Sufrir de malestar financiero

La falta de cultura financiera en España es un drama. Un drama digno de Netflix. Y ni es casual ni es (solo) culpa nuestra esta falta de cultura financiera que nos hace sufrir de malestar financiero. He preguntado entre mis círculos mas próximos si han oído hablar del bitcoin. Ya imagináis la respuesta.

¡Por supuesto! ¡Cómo no oír hablar de la reina de las monedas digitales! También del ethereum o del dogecoin, de los mineros, de la energía consumida.... casi tenemos un doctorado en la materia. El bitcoin acapara titulares a diario desde hace tiempo. Pero ¿qué pasa si preguntas por los fondos indexados? ¿O por los ETF? La inmensa mayoría no han oído hablar de ellos. Ni una palabra. Nunca. Bueno, he de confesar que yo los he descubierto hace relativamente poco tiempo, considerando que mi profesión ha estado ligada siempre al mundo de la dirección financiera. No digo más. También sufro malestar financiero.

Y ¿por qué? ¿Por qué no sabemos más y mejor? Porque no interesa. ¿Y por qué del bitcoin si sabemos? Porque, además de ser muy cool, si interesa atraer inversores a las criptomonedas, aunque sea un producto complejo, con una volatilidad imposible, que sube y baja a golpe de declaración de Elon Musk. Y quien habla de bitcoin, habla de sellos, o de las hipotecas subprime.

No somos los únicos. Si miramos a derecha o izquierda, arriba o abajo, el drama se globaliza. Otra pandemia. Si el 60% de la población española desconoce el concepto del interés compuesto, en Estados Unidos o en Emiratos Árabes Unidos casi la mitad de la población de mas de 50 años carece de algún tipo de ahorro para la jubilación. Podría seguir con mas datos.

Finlandia puso en marcha recientemente un programa gratuito de educación financiera, porque sus ciudadanos andan con un endeudamiento fenomenal, y esto no les viene nada bien como país. Y hablamos de uno de los mejores sistemas educativos del mundo.

En España hay un programa de educación financiera que puso en marcha el Banco de España con la CNMV en 2008, pero ¿llega este tipo de educación a la gente de la calle?

La realidad es que no hemos sido educados para ser conscientes de que existe una salud financiera de la que ocuparse. No nos han dado la oportunidad de asimilar que el dinero es un gran aliado, un potente activo financiero que podemos poner a trabajar con un poco de entrenamiento. Y no gestionar nuestro dinero, nos puede llevar al extremo opuesto y que sea el dinero quien nos gestione a nosotros, convertido en un endeudamiento ingobernable y en un estrés insoportable.

Así que si, no solo es culpa nuestra no tener una educación financiera suficiente, los gobiernos y los bancos, una vez más nos la están jugando, y por desinterés o por interés, seguimos con la venda en los ojos, prisioneros de un sistema que intencionadamente nos recluye en la incultura financiera para beneficio de otros.

Hay que añadir que, por si fuera poco, a todos estos inconvenientes, se añade otro más: nuestro ADN. No estamos programados genéticamente para ahorrar. Nos va más lo de “no ahorres para el día de mañana lo que puedas gastar hoy”. Y si eres de los pocos que ahorran, tampoco estamos preparados para asumir riesgos. Preferimos la “estrategia del colchón” como estrategia inversora “segura”.

Y faltándonos una base de educación financiera para sentirnos cómodos en nuestra relación con nuestro dinero, teniendo un ADN poco amigo del ahorro y de la inversión, estando en manos de una industria financiera y un gobierno nada o escasamente interesados en nuestras finanzas personales, para colmo de colmos, estamos inmersos en un aluvión de información financiera en medios digitales, dispersa en multitud de fuentes que nos hablan sobre ahorro, inversión, libertad financiera, la regla del 4% o del 20-30-50, movimiento FIRE, impuestos, tasa de sustitución, coeficiente de sostenibilidad o el plan Escrivá de las pensiones. Que dios nos ampare porque estamos muertos. Si tuvimos interés en algún momento por auto educarnos y aprender, ya se nos fueron las ganas, porque es abrumador y miramos para otro lado. La tarea se nos antoja titánica.

Pero hay que ser fuertes, y abrir este melón, y digerirlo poco a poco. Hace falta tiempo para procesar la información que necesitamos. Igual que aprender a cocinar o estudiar un grado lleva un tiempo, aprender a planificarse, a ahorrar e invertir también requiere de tiempo y práctica. Y debemos concedernos ese tiempo para entender, asimilar y descubrir nuestras habilidades desde un punto de vista financiero. Está al alcance de todos el manejar nuestras finanzas con solvencia y seguridad para crear un patrimonio suficiente que nos permita mantener nuestro estilo de vida ahora y el día de mañana. Sólo hay que ponerse a ello. Y hoy internet nos brinda recursos casi casi infinitos.