De ahorrador a inversor, no hay opción

Menudo arranque de año! Parece que nos azota la tormenta perfecta. La inflación está disparada por, entre otras cosas, el encarecimiento de materias primas como el gas y el petróleo. Caminamos hacia una normalización monetaria: crecen las expectativas de subida de tipos de interés –de la Reserva Federal de Estados Unidos- el mercado descuenta un alza de tipos de 50 puntos básicos en marzo y del Banco Central Europeo un alza mucho más suave para octubre o diciembre. Suenan tambores de guerra por el conflicto entre Ucrania y Rusia; Ómicron aún cabalgando por nuestras calles y manteniendo ciertas restricciones en muchos países, crecimiento económico que podría verse mermado por todas estas amenazas, valoraciones de activos que deben ajustarse ante la escalada de precios y reducción de márgenes de las empresas...

¡Una combinación perfecta para ahuyentar la inversión y primar el ahorro en depósitos! Está claro que en un entorno de muy bajos tipos de interés e inflación rondando el 6/7%, los tipos reales son negativos y que los depósitos no son una alternativa al ahorro: son un auténtico riesgo porque sí o sí pierdes la batalla contra el enemigo de la inflación. Está claro que no hay activos sin riesgos y pensando en el ahorro inteligente (ahorro a largo plazo, diversificado en activos, regiones, temáticas y vehículos, ahorro recurrente y desde el minuto cero). Este es el momento de darse la mano de un buen asesor financiero y construir una cartera que rente de cara a futuro. A pesar de la volatilidad que sacude a los activos -renta variable y renta fija principalmente- soy una auténtica convencida de que el ahorrador debe convertirse en inversor, porque no hay rentabilidad sin riesgo-. La inflación nos empuja a dar un paso hacia la inversión en bolsa si queremos ganarle unas décimas a la inflación, aunque ¡claro está!, debemos rebajar nuestras expectativas de rentabilidad ¡es muy difícil que repitamos los dobles dígitos de los dos años anteriores!

¿Cómo acercarse a la bolsa? El fondo de inversión es el vehículo ideal: por su gestión profesional, porque te da acceso a cualquier región, porque puedes diversificar, por su tributación, seguridad jurídica, por su liquidez... Es imposible acertar con el momento adecuado para invertir -el timing que dicen los expertos- así que ¿lo mejor? Ahorro recurrente, mes a mes, e integrarlo en nuestra rutina.