El ‘sprint’ final por la vacuna ilumina un horizonte oscuro por la gestión

La industria marcó a principios de año unos tiempos para la vacuna que cumplen o incluso mejoran, mientras que las administraciones yerran en sus previsiones de la llegada de la segunda oleada que se extiende de nuevo por España, burlando las escasas medidas de prevención adoptadas en junio

El calendario teórico que el Gobierno y las comunidades autónomas manejaban en junio para la vuelta del coronavirus ha fallado. Todos los planes que se debían adoptar se fueron llevando a cabo con lentitud, pensando que el virus, de volver, lo haría en otoño. Ahora la situación es mala, con 10.000 casos diarios aunque con una presión hospitalaria menor debido, eso sí, a que se realizan muchos más test que en marzo y abril. Pero hay un calendario que cumple con las expectativas y al que muchos ya se agarran como única solución para salir de una pandemia que se aferra con fuerza. La carrera por la vacuna la componen 33 proyectos en fases clínicas, de los cuáles siete se encuentran en la fase final. Las primeras dosis llegarán a finales de 2020 y comienzo de 2021, por lo que el próximo año habrá un horizonte más claro proporcionado por la ciencia y la iniciativa privada.

Mientras, España perdió más de dos meses en reforzar sus sistemas de salud pública con la contratación de nuevos profesionales, tanto médicos de atención primaria como rastreadores de contagios. La prueba es que la semana pasada varias comunidades echaban mano del salvavidas del Ministerio de Defensa con la puesta a disposición de 2.000 militares para estas tareas. Es cierto que la labor de formar a un rastreador no se consigue de la noche a la mañana, como aseguran fuentes autonómicas, pero también lo es que no pensaban necesitarlos, al menos con la presión actual, hasta octubre.

En esos dos meses y medio, sin embargo, las compañías que investigan han dado pasos de gigantes. Pfizer señala el mes de octubre como la fecha de aprobación de su vacuna. AstraZeneca, a la que Europa le ha reservado más de 300 millones de dosis (unos 30 millones irán a España) espera concluir sus ensayos en noviembre. Moderna, que también tiene un preacuerdo con la Unión Europea y cuyo suministro estará reforzado por el envasado que realizará la española Rovi, se espera para diciembre. A estos proyectos hay que sumarle los dos que se llevan a cabo en China. Uno de ellos, el de biofarmacéutica Sinovac, tendría ya la aprobación para uso de emergencia del país asiático, según informaba Reuters el pasado 29 de agosto.

Esta presteza contrasta con el papel de la gestión sanitaria en España. Mientras la industria corría, el Ministerio de Sanidad aún tiene en pañales la compra centralizada de 2.500 millones de euros para adquirir el material sanitario necesario para el coronavirus. Las licitaciones comenzarán en septiembre porque no se esperaba una presión de la pandemia hasta otoño. También la Agencia del Medicamento, cuando Gilead anunció que vendía prácticamente todo su stock (hasta septiembre) de Remdesivir a Estados Unidos aseguraba que en España había suficiente... Hasta unas semanas después, cuando aseguró que había desabastecimiento del único medicamento hasta la fecha indicado para el Covid-19.

Otras compañías como la alianza GSK-Sanofi y Janssen, siguen avanzando en su tarea de conseguir la vacuna. Los primeros siempre aseguraron que su antígeno estaría en el primer semestre de 2021 y están cumpliendo el calendario. Los segundos, que ya producen a riesgo, comienzan la fase 2 en España, Bélgica y Alemania y casi simultanearán con la Fase 3. Su objetivo sigue siendo el mismo que en abril: inicios de 2021.Con estos dos antígenos, el mundo dispondrá de cinco vacunas de las principales compañías farmacéuticas en un periodo de entre 12 y 18 meses desde la aparición del coronavirus, todo un hito científico.

Existen dudas entre los epidemiólogos sobre la duración de esta segunda ola. La primera razón es porque se tratará de huir a toda costa de un confinamiento generalizado, una herramienta que sanitariamente funciona pero que económicamente destruye a un país. Es posible que no llegue a ser tan intensa como en marzo, pero sí más duradera.

El problema seguirá siendo, por tanto, la conjunción del coronavirus con la gripe. Para ello, España sí que se ha preparado, ya que la gripe no se adelantará a verano. Existen dosis suficientes (tanto las compradas mediante un proceso centralizado como una compra extra por el procedimiento de urgencia que realizó el Ministerio de Sanidad en junio) para alcanzar los ratios mínimos exigidos por la OMS y que nunca se han cumplido: 75% en personal sanitario y mayores de 65 años, y un 60% en personas con patologías que empeoren el diagnóstico de una afección respiratoria. La campaña de vacunación, que siempre se ha situado entre la tercera semana de octubre y principios de noviembre, se adelantará a principios del décimo mes con el objetivo de ir escalonando las vacunaciones y tener margen para llegar a los porcentajes deseados.

Sanofi y Sequirus han sido las compañías seleccionadas para surtir de vacunas a España. Las dosis estarán y en lo que no se puede fallar es en la campaña de sensibilización necesaria para que se alcancen esos ratios. El objetivo es que este año la gripe circule por España lo menos posible.

Otro de los retrasos que se están produciendo en España y que está directamente vinculado con las vacunas es la homologación de las plantas de inyectables para animales que existen en nuestro país. A cierre de esta edición aún no hay nada confirmado, aunque hay dos proyectos que están más avanzados. Uno es el de la compañía Algenex, que trabaja en una vacuna contra el coronavirus y que está a expensas de firmar un acuerdo con una compañía farmacéutica española para que culmine el proceso de fabricación. La otra es CZVaccines, perteneciente al grupo gallego Zendal y que ya ha fabricado la vacuna pública española para los ensayos preclínicos (en animales) del inyectable La Agencia Española del Medicamento, dependiente del Ministerio de Sanidad, afirma respecto de Algenex que “la empresa no ha presentado aún la solicitud para su supervisión. Esta solicitud será atendida de la manera más ágil para evitar retrasos en el inicio de la fabricación”.

La vacunación es la táctica más adecuada para vencer a una enfermedad. Sin embargo, frente a una pandemia se deben tener a mano las máximas herramientas posibles para tratar de aplacar a la enfermedad porque, a pesar de la vacunación, seguirán cayendo personas enfermas. En este campo, además del Remdesivir, destacan un anticuerpo monoclonal que investiga Novartis y que se utilizaría para los pacientes de UCI. También destaca en los últimos tiempos un proyecto que lidera Roche junto a la compañía estadounidense Regeneron. Una de las aplicaciones más prácticas para este medicamento es su carácter profiláctico, es decir, podría servir como escudo para personas que estén muy expuestos a la pandemia, como los profesionales sanitarios.

Estudios prometedores

La ciencia también avanza y ha descubierto cómo algunos medicamentos que se utilizan hace muchos años para otras terapias pueden tener su función contra el virus. Entre ellas destacan la dexasometasona y algunos anticoagulantes. De los primeros hay estudios que aseveran que reducen un tercio las muertes por coronavirus. Los segundos amplían este porcentaje hasta el 50%.