La necesaria reforma de las pensiones

España a obtener 140 mil millones de préstamos y subvenciones de Bruselas para transformar e impulsar su economía en los próximos años y, para ello, ya ha enviado lo que se conoce como “plan nacional de recuperación”.

Ahora, es turno de que la Comisión Europea analice y compruebe el equilibrio existente entre las inversiones y las reformas estructurales solicitadas, y los objetivos y los costes que se financiarán. Así como, que las reformas propuestas se adecuen a las recomendaciones de la Comisión Europea y cómo se controla el gasto para proteger el dinero comunitario.

La Comisión Europea ha de comprobar que, al menos, un 37% se dedique a la agenda verde y un 20% a la digital; además debe dejar clara la necesidad de que las reformas aborden las recomendaciones realizadas durante 2019 y 2020 (en el marco del llamado Semestre Europeo) detectando la vulnerabilidad de la economía y del sistema financiero español. En este contexto, y ya que la demanda de reformas está vinculada a los fondos, a cambio, la Comisión ha pedido que se dirija el foco a tres ámbitos concretos: el mercado laboral, las pensiones y la unidad de mercado.

Según la información transmitida por el Gobierno, se espera que la reforma laboral esté lista para el 4º trimestre de 2021 e inmediatamente después llegará la reforma de las pensiones.

Parece que esta reforma se realizará en dos fases. En la primera y antes de finalizar el año 2021, se prevé abordar la actualización de las pensiones de acuerdo con el IPC, transferir los gastos impropios de la Seguridad Social (como pueden ser las pensiones de viudedad), retrasar la edad de jubilación.

Durante el año 2022 y ya en segunda fase, será turno de los puntos más conflictivos, como derogar el factor de sostenibilidad, la subida de las bases y cambios en pensiones máximas, y la modificación del cómputo del periodo de cotización para el cálculo de la pensión de jubilación y reforzar el 2º Pilar con la creación de un Fondo Público de Pensiones. Casi nada.

Las medidas puestas sobre el papel pretenden garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones, pero es conveniente no caer en la tentación de creer que, para tener una jubilación de calidad, será suficiente con la pensión pública, especialmente si tenemos en cuenta la pirámide de población en España, la esperanza de vida o la generosidad del actual sistema.

En el futuro, por tanto, es necesario seguir hablando los sistemas de previsión social complementaria como los implementados en varios países de nuestro entorno y que están en línea con una de las medidas propuestas por el Gobierno que es reforzar el 2º Pilar con la creación de un Fondo Público de Pensiones.

Si en España nos encontramos con un insuficiente desarrollo de la previsión social complementaria se debe, en gran medida, a la falta de educación financiera dirigida a ensalzar la necesidad de ahorrar para complementar la pensión pública. A lo que se le suma la falta de información sobre la expectativa de pensión de jubilación que vamos a tener. La información se puede obtener, pero el acceso es complejo y no se complementa con, por ejemplo, el envío de cartas informativas como se hace en otros países. Si no sabemos qué pensión de jubilación tendremos, no nos concienciaremos de la necesidad de ahorrar .

Ahora que el Gobierno ha tomado la decisión de apoyar la previsión social complementaria con la promoción de Fondo Público de Pensiones que hará más fácil la implementación de estos sistemas a través de la negociación colectiva, debería aprovechar los casos de éxitos de otros países, como el de Reino Unido en 2012. ¿Qué hicieron ellos? Básicamente, iniciaron su sistema de previsión social dirigido a todos los empleados a través de dos modalidades. En la primera, Automatic Enrolment (AE), las empresas están obligadas a inscribir automáticamente a sus empleados en un plan de pensiones de empleo y a realizar una aportación mínima siempre que el empleado realice su propia aportación, aunque este siempre puede optar por salirse del sistema. La segunda, National Employment Saving Trust (NEST), se materializa a través de un proveedor de Pensiones de carácter semipúblico, que funciona como un plan de pensiones con costes limitados y, a su vez, como alternativa a los fondos de pensiones existentes en el mercado, y está dirigido a aquellas empresas (fundamentalmente pymes) que no tienen planes de pensiones del sistema de empleo.; de tal modo.

A cierre de 2018, un 87% de los trabajadores británicos elegibles eran participes de un instrumento de pensiones de empleo y menos del 10% de las personas quería salirse del sistema. Después de un periodo transitorio, a partir de abril de 2019, las aportaciones se fijaron en un mínimo del 4% del salario a aportar por el empleado, un 3% el empresario y un 1% por el estado en forma de desgravación fiscal. Estableciéndose unos límites máximos y mínimos.

¿Podría decirse, pues, que ha sido un éxito? Para muestra un botón: el profesor Richard H. Thaler recibió el Premio Nobel de Economía en 2017 por las investigaciones del modelo Automatic Enrolment. Y es que los estudios apuntan a que la mayor parte de las personas quieren ahorrar, pero no toman la decisión. La propia economía del comportamiento descubrió que a las personas les cuesta imaginarse en el largo plazo y prefieren gratificaciones a corto plazo, por eso suelen tomar decisiones erróneas. Por tanto, es necesario un empujón (nugde) para pasar a la acción.

Solo queda esperar que, ahora, se produzca el definitivo desarrollo de la previsión social empresarial que contribuirá al mantenimiento del sistema público de pensiones con el necesario complemento para disfrutar de una jubilación de calidad.