Las terapias CAR-T desafían, otra vez, al sistema público de salud

Estos nuevos tratamientos se aplican en España entre la satisfacción de los médicos y la preocupación por cómo administrarlos cuando lleguen más pacientes

Las terapias CAR-T son la avanzadilla de una nueva forma de tratar el cáncer que ha llegado por la vía de los tumores hematológicos, los que afectan a la sangre, pero que están ofreciendo indicios cada vez más sólidos de ser también tratamientos clave en el futuro de los tratamientos de otras enfermedades de la esfera de la oncología, con varios análisis en curso sobre su eficacia y seguridad en casos de tumores sólidos. Dicho de una manera muy grosera, la terapia consiste en obtener células del paciente y modificarlas para que se conviertan en células destructoras de tumores. En el LXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y el XXXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), que acaba de celebrarse en formato virtual, los expertos han reflexionado sobre la enorme aportación que han supuesto y lo que habrá que hacer para estar preparados cuando haya muchos más pacientes que puedan beneficiarse de ellas.

Para implantar las terapias CAR-T en España se diseñó un plan específico que incluía protocolos, comités de aprobación y seguimiento y centros hospitales autorizados, ya que se requieren ciertas condiciones técnicas y de personal para ponerlas en práctica. Varias comunidades protestaron por la desigual distribución de esos hospitales y por su escaso número. Con todo, las CAR-T han llegado a emplearse con éxito, si bien aún están lejos de llegar a todos los pacientes que se perfilan como buenos candidatos a recibirlas.

José María Moraleda, presidente del comité científico de la SEHH y jefe del servicio de hematología del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia) es uno de los especialistas que califica el plan nacional de “gran avance”, con la cautela de que necesita un desarrollo ulterior para que las CAR-T lleguen a todos los pacientes que las necesitan. Él destacaba que ahora mismo se reserva su uso a pacientes con enfermedad muy avanzada, pero ya hay ensayos clínicos en los que se aprecia que los resultados son mejores, y más duraderos, cuando se emplean en fases anteriores de la enfermedad.

Ese sería solo un primer paso en la ampliación del número de pacientes en los que pueden emplearse. También se están estudiando otras indicaciones, como tumores sólidos.

Para José María Moraleda: “Son terapias que han venido para quedarse, y están creciendo de forma exponencial. Tenemos que adaptarnos en su manufactura, en precios, incluso para la posibilidad de administrarlas de forma ambulatoria. Por eso hay que prepararse, para que los centros de excelencia -con experiencia en terapias celulares- que tenemos en España, que son más de 79, tengan CAR-T disponibles para sus pacientes”.

Ramón García Sanz, presidente de la SEHH y facultativo del servicio de hematología y hemoterapia del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, coincidía en que ha habido éxito en la implantación de las CAR-T, con el matiz de que “es un éxito que debe ser continuado”. Para empezar, de todos los procedimientos que tenían previsto hacer -alrededor de 400- se ha llegado a menos de la mitad. “Hay problemas de acceso y tenemos que mejorar para que estén disponibles, siempre que estén indicadas, naturalmente”, añadía.

Para Felipe Prósper, co-presidente del comité organizador del encuentro y co-director del servicio de hematología y hemoterapia de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), es esencial que se garantice el acceso equitativo a estos tratamientos innovadores y a otros que se están desarrollando en el campo de la hematología, aunque sean muy caros. “La limitación en el número de centros autorizados y la estrecha supervisión por parte de varios comités hace dudar que el plan de CAR-T pueda seguir funcionando cuando se aprueben más indicaciones. Habrá que cambiar partes del modelo, o partes del mismo”, ha declarado el experto en el transcurso de la rueda de prensa virtual que ha servido para presentar a los medios el encuentro científico.

La cumbre de la hematología nacional ha sido también un foro para abordar la pandemia de Covid-19. José Antonio Páramo, presidente de la SETH y co-director del servicio de hematología y hemoterapia de la CUN, ha destacado la enorme presencia de la enfermedad en el quehacer diario de los hematólogos, especialmente en el ámbito de la trombosis y la hemostasia. De las 149 comunicaciones recibidas sobre la nueva enfermedad para ser presentadas en el congreso, 82 tienen que ver directamente con ella. “Un 30% de los pacientes con Covid-19 desarrollan complicaciones trombóticas”, ha explicado el experto.

Roni Shouval, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (Estados Unidos) ha sido uno de los ponentes internacionales del congreso. En su intervención sobre inteligencia artificial ha aventurado que “en la próxima década, gran parte de los sistemas médicos dependerán cada vez más de las herramientas de apoyo a las decisiones basadas en el aprendizaje automático, algo que aumentará la seguridad y la eficacia de nuestros tratamientos”. No obstante, insistía en que en ningún caso estas herramientas, por sofisticadas que sean, podrán sustituir al médico, que seguirá siendo quien tome las decisiones finales.

También se ha hablado de diagnóstico molecular, un conjunto de técnicas que permite afinar al máximo el tipo de paciente y el tratamiento de diversas dolencias del espectro de la hematología. Jesús María Hernández, del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, ha dicho al respecto: “Debemos seguir la senda marcada hasta ahora para que este diagnóstico siga siendo una pieza clave en el enfoque inicial del enfermo hematológico. Las decisiones terapéuticas que se están empezando a tomar en las leucemias agudas se están basando en el uso de esta tecnología y es lógico que, muy pronto, se incorporen también a otros procesos crónicos”. A su modo de ver, el Sistema Nacional de Salud debería considerar el diagnóstico molecular como una oportunidad de mejora y de innovación, e invertir más en el diagnóstico genético.

En la sesión sobre trastornos plaquetarios José María Bastida, coordinador del Grupo Español de Alteraciones Plaquetarias Congénitas (GEAPC), recordaba que el diagnóstico genético tiene una repercusión directa en las decisiones clínicas, ya que “un diagnóstico correcto evita tratamientos inapropiados y redunda en la mejor calidad de vida de nuestros pacientes”.