La Tecnología de la Información como impulsora de la sanidad digital

El impacto de la pandemia está impulsando enormes cambios en la sociedad. A medida que nos adentramos en la nueva normalidad, la sociedad es cada vez más consciente de que el crecimiento económico debe ir orientado a mejorar la calidad de vida del ser humano, sin perder de vista la sostenibilidad del planeta. Cada vez más las tecnologías digitales se perciben como una parte integral de la sociedad humana. Las innovaciones tecnológicas deben contribuir a mejorar las relaciones sociales y el nivel de vida del ser humano. El progreso tecnológico ha puesto de manifiesto que en condiciones hostiles se ha podido construir un ecosistema de elementos digitales que ofrezca el equilibrio necesario para continuar buena parte de nuestras actividades cotidianas y empresariales con una gran flexibilidad. Para dar soporte a esta evolución, la sanidad se ve inexorablemente empujada a incrementar la adopción de tecnologías, dentro de un obligado proceso de digitalización. Los factores principales que permitirían una mejora significativa en los servicios sanitarios para el ciudadano son la automatización, la experiencia del paciente, y hiperpersonalización de los diagnósticos y tratamientos, aumentando la precisión y la calidad de vida.

Atendiendo al primero de ellos, la automatización, rápidamente vemos que uno de los beneficios que trae consigo la tecnología es la capacidad de hacer por nosotros muchas tareas reduciendo los procesos manuales que son altamente ineficientes. La automatización se consigue identificando procesos que realizan los médicos, auxiliares y demás personal sanitario y utilizando la tecnología para que cada una de las tareas sigan un guion particular, según determinado conjunto de casuísticas. Por ejemplo, la elaboración de informes médicos puede automatizarse en gran medida, ya que mediante técnicas de big data, inteligencia artificial y procesamiento de lenguaje natural se pueden recoger los datos de informes intermedios y pruebas diagnósticas para establecer el tratamiento más apropiado, y elaborar narraciones de texto que den cuerpo al informe final. A los escépticos en el campo de la escritura automática les invito a que lean sobre los avances de la compañía OpenAI y su reciente producto GPT-3.

Muchas labores de monitorización también se pueden automatizar con el uso de dispositivos físicos para capturar información dentro del ámbito de IoT (Internet of Things), que ha fusionado el mundo físico con el digital. En particular, el Internet of Medical Things o Internet de las Cosas Médicas se definiría como la tecnología basada normalmente en un conjunto de dispositivos y sensores que permite monitorizar y alertar sobre asuntos de interés médico y a su vez proporcionar a los profesionales determinados datos del paciente en tiempo real, con el objetivo de identificar posibles problemas. Completando la solución con inteligencia artificial, el sistema aprende los hábitos de la persona supervisada para detectar anomalías, comportamientos inusuales, ausencia de movimiento y patrones extraños, avisando automáticamente a sus familiares o al servicio de urgencias.

Respecto a la experiencia del paciente, es importante analizar y entender los diferentes puntos de contacto que tiene el paciente con cualquier persona o sistema informático dentro del entorno de salud. El paciente debe tener claro en cada momento cuál es el siguiente paso, qué información se ha recogido sobre él y sentir la agilidad en la prestación de los servicios del sistema sanitario. De forma rápida y sencilla. El paciente debe sentir que se le facilita la vida, no al revés. Algunas iniciativas que se pueden acometer aquí son la creación de un completo servicio de información del paciente. Este servicio se puede prestar utilizando una plataforma web donde el paciente pueda consultar su historia clínica, visitas al médico de cabecera, a los especialistas, resultados de pruebas y diagnósticos, tratamientos y medicamentos prescritos, por citar unos pocos ejemplos. Dicha plataforma puede ser utilizada también para incluir sistemas de videoconferencia de manera que incluso ciertas consultas médicas puedan ser gestionadas sin necesidad de desplazamientos.

La sanidad privada ha hecho inversiones interesantes para desarrollar la telemedicina y acercar al equipo de especialistas médicos para evitar desplazamientos en las primeras consultas. Aquí puede ser también interesante utilizar las tecnologías de firma electrónica para la emisión de recetas que puedan ser enviadas al paciente ahorrando el tiempo de acudir a consulta y evitando también las aglomeraciones en los centros de salud. Servicios de videoconsulta médica y farmacias digitales, apoyándose en capacidades que ofrecen plataformas de comercio electrónico, e integrando la información del sistema de salud con la red de farmacias que operan en el territorio. La experiencia del paciente debe abordarse como un ejercicio integral, desde una perspectiva holística. La plataforma web antes mencionada es sólo una parte, ya que el paciente tiene toda una serie de puntos de contacto, físico, teléfono, web, con diferentes personas y roles, y en diferentes momentos de su ciclo de vida. Es necesario analizar bien esos puntos de contacto para asegurarse que ninguno queda en el olvido, ya que la fortaleza del proceso completo es tan débil como la más débil de las interacciones.

Respecto a la hiperpersonalización, el big data jugará un papel crucial, ya que será necesario manejar enormes cantidades de datos recogidos en la historia clínica del paciente, desde pruebas de laboratorio, intervenciones, diagnósticos o tratamientos prescritos. Sin embargo, será necesaria la inteligencia artificial para encontrar patrones y recomendaciones personalizadas que anticipen qué tratamientos tendrán mejor resultado para un paciente concreto o cambios necesarios en su estilo de vida que pueden ir desde consejos sobre nutrición y dieta, hasta ejercicios y otros cambios en el ritmo de vida. Hay que destacar aquí los modelos de aprendizaje por refuerzo, que recogen en tiempo real el feedback de multitud de pacientes que unido al historial médico permitiría diseñar estrategias nutricionales y terapéuticas. Sin embargo, las cuestiones de privacidad y la seguridad de la información pueden suponer un importante freno a todo lo anterior. Para ello existen tecnologías como blockchain, que permite un acceso a la información médica electrónica de forma segura, descentralizada, más sencilla, eficaz y fiable. Además, mantienen al mismo tiempo la privacidad personal y el cumplimiento legal, y asegurando que la información del paciente solo se comparte entre sanitarios, y siempre sujeto al consentimiento previo.