Claves para un modelo ideal y sostenible de compra de vacunas en España

Actualmente, la sociedad está muy concienciada sobre la importancia de encontrar cuanto antes una vacuna contra el Covid-19, dada la envergadura de la pandemia que estamos viviendo. En pocos meses se han puesto en marcha más de 200 ensayos clínicos, y se han flexibilizado de una manera sin precedentes los procesos de investigación y comercialización. Sin embargo, la sociedad no está tan informada y preocupada sobre otras vacunas que ya existen y que se vienen aplicando regularmente para prevenir distintas enfermedades.

Conviene recordar que, en general, las vacunas son unas de las intervenciones de salud pública más coste-efectivas que existen. No solo evitan cada año miles de muertes y hospitalizaciones en todo el mundo, sino que también repercuten en unos sustanciales ahorros netos de costes para el sistema sanitario. Se estima que, en España, por cada euro invertido en vacunación infantil se ahorran hasta 22 euros adicionales en gastos directos e indirectos.

Por lo tanto, la vacunación es una intervención deseable tanto desde el punto de vista de la salud como del de la eficiencia económica. Conscientes de ello, las administraciones dedican continuos y crecientes esfuerzos a optimizar su inversión. Durante la última década, se pusieron en marcha en España modelos destinados a cohesionar el sistema, reducir los tiempos de tramitación y contener el gasto en vacunas. De hecho, solo en la última campaña de la gripe, el Acuerdo Marco de compra pública de la vacuna antigripal ha permitido al sistema ahorrar más de 4 millones de euros.

En la otra cara de la moneda, un mal diseño de estos modelos de compra pública de vacunas puede conllevar riesgos en términos de capacidad de suministro, sostenibilidad financiera del sistema y disponibilidad futura de nuevas vacunas. En este sentido, resulta clave analizar cómo se conforman actualmente los modelos de compra pública de vacunas en España, cuales pueden ser sus consecuencias y qué puntos sería deseable mejorar en su diseño de cara al futuro. Desde Weber, consultora especializada en economía de la salud y farmacoeconomía, hemos realizado un potente ejercicio en esta línea, con el objetivo de avanzar en el desarrollo de un acuerdo marco ideal y sostenible de compra pública de vacunas en España. En concreto, en este proyecto revisamos bajo qué criterios se adquirieron las vacunas de calendario y las vacunas de la gripe del acuerdo marco vigente, comparándolo con la situación que sería ideal en términos de sostenibilidad.

La situación “ideal” fue definida por un comité multidisciplinar de siete expertos en vacunas, a través de un análisis de decisión multi-criterio (ADMC) parcial donde se determinaron qué criterios de adjudicación, y con qué peso específico, deberían considerarse idealmente en el acuerdo, teniendo en cuenta al mismo tiempo su viabilidad jurídica. El ADMC es una herramienta de ayuda a la toma de decisiones que viene a complementar a la evaluación económica, considerando de manera explícita un rango más extenso de atributos de valor, en este caso centrados en el valor de la inmunización. Este ha sido el primer ADMC realizado hasta la fecha en el ámbito de las vacunas que se ha centrado en los criterios de adjudicación que idealmente deben regir la selección del adjudicatario en la compra pública.

En base a los resultados que presentemos en el recientemente celebrado III Foro de Salud Pública y Vacunas, con el aval de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y la colaboración de Sanofi Pasteur, en un acuerdo marco ideal y sostenible de compra pública de vacunas, los criterios técnicos de adjudicación deberían primar sobre los económicos, al contrario de lo que ocurre actualmente. El actual sistema estaría primando en exceso los aspectos económicos de la vacuna sobre los aspectos técnicos, tales como la efectividad, el impacto en la población o la persistencia de la inmunogenicidad, entre otros muchos. Por ejemplo, en vacunas de calendario, el peso promedio que se da actualmente al precio es del 68% de la decisión final, cuando, según los expertos, debería ser de solo el 22%.

Más allá de la importancia de cada criterio, los expertos también abogaron por ampliar el espectro de criterios de adjudicación a considerar en el acuerdo, especialmente en lo referente a la vacuna de la gripe. Asimismo, los expertos alertaron de que los criterios de adjudicación no deberían solaparse con las especificaciones técnicas p requisitos mínimos recogidos en el pliego de prescripciones técnicas. Este es el caso de criterios como el mantenimiento de la cadena de frío, el compromiso de abastecimiento o el plan de suministro a los puntos de vacunación.

Otro aspecto relevante a considerar es la ambigüedad en las definiciones de los criterios de adjudicación, que puede estar generando discrepancias en la interpretación de los mismos, por lo que se hace necesario contar con definiciones más precisas de los distintos elementos de valoración. Para evitar que sean recurridos judicialmente, los criterios deben además estar muy bien delimitados y baremados, y deben estar claramente vinculados con el objeto del contrato.

Por otro lado, y teniendo en cuenta que la misión de las vacunas no es ahorrar, sino buscar la mejor asistencia sanitaria pública, convendría dotar al acuerdo marco de una mayor flexibilidad para poder incorporar la innovación, con el fin de avanzar hacia la contratación de servicios y no solo de suministros. La Ley de Contratación Pública puede brindar oportunidades en este sentido. Otro elemento de interés que conviene no olvidar es la necesidad de potenciar la planificación de todos los procesos de contratación. En conclusión, para avanzar hacia una compra pública de vacunas más eficiente, equitativa y sostenible, debemos tratar de orientar el modelo vigente hacia el valor aportado por las vacunas, primando la innovación, mejorando la transparencia y equilibrando el peso que se le da a los distintos aspectos técnicos frente a los criterios económicos. La evaluación de los resultados obtenidos en la práctica sería sin duda una práctica deseable para avanzar hacia un nuevo modelo más orientado hacia el valor.