Pacientes crónicos: el reto de la atención en la enfermedad renal

Las personas con enfermedad renal crónica que necesitan hemodiálisis han tenido que seguir acudiendo a los centros sanitarios para ser tratados, incluso en periodos de confinamiento. Muchas veces son personas vulnerables, con enfermedades añadidas -como diabetes-, y un sistema inmune debilitado.

Dicen los expertos de la Sociedad Española de Medicina Interna que la pandemia de Covid-19 se sumará a la pandemia de pacientes crónicos “que ya existía” y supondrá una amenaza sin precedentes para el sistema sanitario. Según la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER), en España hay 61.700 personas con nefropatía crónica que necesitan hemodiálisis o procedimientos similares para sustituir la función de sus riñones. La Sociedad Española de Nefrología asegura que 2.000 de esas personas se han contagiado con el nuevo coronavirus, y más de 450 han fallecido por esa causa. Pasara lo que pasara, en periodos de confinamiento o relajación de las normas, ha habido más de 24.000 personas que han tenido que seguir saliendo varios días a la semana de su casa para recibir diálisis. .

Para contribuir a su seguridad en tiempos de pandemia se ha elaborado una guía con recomendaciones y pautas de prevención que incluye los centros de diálisis y el hospital, pero también consejos para llevar una rutina saludable e incluso cuidados de salud emocional. En el documento han colaborado Fresenius Medical Care (FMC) y ALCER.

Daniel Gallego, presidente de ALCER, explicaba recientemente que las citas con el médico quedaron automáticamente canceladas en los momentos más duros (de la primera ola). “Se hicieron por vía telefónica o telemática, pero los tratamientos de diálisis siempre han estado asegurados, porque no tener función renal es incompatible con la vida”, ha declarado. La federación, con el soporte de equipos multidisciplinares, ha seguido ofreciendo apoyo virtual y telefónico “sobre todo psicológico, social y de soporte nutricional, algo que preocupa especialmente a estos pacientes”. Recordaba asimismo que al comienzo de la pandemia el miedo a acudir al centro de diálisis o al hospital era la norma, así que recibieron y dieron respuesta a un gran número de consultas al respecto.

Cuando a la enfermedad crónica se le une otra dolencia -los médicos llaman a esta circunstancia comorbilidad o pluripatología-, la mejora de la coordinación en la atención a las personas afectadas es más importante que nunca, según Ignacio Vallejo, coordinador del Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Medicina Interna para Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada.

“Son pacientes que se descompensan y que tienen un alto requerimiento de cuidados. Lo ideal sería su permanencia en el domicilio, con una buena salud y calidad de vida, siendo atendidos en ese entorno por el equipo de Atención Primaria”. Este especialista considera muy importante contar con todos los implicados: personal de enfermería, médicos de familia, trabajadores sociales, farmacéuticos y especialistas”, ha indicado.

La pandemia está dejando sentir sus efectos directa e indirectamente sobre la población de pacientes crónicos. El confinamiento ha dificultado además la continuidad de estrategias de salud pública para la promoción de los hábitos saludables y la prevención de enfermedades como la obesidad, la diabetes, la hipertensión y la obesidad, todas ellas estrechamente relacionadas entre sí y con el funcionamiento de los riñones.

Según Ignacio Vallejo, ya estamos viendo las consecuencias del nuevo coronavirus. En el sistema sanitario, porque ha hecho evidente la fragilidad de sus estructuras. En la salud de los pacientes crónicos, no solo son patentes ya sus consecuencias, es que “las seguiremos viendo en los próximos meses y años”.

En el VI Congreso Paciente Experto organizado por la Fundación Española del Corazón, el primero que se ha celebrado de forma virtual, José Manuel Garcí, presidente de la Federación Gallega de Diabetes (FEGADI) mostraba la disposición de las asociaciones a participar en la adaptación del sistema a las nuevas circunstancias y a su mejora en general, pero hacía hincapié en que hay que tener en cuenta su criterio, que puede orientar intervenciones a áreas prioritarias de atención. Refiriéndose a las consultas que efectúan los organismos que adoptan decisiones sobre recursos sanitarios, decía: “Los pacientes no queremos ser los últimos -en ser llamados-, queremos ser los primeros”. El asociacionismo puede desempeñar un papel clave en las decisiones sanitarias, apuntando cuáles son las necesidades clave y colaborando en la elaboración de estrategias que atañen a su salud.

Joan Carles March, codirector y profesor de la Escuela de Pacientes Andaluza de Salud Pública, que intervino en el mismo encuentro, se refirió a los pacientes como “el recurso menos utilizado del sistema”. A su modo de ver, eso es algo que tiene que cambiar: “Es un elemento fundamental, la calidad de la atención mejora cuando las decisiones son compartidas con los pacientes; es más, los costes se reducen”, asegura.