resultados de pruebas analíticas. Se han efectuado una media de 2,5 cambios de medicación para la hipertensión y 1,7 cambios en las terapias para el control de lípidos. El manejo en remoto incrementó la implicación de los pacientes, el tratamiento estandarizado, y nos ha permitido proporcionar atención a una amplia población de personas, incluidos los sectores que tradicionalmente están infratratados. Vamos a seguir extendiendo el programa”, ha asegurado.

El primer estudio nacional (estadounidense) que ha evaluado las consecuencias de la pandemia en la hipertensión ha corroborado las sospechas de que el control y el manejo de la presión arterial han decaído de forma significativa.

Las consultas en las que se atiende a personas con hipertensión han caído entre 2019 y 2020 de 8,3 millones a 6,6 millones (un 20% menos). El control de la presión arterial se redujo de un año a otro, pasando del 60,5% al 53,3%. Durante los primeros meses de 2020 la caída fue particularmente acusada, coincidiendo con el inicio de la pandemia, pero además se mantuvo en esa tendencia decreciente en los seis meses siguientes. Los datos se obtuvieron del registro PCORnet, que incluye 24 sistemas sanitarios de Estados Unidos y un total de 1.770.540 pacientes hipertensos. A los expertos que hablaron en el encuentro les preocupa “que no se haya recuperado el control de la presión arterial anterior a la pandemia”.