Ahora más que nunca, promoviendo la vacunación del adulto

La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 ha puesto de manifiesto, como nunca antes, el valor que tienen las vacunas para evitar enfermedades. Y es que, en el contexto actual, en el que no disponemos de tratamientos efectivos para combatir este coronavirus, disponer de una vacuna se ha convertido en la máxima prioridad.

Autoridades sanitarias, academia, industria y otras entidades están trabajando sin descanso, de forma colaborativa, en la búsqueda de un remedio para el virus y hasta el momento existen más de 150 proyectos de vacunas en desarrollo, de los cuales 15 se encuentran ya en fases de estudio clínico. Sin embargo, hasta que podamos anunciar la disponibilidad de la ansiada vacuna frente al Covid-19, los profesionales sanitarios debemos trabajar con el arsenal preventivo y terapéutico con el que contamos en la actualidad.

No es infrecuente que coexista más de una infección en un mismo individuo. Ya en pandemias anteriores se objetivaba que la sobreinfección por otros microorganismos, y sobre todo por bacterias, explicaba en muchos casos la mala evolución del paciente y su fallecimiento. En concreto, el neumococo, principal causa de neumonía en el adulto, es la bacteria que se ha encontrado más frecuentemente coinfectando a pacientes con gripe y se ha observado una mala evolución durante las últimas pandemias gripales.

Este es un campo todavía incipiente en el contexto del Covid-19, pero los primeros datos muestran que el virus SARS-CoV-2 puede acompañarse de otros microorganismos, si bien no sabemos el papel exacto que estos otros patógenos juegan, es decir, si su presencia hace más o menos grave la evolución del Covid-19. Así, se ha visto en algunos trabajos que en el caso de la gripe encuentran la presencia simultanea de este virus con el SARS-CoV2, en algunas series hasta en la mitad de los casos, e incluso que el pronóstico podría ser peor cuando la coinfección es por gripe B.

En otro estudio con pacientes Covid-19 en el que usaron métodos moleculares diagnósticos, los autores encontraron un patógeno adicional en prácticamente todos los casos, siendo el más frecuentemente detectado el neumococo. Indudablemente es pronto para saber el papel exacto que estas coinfecciones pueden tener en el pronóstico del Covid-19, pero lo que sí parece claro que, entre ellas, la gripe y el neumococo, disponen ya de vacunas, que además, están recomendadas y financiadas en muchos de los principales grupos de riesgo de Covid-19.

Hay otras vacunas que podrían tener efectos beneficiosos inespecíficos frente al Covid-19, a través del entrenamiento de nuestro sistema inmune. Esta posibilidad se ha demostrado frente a otras enfermedades infecciosas con vacunas como la de la tuberculosis -BCG-, la del sarampión, o la vacuna oral de la polio, y es por ello que muchos autores han sugerido que podrían ser también beneficiosas frente al SARS-CoV-2.

Se trataría de efectos heterólogos o no específicos, más allá del microorganismo diana para el que fueron desarrollados, pero de momento es sólo una hipótesis que debe de ser analizada a través de ensayos clínicos, algunos de los cuales se realizarán próximamente en nuestro país.

La confluencia de gripe y/o neumococo en un paciente con Covid-19, podría generar una tormenta perfecta, motivo por el que aun sin tener la certeza de que esto ocurra, las autoridades sanitarias, los expertos y las sociedades científicas se han aunado a la hora de reforzar la importancia de mantener la vacunación rutinaria y asegurarnos de que todos tenemos el calendario vacunal al día, y especialmente los grupos más vulnerables.

Y es que, aunque realmente la coinfección por gripe o neumococo careciese de impacto en la evolución del Covid-19 en un paciente en particular, estaremos evitando consultas, ingresos, enfermedades que aumentan nuestra vulnerabilidad, infecciones “no-Covid” que podrían contribuir a comprometer nuestro sistema sanitario o que quizás no pudiesen tratarse adecuadamente por su colapso.

Mientras esperamos la vacuna frente al Covid-19, estamos ante una oportunidad única de situar a la vacunación del adulto en el sitio que se merece, optimizando la utilización de herramientas que sabemos que funcionan. En concreto, cuando hablamos de vacunas como la vacuna de la gripe estacional y la vacuna conjugada antineumocócica, hablamos de vacunas seguras y eficaces, y que en muchas comunidades están indicadas y financiadas en los mismos grupos en los que el SARS-CoV2 tiene mayor gravedad: adultos de edad avanzada, sujetos con comorbilidades como enfermedades cardiovasculares o diabetes... En definitiva, las personas con mayor riesgo de neumonía, cuadro que producen en común estos tres patógenos.

Independientemente del papel que tanto el neumococo como la gripe puedan tener en colaboración con el virus SARS-Cov-2, la carga de enfermedad prevenible mediante vacunación es lo suficientemente importante como para insistir aún más en su prevención. Podemos prevenir muchas neumonías que no son Covid-19, pero que también matan. Vacunemos frente a neumococo desde ya, y vacunemos frente a la gripe en cuanto esté disponible.