Mejora de pensión para sanitarios jubilados reincorporados en pandemia

Algunas autonomías han recurrido a sanitarios jubilados ante la falta de personal. El Ministerio garantiza que cobrarán su pensión a la vez que el salario y que se tendrán en cuenta las cotizaciones realizadas en el periodo de servicio para el cálculo de la base reguladora de la pensión

La presión sobre los centros hospitalarios y sanitarios debido a la pandemia de coronavirus ha hecho que en algunos casos las Comunidades Autónomas hayan incorporado a profesionales que ya estaban jubilados para paliar la carencia de recursos humanos para hacer frente al ingente número de incidencias. Estos jubilados, como es lógico, cobraban la pensión de jubilación antes de reincorporarse...y la mantendrán mientras desempeñen este trabajo inesperado. Pero además, podría producirse una mejora de la cuantía si la permanencia en el puesto se alarga más de lo esperado.

La cuenta que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones tiene en Twitter para responder dudas informa a los usuarios de que, en estos casos, “se mantendrá el 100% del importe que se esté percibiendo o que se le haya reconocido”.

A comienzos de febrero, el Gobierno publicó en el Boletín Oficial del Estado el Real Decreto-ley 3/2021 destinado a la plasmación de medidas para la reducción de la brecha de género y otras materias en los ámbitos de la Seguridad Social y económico. El epígrafe 2 del artículo 5 es claro: “La persona beneficiaria tendrá la consideración de pensionista a todos los efectos”. Por lo que no se concibe un cese del cobro de la prestación por el hecho de estar empleados de nuevo.

Esta frase, que resuelve cualquier tipo de duda al respecto, viene precedida del epígrafe 1, en el que el texto de la ley también va aclarando la cuestión: “Los profesionales sanitarios jubilados médicos/as y enfermeros/as y el personal emérito, que se reincorporen al servicio activo (...) tendrán derecho a percibir el importe de la pensión de jubilación que estuvieran percibiendo al tiempo de la incorporación al trabajo”.

Además, esta vuelta temporal al trabajo de los jubilados no solo garantiza el mantenimiento de la pensión de jubilación que estuviese cobrando. También, reza la ley, “durante la realización de este trabajo estarán protegidos frente a todas las contingencias comunes y profesionales” que pudieran derivar de esa actividad.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, durante ese tiempo en el que el jubilado se reincorpore para dar cobertura a sus compañeros, estará generando diversas cotizaciones que harán necesaria una actualización del porcentaje aplicable a la base reguladora de la pensión de jubilación.

Esto es importante, ya que la base reguladora, junto a los años trabajados -importan, especialmente los últimos- son los baremos que se utilizan para calcular el importe de la pensión de jubilación que cobrará una persona hasta su fallecimiento. En este punto, será el volumen de estas cotizaciones extra generadas las que se traduzcan en una mejora de la pensión de jubilación, que sería exigua si estamos hablando de semanas de reincorporación, pero que será sustancial en aquellos casos en los que se reanudó la actividad en los primeros meses de la pandemia, y que de mantenerse en primera línea acumularía hasta un año de cotizaciones extra a la Seguridad Social, que deberán de ser trasladadas a la cuantía de las prestaciones.

‘Se buscan’ 11 millones de sanitarios en Europa

El número de trabajadores sanitario y de empleos para los cuidados de larga duración en la Unión Europea tendrá que crecer en 11 millones de personas hasta 2030 para que el bloque pueda hacer frente a los desafíos que plantea el envejecimiento de la población, según concluye un estudio elaborado por el Centro Común de Investigación.

El informe analiza los cambios demográficos de la UE y su impacto en la demanda de sanidad y cuidados de larga duración y señala que el aumento de personas mayores ha elevado la necesidad de acceso a este tipo de servicios, lo que a su vez supone una mayor demanda de trabajadores cualificados.

La principal conclusión es que el bloque necesitará aumentar en 11 millones el número de sanitarios y de trabajadores dedicados a los cuidados de larga duración hasta 2030. La mayor parte de estos puestos reemplazará la salida de trabajadores actuales (por su jubilación, por ejemplo) y una cantidad inferior derivará de cambios en la estructura laboral de estos sectores.

En concreto, el estudio estima que la UE tendrá que encontrar 3,9 millones de personas para cubrir vacantes de profesionales sanitario -doctores, enfermeros o veterinarios-, 3,2 millones en ámbito de profesionales sanitarios “asociados” -técnicos de farmacia o enfermería, por ejemplo- y otros 3,8 millones de empleos de los cuidados.

El informe del JRC apunta que la demanda puede satisfacerse tanto a través de la educación y formación domésticas como por medio de trabajadores procedentes de otros Estados miembros de la UE o de países de fuera del bloque.

El documento, de hecho, identifica una serie de “desafíos” que, de ser resueltos, ayudarían a incentivar la movilidad y “liberar todo el potencial de la migración de terceros países para contribuir a aliviar la presión” por la falta de profesionales cualificados en los sectores sanitarios.

Entre las medidas, el estudio propone poner en marcha un “instrumento o herramienta” sectorial a nivel europeo para fomentar la migración laboral y atraer así a sanitarios y trabajadores de cuidados de larga duración a la UE.

También llama a abordar los “complejos procedimientos” que se exigen en la actualidad para que una formación adquirida fuera del bloque sea reconocida. “Esto plantea un reto en un contexto en el que los programas de educación y formación sanitaria difieren considerablemente de los que existen en la UE”.

Con respecto a los trabajadores de cuidados, el JRC señala que en muchas ocasiones no se exige formación específica y las tareas que realizan requieren “habilidades informales que son difíciles de evaluar”. El hecho de que no existan “herramientas específicas” para analizarlo, continúa el informe, puede también “desincentivar la contratación”.

Finalmente, el estudio sostiene que los programas internacionales para la contratación de sanitarios y personal de cuidados son todavía “limitados en número y en alcance”.

“Europa es un continente que envejece y, aunque la mayor esperanza de vida y la buena salud es un logro, debemos prepararnos para una demanda creciente de los cuidados de larga duración. Nuestro reto común será asegurar unos cuidados accesibles, asequibles y de calidad y una fuerza laboral adecuada”, ha destacado, al valorar las conclusiones del informe, la comisaria de Democracia y Demografía de la Comisión Europea, Dubravka Suica.

En este sentido, los economistas recomiendan al Gobierno articular un colchón anticíclico que garantice el pago de las pensiones, la sanidad y la dependencia, -costes asociados al envejecimiento- con una dotación de al menos 56.000 millones de euros en un plazo de diez años, ante eventuales crisis, como pone de manifiesto el informe analítico El reto del envejecimiento desde una perspectiva integral (cómo abordar de forma multidisciplinar el envejecimiento), del economista Javier Santacruz.