La OMS dedica el Día Mundial de la Salud a la desigualdad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone colaborar sin consideraciones fronterizas y con datos fiables para combatir la desigualdad en el Día Mundial de la Salud
Dice la OMS que la desigualdad en términos de salud no solo es injusta, sino prevenible, por eso ha dedicado el Día Mundial de la Salud, 7 de abril, a combatirla. Para la organización la clave está en cuatro líneas estratégicas que aconseja incluir en todas las políticas sanitarias. La primera es la colaboración, “mano a mano” con las comunidades e individuos en situación de exclusión para poner en marcha soluciones que aborden los problemas desde sus primeras causas. Según la OMS, “el impacto es mayor cuando los gobiernos y las comunidades trabajan juntos de forma coordinada”. El segundo, tecnología mediante, es la recopilación de datos fiables: desagredados por género, edad, ingresos, educación y demás características relevantes a la comunidad en la cual se va a actuar. Consideran que es la única manera de que las políticas sean eficaces. El tercero es combatir la desigualdad, que debe ser un objetivo para los gobiernos, en todos sus departamentos. En este punto se cita de forma expresa la necesidad de “incrementar la inversión en los servicios de Atención Primaria”. Por último, propone que el trabajo se aborde de forma transfronteriza. Como ejemplo, plantea que solo cuando se proteja, diagnostique y trate a toda la población mundial podrá acabar la pandemia de Covid-19. Por eso propone reforzar los mecanismos que fomentan el trabajo en equipo y la confianza al margen, o más bien por encima, de las fronteras.
Ildefonso Hernández-Aguado, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, recuerda que este tipo de políticas son progresivas, y que cada iniciativa puede ir ganando terreno en esa dirección por inalcanzable que parezca el objetivo en el planteamiento de “grandes líneas”. Es el caso del fomento de la investigación en materia de desigualdad orientado a generación de políticas de la Unión Europea, apunta. Entre las publicaciones en esta línea figura un trabajo de su equipo en la revista científica International Journal of Equity in Health. Es relativamente reciente la acumulación de evidencias de que las mujeres y los hombres no reciben la misma atención médica, estando en entornos similares, en función únicamente de su sexo.
Es una situación que ha cobrado especial relevancia en enfermedades cardiovasculares, particularmente en el infarto de miocardio, una sospecha clínica más habitual entre los varones incluso cuando las pacientes mujeres exhiben síntomas o factores de riesgo que hacen pensar en esta condición. Sus consecuencias han sido retrasos en el diagnóstico y peores resultados en salud. El equipo de Hernández-Aguado ha querido llevar este tipo de preocupación de la evidencia científica a la práctica de la política sanitaria con un trabajo sobre disparidad de género en la práctica clínica, preguntándose si hay soluciones. Para ello repasaron estudios publicados al respecto. Su conclusión es que la mayor parte de las intervenciones que abordan este tipo de disparidad acaban surtiendo un efecto positivo. Una revisión aún más reciente, de hace solo dos meses, en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, llegaba a conclusiones similares.
El catedrático considera que es necesario aplicar políticas que contrarresten la inercia y sean operativas con alcance transfronterizo. “Cuando hablamos de abastecimiento equitativo de vacunas, pruebas de diagnóstico y tratamientos, estamos hablando de reforzar las redes transfronterizas”.