El hospital del futuro: más pequeño, más tecnológico y más humano

Predecir cómo será el hospital del futuro en mitad de la peor pandemia que hemos sufrido en el último siglo -que ningún algoritmo pudo predecir ni prevenir- es un ejercicio de alto riesgo. A partir de esta premisa, y para ajustar las expectativas a la realidad, utilizaremos un enfoque mucho más modesto y realista: imaginar cómo se van a adaptar los hospitales en los próximos años a retos que ya estamos viviendo hoy, singularmente tres: el envejecimiento de la población, la cronificación de la enfermedad y el avance imparable de la tecnología.

Para hacer frente a este triple reto, el ecosistema hospitalario, que hasta hace muy poco anclaba su origen conceptual en el siglo XVI con el nacimiento de los hospitales generales, empieza a organizarse hoy en torno a dos grandes tipos de infraestructuras: las sociosanitarias, destinadas al cuidado de los pacientes crónicos y/o dependientes, en las que la asistencia domiciliaria jugará un papel creciente; y los hospitales dedicados al tratamiento de los pacientes agudos, complementados por centros médicos encargados de los servicios no complejos y con un uso cada vez más extendido de la telemedicina.

En esta división entre crónicos y agudos encontramos la primera característica del hospital del futuro: serán centros más pequeños y, a la vez, capacitados para lo más complejo; con menos camas y menos profesionales; con estancias más cortas; crecientemente especializados; y, sobre todo, escalables. Esta última característica es esencial, como ha demostrado la crisis del Covid-19: el hospital del futuro debe tener capacidad para adaptarse a cualquier circunstancia de manera rápida y eficiente. Un ejemplo claro son las UCI: en el futuro, la infraestructura hospitalaria deberá estar preparada para convertir cualquier habitación en una unidad de cuidados intensivos si el paciente llegara a una situación crítica. Y esa será una situación habitual en hospitales centrados en la atención de pacientes agudos que obligará a extender la capacitación de su plantilla a estas características.

Para afrontar este reto contamos con el apoyo de la tecnología, la segunda característica paradigmática de los centros hospitalarios en un horizonte no demasiado lejano. El desarrollo tecnológico en el ámbito sanitario en los últimos años ha sido exponencial y, por el momento, esa tendencia se mantendrá. Los robots, las apps, los weareables para el control del paciente o los sistemas automatizados de triaje basados en el machine learning y la inteligencia artificial (IA) se extenderán por la red hospitalaria, entre otras razones porque mejoran la seguridad de los pacientes; aceleran el diagnóstico, el tratamiento y la recuperación; multiplican la capacidad de los profesionales; y ayudan a un uso más eficiente de los recursos. Para aprovechar las ventajas de esta tecnificación es esencial trabajar en el desarrollo de tres vectores: la interconexión entre centros y equipos que trabajarán en red, aprovechando tecnologías como el 5G; la formación de equipos multidisciplinares; y la creación de áreas de formación y adaptación profesional en los propios hospitales para garantizar la actualización permanente del conocimiento que poseen sus equipos.

Este último factor, la formación, combinada con la capacidad de investigación, será decisivo para establecer el nivel de calidad de cada centro. La tecnología por si sola no será un factor de diferenciación: lo volverán a ser las personas, los profesionales. En este sentido, en los próximos años asistiremos al desarrollo de nuevos roles entre el personal sanitario. Los futuros médicos, además de estar superespecializados en su área, deberán ser gestores de datos; desarrollar un vasto conocimiento en genética; y contar con una gran capacidad para comunicar en salud.

En este nuevo escenario, los hospitales incrementarán su oferta asistencial. La combinación de la tecnología con el avance de la genómica nos acercarán a la medicina personalizada y de precisión. En este sentido, la incorporación de herramientas como la nanotecnología revolucionarán nuestra capacidad diagnóstica y de tratamiento. Esta innovación, centrada en el paciente e impulsada por los profesionales, será un elemento central en la configuración de los hospitales del futuro, que seguirán teniendo la excelencia -técnica, de procesos, de servicio- como gran reto.

En los próximos años, algunas -muchas- cosas cambiarán. Es una ley inexorable al progreso humano. Sin embargo, algunas otras permanecerán inalterables. Una de ellas es la necesidad de respetar la dignidad individual de la persona enferma y atender sus necesidades de manera integral, con el objetivo no solo de curar su patología sino de cuidar al paciente y permitirle participar de forma proactiva e informada en la toma de decisiones. Por eso, el Grupo ASISA, del que forma parte el Grupo Hospitalario HLA, recoge en su código ético el compromiso permanente por trabajar poniendo los derechos del paciente en el centro de nuestro quehacer. Así lo seguiremos haciendo, porque la humanización de la sanidad seguirá siendo un reto central en el futuro.

Por paradójico que parezca, en un sistema sanitario ultratecnificado, la clave de todo seguirá siendo la excelencia humana. Y para alcanzarla en el hospital del futuro es imprescindible reforzar la calidad de la educación que reciben los profesionales sanitarios con el fin de dotarles del soporte ético que requiere el ejercicio de la medicina.

Alan C. Kay, uno de los ingenieros informáticos más destacados y pionero en el desarrollo de sistemas para facilitar la comunicación entre humanos y máquinas, decía que “la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo” y llamaba a ser proactivos y no conformarnos con el futuro que llegue. En ocasiones, los sanitarios corremos el riesgo de ser reactivos frente a la realidad. Cuando lo hacemos, nos equivocamos. Por eso, frente al futuro tecnificado, impersonal, lleno de pantallas y gadgets, estamos a tiempo de construir hospitales donde el factor humano siga siendo diferencial, donde el paciente y los profesionales sean el eje que da soporte al conjunto.