Las empresas de la salud forman parte de la solución

En esta crisis del coronavirus CoVid-19 la industria de la salud está mostrando una actitud proactiva y cooperativa con los gobiernos para proporcionar medicamentos, desarrollar terapias y tratar pacientes con uso compasivo, incluso sin beneficios, dando a entender que forman parte de la solución. De hecho, varias biotecnológicas y farmacéuticas se han movido rápidamente para buscar posibles terapias y vacunas eficaces. Aunque algunas han indicado ciertos retrasos en ensayos clínicos en hospitales debido a la situación, tienen capacidad para atender la posible demanda los próximos seis meses.

Hay que tener en cuenta que el coronavirus CoVid-19, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra una tasa de propagación de 2,5, es decir cada positivo afecta en promedio a entre dos y tres personas (exponencial). Su tasa de mortalidad es entre 1 y 10% en función de la capacidad para absorber pacientes y proporcionar asistencia del sistema de salud de cada país, siendo en promedio cercana a 3,5%. Sin embargo, en la gripe común la tasa de contagio es 1,5 y la mortalidad del 0,2%. Por otra parte, el virus del SRAS fue dos veces más contagioso, cinco personas por cada infectado y la mortalidad llegó a ser del 50%. Ahora bien, su contención fue más simple, dado que sólo las personas sintomáticas, fáciles de detectar y aislar -la mayoría necesitó hospital-, pudieron infectar a otras. Sin embargo, en el caso de CoVid-19 las personas asintomáticas también son contagiosas.

El caso es que dejar al virus circular libremente implica que hasta el 80% de la población puede quedar afectada y el sistema de salud incapaz de tratar pacientes, con multiplicación de la mortalidad por diez. Efectivamente, para mantener la tasa de mortalidad entre 1% y 2% hay que evitar la saturación de instalaciones hospitalarias, como ocurrió en la provincia china de Hubei. Afortunadamente los gobiernos han tomado las medidas oportunas para bloquear la propagación, mediante imposición de distancias físicas y sociales y confinamiento de los ciudadanos, así como aumento de la capacidad del sistema sanitario y de dispositivos. Ahora en general los países asiáticos han sobrepasado el máximo de contagios y han sido capaces de contener el virus. En el caso de China, mediante un confinamiento durísimo, mientras que Japón, Corea del Sur y Taiwán, a pesar de no haber establecido medidas tan estrictas, gracias a que contaban con experiencia previa con virus anteriores MERS-CoV y SARS-CoV, estaban mejor preparados que los países europeos o EEUU. Ahora la relajación de medidas puede tener lugar cuando los nuevos casos hayan disminuido claramente. Para ello se requiere aumentar la cantidad de test y el seguimiento de contactos con casos positivos, para conocer cómo de diseminado está el virus entre la población y evitar que vuelva. Al respecto muchos países están todavía por debajo de la capacidad óptima de test.

Ahora bien, en fases tempranas de la enfermedad pueden ser útiles los antivirales. Es el caso de Remdesivir de Gilead, con buenos resultados in vitro y cuyos datos de ensayos clínicos se van a conocer pronto este mes de abril. Tiene el inconveniente de que su aplicación es intravenosa. Pero su fabricación es escalable y puede tener uso preventivo. Gilead está cediendo sin beneficios su uso compasivo en pacientes. Por su parte la hidroxicloroquina, empleada para la malaria, es muy accesible y barata, presentándose para ingesta y habiendo también mostrado buenos resultados in vitro. Además, también puede tener uso profiláctico. Ahora bien, tiene efectos secundarios y debe administrarse bajo control médico. De momento sus datos son mixtos, aunque prometedores. Habrá que esperar a mayo. Sin embargo, la aplicación de Kaletra (interferón) ha dado resultado negativo en un primer estudio. Aunque estimula el sistema inmunitario puede empeorar las cosas para el paciente.

En estadios de enfermedad grave tardía es la propia respuesta del sistema inmunitario la que puede crear daño. Al respecto Sanofi y Regeneron están en ensayos clínicos con Kevzara y Roche con Actemra. Son medicamentos biológicos ya aprobados para tratar la artritis reumatoide, seguros, aunque caros y probablemente sólo beneficiosos en el estado final de la enfermedad. Puede haber datos para el verano. Sin embargo, los corticosteroides, aunque muy disponibles, muestran datos mixtos y muchos efectos secundarios.

Sea lo que sea, las aplicaciones médicas más poderosas para luchar contra la propagación son las preventivas o profilácticas. En primer lugar, los anticuerpos monoclonales son capaces de actuar en una región del virus y neutralizarlo. Tienen la ventaja de que su desarrollo es más rápido que las vacunas, aunque son más difíciles de escalar y caros, probablemente sólo útiles para trabajadores sanitarios de primera línea. Es el caso del anticuerpo de Regeneron, con posibles resultados para el verano. También resulta eficiente el uso de plasma de convalecientes, hasta el punto de que un paciente recuperado puede proporcionar hasta diez dosis profilácticas. Incluso se puede probar su efectividad terapéutica a dosis más altas. Ahora bien, requiere pruebas serológicas y dificultades logísticas.

Es el caso de las vacunas, cuyo desarrollo puede requerir 18 meses e incluso tardar años, ya que es necesario que sean muy seguras y sin efectos secundarios peligrosos. De momento se han puesto en marcha ensayos clínicos disponibles en tiempos récord. Están destinados a incrementar la respuesta inmunitaria y pueden generarse por inoculación del virus desactivado o proteínas del mismo -incluso creadas en laboratorio-. Son difíciles de producir, pero también eficaces. En ello trabajan Sinopharm, Novavax, Sichuan Clover, Biopharmaceuticals Dynavax y otras. Es posible que tengamos los primeros resultados este verano.

El otro método es la inyección de ácidos nucleicos ADN/ARN del virus en pequeñas partículas lipídicas. Son más fáciles de producir, aunque potencialmente menos eficaces en cuanto a respuesta inmune. Ya hay ensayos de Moderna, CureVac, BioNTech (mRNA) e Inovio Pharmaceuticals y otros (ADN). También es posible inocular otro virus que no causa enfermedad para canalizar la proteína causante, lo que exploran JnJ y el instituto Pasteur. Es probable que haya que esperar a finales de año para tener resultados.