La salud mental se apoya en la cercanía de AP y farmacias

La magnitud de la crisis de salud mental asociada a la pandemia llama a buscar la atención en los servicios más próximos al ciudadano: Atención Primaria y farmacias

Las XL Jornadas organizadas por la Asociación Española de Economía de la Salud (AES) han dedicado una sesión a los retos de la provisión de servicios de salud mental, a sabiendas del impacto que la pandemia ha tenido en este aspecto de la salud. En vista de las primeras evidencias científicas publicadas sobre la situación actual, la Organización Mundial de la Salud ha emitido una serie de recomendaciones para mejorar la atención a los pacientes con trastornos de esta categoría. En la jornada de la AES, con el acento en una visión constructiva, se ha propuesto reforzar los servicios más próximos a la ciudadanía, empezando por la Atención Primaria. Las oficinas de farmacia, que tantas veces se ofrecen para colaborar como “puntos de atención sanitaria más cercanos a los pacientes”, han tomado el testigo con diferentes iniciativas que buscan mejorar la atención a todas estas personas y a sus familiares o cuidadores.

Luz María Peña-Longobardo, de la Universidad de Castilla-La Mancha, dedicó su intervención a la asociación entre crisis -económicas y sanitarias- y salud mental. De cara al futuro, y con la certeza de que otras crisis de ambos tipos están en el horizonte, propuso el refuerzo de los servicios de Atención Primaria, “el lugar donde se detecta e inicia el tratamiento de la mayor proporción de casos”. Peña-Longobardo hizo hincapié en la necesidad de dotar a los centros de Atención Primaria de recursos humanos y económicos para potenciar su papel en la detección temprana de los trastornos de salud mental.

Cristina Molina, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, recuperó en el encuentro parte de la extensa literatura científica que da fe del impacto que la pandemia ha tenido en la salud mental. Entre los artículos repasados, figuraba una reflexión publicada en la revista científica The Lancet Psychiatry bajo el título Cómo debe cambiar la atención a la salud mental como consecuencia de la pandemia de Covid-19. En él, y de nuevo bajo una óptica orientada a la acción positiva, los autores apuntan que estamos ante una oportunidad de mejorar los servicios de atención a las personas con trastornos de la salud mental adaptándolos para que sean más accesibles y eficaces en los cuidados. Una de las medidas propuestas es el refuerzo de la Atención Primaria y su mayor integración con las unidades especializadas para garantizar los servicios en el área de salud mental “más allá de la pandemia”.

En línea con este planteamiento, más de 300 profesionales de psicología clínica y de AP se daban recientemente cita en la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) para conocer el programa de atención a trastornos de salud mental leves y moderados en los centros de salud que forma parte del plan de la comunidad autónoma para la atención integral a la salud mental. Los profesionales del encuentro incluían integrantes de las áreas de promoción en salud, medicina de familia, pediatría, enfermería de zona básica y de apoyo, trabajadores sociales, fisioterapias, educadores y otros perfiles con experiencia en la promoción de la salud mental desde distintos ámbitos, integrados en este caso bajo el paraguas de la Atención Primaria. La EASP apoyará la estrategia de formación de los profesionales en los centros de AP, así como el seguimiento y evaluación del proceso de implantación de esta nueva iniciativa.

En las oficinas de farmacia la respuesta a la pandemia también se tradujo en resolución de dudas y preocupaciones que los ciudadanos trasladaban a los profesionales. Para “armar” esa respuesta las iniciativas han sido numerosas. El laboratorio Neuraxpharm ha puesto en marcha un programa de especialización denominado Fundamental, un curso online que pone a disposición de los farmacéuticos conocimientos sobre patología y farmacología en salud mental. Además, facilita un soporte para que los farmacéuticos estén en contacto de manera fluida con otros profesionales sanitarios.

Otras iniciativas son las que ha puesto en marcha la compañía Teva, desde la cual se ha destacado que el farmacéutico, como experto en medicamentos, puede contribuir a mejorar la adherencia terapéutica, revisar y asesorar sobre medicamentos, prevenir el uso indebido de la medicación y empoderar la adopción de decisiones respecto a los fármacos.

El punto de partida necesario en este contexto es la confianza entre farmacéutico y pacientes, que puede avanzar a partir de la colaboración y comunicación entre profesionales de la salud y la formación específica sobre trastornos mentales, con la precaución de definir con precisión las funciones de la atención farmacéutica.

En Cantabria, la Consejería de Sanidad y el Colegio Oficial de Farmacéuticos han colaborado con la Asociación Cántabra Pro Salud Mental (Ascasam) en una iniciativa que ha apoyado la Alianza Otsuka-Lundbeck para combatir el estigma asociado a los problemas de salud mental. Su objetivo es también proporcionar a los pacientes, sus familiares y cuidadores herramientas de apoyo e información sobre hábitos saludables en el contexto de la salud mental aprovechando la “cercanía” -últimamente se habla mucho de “capilaridad”, por la extensión de las farmacias comunitarias en el territorio- que ofrecen las farmacias para ofrecer asesoramiento y consejos avalados con formación a cargo de los profesionales. La campaña contempla una serie de sesiones formativas en la sede del colegio de farmacéuticos de la comunidad para ampliar los conocimientos sobre los problemas de salud mental, el cuidado y la atención a estas personas.

La tendencia no es ni mucho menos exclusiva de España. En Reino Unido, el gobierno ha diseñado un plan de formación específico para farmacéuticos comunitarios en materia de salud mental como parte de su plan de respuesta para 2020 y 2021. En realidad, ese plan llevaba retraso, ya que se había anunciado su publicación en 2019. Con la llegada de la pandemia, cuando estaba a punto de ponerse en marcha, se actualizó y remodeló de cara a los dos ejercicios siguientes. la formación tendrá una duración de cinco años y tiene como objetivo dotar a los farmacéuticos que se inscriban de una serie de habilidades “clínicas y de consulta” añadidas para proporcionar apoyo emocional.

Según la Royal Pharmaceutical Society, aprovechar las oficinas de farmacia como recurso adicional para las personas con trastornos de salud mental es una estrategia útil y con cierto recorrido. Ahora que la pandemia ha convertido la salud mental en una “prioridad urgente”, la colaboración de las farmacias va a ser más importante que nunca.

Al margen de cuánto dure la pandemia, la superación de la crisis sanitaria en términos de salud mental va, según los expertos, para largo. Uno de los motivos que apuntan los primeros estudios sobre salud mental y pandemia es que la incertidumbre y las consecuencias económicas de la actual situación parecen pesar más en la salud mental que factores en principio más llamativos, como los confinamientos. Cristina Vilaplana Prieto, de la Universidad de Murcia, dio a conocer en el encuentro de la AES los resultados de un análisis al respecto. De acuerdo con los datos recabados por su equipo, el impacto de los confinamientos en la salud mental no es severo cuando el miedo al contagio existe sobre la base objetiva de una situación epidemiológica grave. Confinarse, cuando se percibe como una herramienta necesaria -por dura que sea- no daña tanto la salud mental como la inseguridad que pintan los próximos meses -quizá años- en términos de situación laboral y económica. La afectación de la salud mental por esos factores externos fue de hecho una constante en el encuentro, donde fue mencionada, a partir de estudios publicados, por varios de los ponentes. Mercedes Navío Acosta, de la Oficina Regional de coordinación de Salud Mental y Adicciones de CIBERSAM, considera que aún es pronto para medir las consecuencias de la pandemia en consumo de medicamentos antidepresivos. También recuerda que “lo que se llama de forma pesimista gasto en salud mental la evidencia nos ha enseñado que proporciona retornos a la inversión”. Cuidar la salud mental es una estrategia que ha demostrado ser coste-eficiente, aseguraba.