La telemedicina como solución, también, después de la pandemia

La crisis de la Covid-19 ha tenido distintos impactos en materia de salud pública en España. Por un lado, impactos directos, derivados de la acción fisiopatológica del virus en pacientes contagiados. Pero también ha tenido unos efectos indirectos, con consecuencias negativas en pacientes con patologías ajenas al virus, debido a tres circunstancias: la redistribución de profesionales sanitarios a casos relacionados con la Covid-19, resultando en un déficit de atención en el resto de las patologías; la limitación del personal disponible por las más de 50.000 bajas de personal sanitario contagiado; y la complejidad operativa en el ámbito de la prestación de servicios, por la necesidad de habilitar distintas zonas en centros sanitarios, limitando el uso de espacios para patologías ajenas al virus. Sin embargo, toda amenaza suele traer consigo una oportunidad y esta situación, combinada con las dificultades en los desplazamientos, está suponiendo un impulso para el desarrollo de la telemedicina en España.

La telemedicina está aportando flexibilidad a los profesionales, para combinar la actividad clínica habitual con la requerida durante la pandemia y está permitiendo a los sanitarios infectados, particularmente aquellos asintomáticos, seguir desarrollando su actividad profesional, sin suponer un riesgo. Unas lecciones aprendidas que han acabado por concienciar a los principales stakeholders de sus beneficios. A continuación, se detallan algunos ejemplos.

El Sistema de Salud catalán lanzó una plataforma de e-consulta en el 2015 que permitía al médico realizar un seguimiento de ciertas patologías del paciente de forma totalmente digital. Sin embargo, su recepción fue limitada. Durante los meses de confinamiento, en Cataluña la estructura de consulta tradicional cambió abruptamente, invirtiendo el 70-30 original del peso de las visitas presenciales frente a las telemáticas en tan solo un mes. Las consultas diarias de telemedicina crecieron de 3.000 a 20.000.

Así lo corroboran otros actores de referencia como Elma, aseguradora digital de salud, que durante el confinamiento ofreció sus servicios de telemedicina a empresas como MásMóvil, Indra o PwC y que ha incrementado su negocio exponencialmente, multiplicando por cinco las altas y por siete las consultas médicas semanales. Blua, perteneciente a Sanitas, también incrementó el número de consultas diarias en 15 veces.

Elma realizó un estudio, el pasado junio, entre sus clientes, llegando a las siguientes conclusiones. Antes de la Covid-19, solo el 29% conocía los servicios de telemedicina y solamente un tercio los había utilizado. En la actualidad, cuentan con una gran aceptación entre sus usuarios: más del 80% califica la app con la máxima puntuación (4/5) y piensan seguir usándola en el futuro.

Según Elma, la telemedicina puede contribuir a la reducción de costes, al disminuir los actos médicos innecesarios, actuando de filtro y facilitando la consulta previa a la prestación presencial de servicios. La aseguradora ha detectado una potencial reducción de actos médicos presenciales del 30% en los servicios de urgencias y del 80% en las consultas de atención primaria y medicina de especialidad, ofreciendo valoración y seguimiento continuo telemático.

La compañía Teladoc, especializada en la asistencia médica virtual, considera que la telemedicina es una alternativa a las consultas presenciales dado que 92% de sus pacientes resuelven sus problemas sin necesidad de una visita presencial.

Una encuesta realizada por PwC entre 150 profesionales sanitarios -75% de hospitales y 25% de servicios primarios-, concluía que el 15% de los médicos en hospitales y el 25% en servicios primarios empezaron a usar la telemedicina a partir del periodo del confinamiento y lo siguen usando a raíz de lo positivo de la experiencia. Entre las razones que motivaron su uso, los encuestados destacan por un lado la necesidad ante la imposibilidad de realizar consultas presenciales, pero también el atractivo que genera esta tecnología.

Entre las especialidades médicas con más proyección del uso de telemedicina, los profesionales destacan las de Dermatología, Medicina General y Pediatría. Los encuestados consideran como inconvenientes a solucionar en el futuro, la potencial pérdida de información en el diagnóstico médico y, en algunos casos, el peor trato que se puede generar con el cliente durante la consulta.

Actualmente en el mercado de telemedicina español se distinguen dos modelos de negocio distintos: las plataformas digitales y el modelo asegurador. Las plataformas como, por ejemplo, Top Doctors, Doctoralia o Mediquo se han posicionado frente al usuario final bajo un modelo de suscripción o pago por uso, actuando de intermediarios de citas médicas -marketplaces-, para agilizar el acceso a la medicina presencial. Sin embargo, como resultado de la Covid-19, han ido potenciando diversos servicios de telemedicina. Doctoralia, por ejemplo, ha integrado en su plataforma una nueva herramienta de videollamadas, y Top Doctors ha ofrecido un servicio de telemedicina a sus médicos.

Por otro lado, las aseguradoras de salud tradicionales como Mapfre (Savia) o Sanitas (Blua) han ido incorporando productos de telemedicina a su portfolio, con el fin de mejorar el servicio proporcionado a sus asegurados.

El cambio hacia un modelo en el que las consultas digitales ganen peso frente a las presenciales reducirá la necesidad de hospitales y centros de salud, pero para que esto ocurra hacen falta un repositorio común del historial médico y una implantación total de la receta electrónica.

A medida que la implantación de la telemedicina vaya ocurriendo, el sector sanitario verá cómo es capaz de capitalizar sus ventajas. Un proceso que se ha visto radicalmente acelerado por la Covid-19 y que no esperamos que pare en el futuro.