La brecha salarial resta 18.700 millones para pensiones al año

De revertirse la desigualdad latente en el mercado laboral en las remuneraciones de hombres y mujeres se cerraría el déficit histórico de la Seguridad Social con la subida de cotizaciones

La brecha de género en el empleo tiene un reflejo claro ya sobre el sistema de pensiones, más allá de la diferencia que esta situación también genera en la pagas de jubilación de hombres y mujeres. Pero solo en el plano del mercado laboral, la desigualdad salarial provoca que, de media, las mujeres coticen 2.138 euros menos que el hombre al año a la Seguridad Social y que por lo tanto se dejen de ingresar 18.770 millones de euros anuales para el organismo encargado de pagar las pensiones en nuestro país. Es decir, de resolverse el problema de base de desigualdad en el trabajo conllevaría cerrar de golpe el déficit estructural histórico que registra el Sistema desde los últimos años -comenzará a caer notablemente a partir de 2021 con inicio del proceso de separación de gastos impropios, con lo que se espera alcanzar el equilibrio presupuestario en 2023, y que será sufragados con transferencias del Estado, la primera de 14.000 millones de euros para este mismo ejercicio como parte de las recomendaciones del Pacto de Toledo-. En términos medios, el salario bruto de una mujer es un 22,8% menos que el de un hombre. Pero si contemplamos lo que ocurre después de llegar a la edad de jubilación, la “brecha” se agranda. Como explica el economista Javier Santacruz se trata de una diferencia salarial que viene de muchos años atrás cuando la participación de la mujer en el mercado laboral apenas superaba el 20%. En este sentido, el primer factor condicionante es el porcentaje de mujeres que está dentro del mercado laboral en proporción a la población que se encuentra en edad de trabajar (activos entre los 16 y los 64 años) y, al mismo tiempo, cuánto porcentaje está en este momento ocupado.

Reducción en las últimas décadas

Desde la creación de la Eurozona en 1997 hasta el tercer trimestre de 2017, el porcentaje de mujeres activas ha subido 21 puntos hasta el 68,8% de la población en edad de trabajar. Así, se sitúa un punto porcentual por encima de la media de la Eurozona y reduce en 20 años la diferencia con los hombres en 18,5 puntos (la tasa para hombres es del 78,9%). En el caso de las mujeres que están ocupadas, la ganancia de la tasa de actividad en este período ha sido de 21,8 puntos hasta el 55,9% y ha reducido la “brecha” en 19 puntos frente a hombres. Por tanto, las diferencias entre hombres y mujeres han ido reduciéndose de una forma notable.

En segundo lugar, otro factor que explica la “brecha salarial” es el momento en que la mujer se incorpora al mercado de trabajo y la composición por edad de la fuerza laboral. Observamos que en las generaciones más jóvenes, la diferencia de salarios es menor que en las generaciones más maduras: 14% entre profesionales de entre 25 y 44 años (al nivel de países como Finlandia o Dinamarca) frente al 27% para trabajadores de más de 55 años. Concretamente, en términos de salario medio y poniendo el foco en la tenencia de hijos, la mujer cotiza a la Seguridad Social anualmente 2.138,82 euros menos que un hombre, siendo menor esta cantidad en el tramo de edad donde se tiene hijos entre los 30 y los 44 años: 1.368 euros anuales.

En agregado, las mujeres dejan de ganar más de 43.000 millones al año por la brecha salarial, lo que multiplicado por 35 años de vida laboral supera los 1,5 billones de euros, el equivalente al PIB de 2019, y cantidad por la que además no se cotiza ni a la Seguridad Social ni se paga a Hacienda. Según el informe Es urgente legislar sobre la discriminación salarial hacia las mujeres presentado por UGT, la brecha salarial en España se situó en el 21,9% en 2017, 0,43 puntos menos que en 2016, lo que la acerca a los datos de 2008 (21,87%). Según el estudio, la brecha salarial es más alta en los contratos indefinidos (23,45%), que en los temporales (11,18%) y en la jornada a tiempo completo (11,49%) que a tiempo parcial (7,71%).

Por sectores, la brecha más alta se situó en las actividades administrativas y servicios auxiliares, con un 32,57%, y en otros servicios (32,53%), mientras que en las industrias extractivas es el único sector donde las mujeres cobraron más que los hombres (un 9,75%) por su mayor presencia en los puestos muy calificados. El sindicato destaca la brecha salarial en la administración pública es del 14 % y explicado que esto se debe a que la mayoría de las retribuciones variables recaen en los hombres.

Mayor brecha a menor formación

Además, la brecha de género en mujeres con bajos estudios es el triple que en las de nivel educativo alto, pues supone unas diferencias con los varones de 22,5 y 6,4 puntos porcentuales, respectivamente. Esto se debe a que, según Eurostat, en el tercer trimestre de 2020, el 86,9% de los hombres y el 80,5% de las mujeres con un nivel educativo alto estaban empleados; y que la tasa de ocupación de los hombres con bajo nivel educativo fue del 65,9%, mientras que la de las mujeres fue del 43,4%.

Según la oficina estadística europea, en consecuencia, la brecha laboral de género entre hombres y mujeres con bajo nivel educativo fue de 22,5 puntos porcentuales, más del triple de la brecha laboral entre hombres y mujeres altamente educados (que fue de 6,4 puntos).

El Eurostat subrayó estos datos dentro de una serie de publicaciones que está difundiendo en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo. Según la estadística, en el tercer trimestre de 2020, la tasa de empleo de la UE (para las personas de 20 a 64 años) era del 66,6% para las mujeres y del 78,3% para los hombres, lo que corresponde a una brecha de género de 11,7 puntos porcentuales.

Esta brecha de género en el empleo a favor de los hombres se observó en todos los niveles de educación. Sin embargo, cuanto más bajo es el nivel educativo, mayor es la brecha entre las tasas de empleo de hombres y mujeres.

Además, más de las tres cuartas partes de los hombres con un nivel de educación medio (78,5%) estaban empleados, en comparación con menos de dos tercios de las mujeres (65,9%). Esto corresponde a una brecha de género en el empleo de 12,6 puntos.

No obstante, en la última década, la brecha de género en el empleo disminuyó de 13,5 puntos en el tercer trimestre de 2010 a 11,7 puntos en el tercer trimestre de 2020. Asimismo, la brecha laboral entre hombres y mujeres con un nivel educativo alto disminuyó de 7,2 puntos en el tercer trimestre de 2020, a 6,4 en el tercer trimestre de 2020.

Por el contrario, la brecha de género en el empleo para las personas con bajo nivel educativo aumentó de 21,7 puntos porcentuales en el tercer trimestre de 2010 a 22,5 puntos porcentuales en el tercer trimestre de 2020, mientras que para aquellos con un nivel educativo medio pasó de 12,4 puntos porcentuales a 12,6.

Más de 3 millones de empleos ‘perdidos’

Eliminar las desigualdades de género del mercado laboral aportaría 230.847 millones de euros a la economía española, un 18,5% del PIB, y supondría la creación de 3,2 millones de empleos a jornada completa para mujeres. Según el primer informe del indicador ClosingGap de PwC sobre el coste de oportunidad de la desigualdad de género en la economía española, la brecha de género se sitúa actualmente en el 35,9% tras estrecharse cuatro puntos entre los años 2015 y 2020. De mantenerse la tendencia de estos últimos cinco años, la paridad no se alcanzaría en España hasta 2055.

De las categorías analizadas por el índice (empleo, educación, conciliación, digitalización y salud y bienestar), la de empleo es la única con impacto directo sobre el PIB. A esta conclusión se llega tras analizar los tres aspectos clave en el ámbito laboral que penalizan a la mujer y, en consecuencia, a la economía: su participación es más reducida en el empleo, registran menos número de horas trabajadas debido a la mayor tasa de parcialidad y están sobrerrepresentadas en sectores menos productivos.

Según el informe, esta situación provoca que las mujeres, aunque representan el 51,4% de la población en edad de trabajar, solo contribuyan a un 41,5% del PIB, señala el análisis. Se calcula que con la eliminación de estas desigualdades del mercado laboral, en su conjunto, supondría sumar 230.847 millones de euros, un 18,5% del PIB. Pero además, el análisis estima la mejora en la economía vendría impulsada por la creación de 3,2 millones de empleos femeninos equivalentes a jornada completa y por el aumento promedio de la productividad femenina de 1.301 euros.

De momento, a pesar de la progresiva incorporación de la mujer en el mercado laboral, el índice ClosinGap sitúa la brecha de género en el empleo todavía en un 35% y apunta a que se está reduciendo a un ritmo anual del 1,9% desde 2015 por lo que, de continuar esta tendencia, no desaparecía hasta dentro de 23 años, en 2043.

Conciliación, la mayor asignatura pendiente

Desglosado, si se equiparase la participación laboral de las mujeres a la de los hombres, el PIB español podría aumentar un 10,1% y si las horas trabajadas de las mujeres fuesen las mismas que las de sus homólogos masculinos, el PIB nacional podría crecer hasta un 7,5%. Por último, si se igualase la distribución sectorial del empleo femenino a la de los hombres, el PIB se incrementaría hasta un 1%. De todas las categoría analizadas, es la conciliación la que se sitúa a la cola del índice con una brecha del 56% aún por cerrar. Este dato, refleja el informe, pone de manifiesto que las mujeres siguen asumiendo la mayor parte del trabajo no remunerado, principalmente tareas del hogar y cuidado de hijos, por lo que registran unas tasas de inactividad y parcialidad laboral mucho más elevadas.

Sin embargo, la conciliación es la brecha que se estrecha a mayor ritmo anual (4,4% desde 2015) por lo que si se mantiene la tendencia, las diferencias en este ámbito serán inexistentes en 2040, tres años antes que la brecha de empleo.

En el ámbito de la Educación, el índice ClosinGap sitúa la brecha en el 32,1%. Según se explica, aunque las mujeres cuentan con mayor educación universitaria que los hombres tienen un acceso muy bajo a las carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM), que son el presente y futuro del mundo laboral. Este es el motivo por el que esta brecha es la única de las cinco que ha experimentado una evolución negativa en los últimos años.

En la categoría de Digitalización no se aprecian diferencias relevantes en el uso de nuevas tecnologías a nivel usuario entre hombres y mujeres pero aún así el porcentaje de mujeres especializadas en TIC en el mercado laboral es aún muy bajo, con una brecha del 28,7%. Y por último, en Salud y Bienestar se registra la menor brecha, de un 15,5%, y es el ámbito en el que España más ha evolucionado.