La preparación de la transformación digital diferenciará organizaciones

La aceleración de la transformación digital forzada por la pandemia del nuevo coronavirus va a definir nuevos modelos organizativos en la atención sanitaria. La preparación de estructuras de seguridad y la adaptación de los procesos diferenciará las organizaciones que prosperen, e incluso sobrevivan.

La pandemia nos ha pillado a todos con el paso cambiado. En las organizaciones que tienen la responsabilidad de proporcionar atención médica los cambios para garantizar la continuidad se llevaron a cabo de forma inmediata. Ahora tienen ante sí el reto de abordar la verdadera transformación digital, que los expertos consideran una frontera entre las organizaciones que cambiarán, crecerán y las que se quedarán atrás.

Javier Peris, vicepresidente ejecutivo de itSMF, insiste en la importancia de diferenciar digitalización y transformación digital. El primero consiste en realizar la misma actividad con un soporte tecnológico nuevo. Un ejemplo sería el ecommerce o la instalación de ciertos dispositivos sin más, por sustancial que sea la inversión. En la transformación digital se va un paso más allá y se producen cambios en los procesos. “La aportación de valor tiene su origen en la transformación digital”, declaraba el experto en la tercera edición de la jornada IDIálogos, que ha tenido como tema de debate El Covid-19 como acelerador de la transformación digital.

Es el mismo planteamiento que se puso sobre la mesa en el reciente debate La Transformación Digital del Sistema Sanitario y la Medicina del Futuro de la Fundación Instituto Roche. “Salud digital no es digitalizar la salud” sino ir más allá, como aclaró en el encuentro Fernando Martín, profesor de investigación en informática biomédica del Instituto de Salud Carlos III, uno de los ponentes que participó en este encuentro. En ese mismo marco, Pablo Serrano, director de planificación del Hospital Universitario 12 de Octubre expuso cómo la transformación digital va a afectar al modelo asistencial.

En la transformación digital desempeña una función clave la cultura de la organización, en todos sus niveles. Desde un punto de vista práctico, Peris considera que el impulso definitivo viene de la capacidad de persuadir a la dirección de que el proceso es beneficioso y habrá un retorno de la inversión. “Ahora mismo, lamentablemente, nos hemos visto empujados por la pandemia, que ha hecho que los cambios que estaban en marcha se hayan acelerado diez años”, explicaba.

A propuesta de Marta Villanueva, directora general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), que ejerció como moderadora del debate, Mariano Benito, coordinador de Cloud Security Alliance España abordó la cuestión de la seguridad en las organizaciones sanitarias en este contexto. El experto lamentaba que los grandes ganadores de la crisis sanitaria que vivimos hayan sido los criminales que han atacado las empresas, bien pidiendo rescates por desbloquear actividades absolutamente imprescindibles -hablamos de asistencia sanitaria- o accediendo a información muy sensible, datos de salud de las personas. “Quienes tenían planes de seguridad testados de forma habitual han superado la situación con cambios menores. Los que no tenían, se han visto obligados a improvisar. Los que tenían planes guardados en un armario han tenido que improvisar también. Se pueden hacer las cosas mejor o peor, pero nunca tan bien como resultan cuando todo está pensado de antemano”, advertía. En su experiencia, si no se potencia la seguridad con pruebas de penetración y de vulnerabilidad efectuadas de forma sistemática “estaremos construyendo un gigante con los pies de barro”.

Francisco González-Calero, lead advisor internacional en Govertis, aplicaba esa orientación a la previsión después del golpe inicial al desempeño de actividad habitual: “Si fuimos capaces de teletrabajar, ahora habrá que ir reforzando esa práctica, pero obviamente fundamentándola con una política, una normativa, un protocolo de teletrabajo que permita pasar de una situación de relativa normalidad al teletrabajo nuevamente dentro de un diseño que contemple la protección de los datos en todo el proceso”, recomendaba.

Mariano Benito compartía la reflexión de que en el mundo de la sanidad está bastante extendida la idea de que la transformación digital es necesaria, al menos cuando se compara con organizaciones de otros sectores: “Sabíamos que teníamos que hacerlo, aunque no lo hayamos hecho. No obstante, quiero romper una lanza en favor de quienes sí estaban preparados, que los había. No todo han sido malas noticias”.

Javier Peris aseguraba que ya no cabe duda de que la tecnología es un factor que frena o acelera la actividad, pero que nunca pasa por la organización sin surtir un efecto. Para él, quienes tenían interiorizada la transformación digital no solo han resistido mejor el envite, sino que algunos de ellos han crecido por encima de sus expectativas precisamente por el impulso que les han dado las tecnologías.

Mariano Benito dijo, además, que para las organizaciones sanitarias, un elemento clave de protección es ser consciente de que los ataques van a producirse, que los criminales no van a dejar de actuar y que se les ocurrirán nuevas formas de atacar. A ese cambio cultural debe seguirle la dotación de personal con formación especial para la monitorización.

Ante la cuestión de cómo integrar la historia clínica interoperable, “crucial para los pacientes” según Marta Villanueva, en los procesos de transformación digital, Francisco González-Calero descartaba que la Ley de Protección de Datos vaya a suponer un escollo. Es importante, matizaba que se disponga de sistemas compatibles, un reto considerable teniendo en cuenta que en la práctica estamos ante 17 sistemas sanitarios, a lo que habría que sumar la sanidad privada y las compañías aseguradoras. Con todo, es posible si se delimita claramente qué figura o figuras van a ser responsables del tratamiento de los datos. Además sugería que se evalúe la posibilidad de requerir del paciente una acción positiva para el tratamiento de los datos -por medio de un código o un mensaje al móvil, quizá-.

En ese punto del debate Mariano Benito razonó que existe una idea “patrimonialista” respecto a los datos de los pacientes, y que es posible que las reticencias tengan su origen en la resistencia a compartir información que se considera propiedad de la organización, más que de los pacientes. González-Calero se mostraba de acuerdo. “La propia ley dice que la historia clínica es poco menos que sacrosanta, y sí tiende a patrimonializarse.

Al final del día, todos tenemos derecho a acceder a nuestra historia clínica. Las organizaciones que no facilitan el cambio por recelo están creando un exceso de actividad. Si el paciente la pide tendrán que proporcionársela, pero probablemente con mayor coste y una mayor carga de trabajo por efecto de esas resistencias”, afirmaba.

Javier Peris se mostraba totalmente de acuerdo y recordaba que “todavía creemos que el dato es del hospital y no es así, es del paciente”.

La propiedad de los datos tiene que tenerse siempre presente, añadía González-Calero. Este experto planteaba que las grandes ventajas de la transformación digital para el paciente y para las organizaciones sanitarias privadas y públicas son múltiples: monitorización de la salud con dispositivos wearables, entre otras muchas, pero -también por seguridad- debe permitirse que el propio paciente desactive los permisos temporalmente si así lo desea o si se intuye algún problema.