La mochila austriaca, el mercado laboral y la reforma de las pensiones

Como saben está en marcha una reforma de nuestro sistema de pensiones. Esta reforma debe permitir hacer frente al desafío en pensiones, que es el pilar de la protección, al que nos enfrentamos como economía del bienestar que somos. La labor es importante y a su vez titánica: no debe extrañar que sobre la mesa se hayan puesto diferentes posibilidades y soluciones y, entre las mismas, se encuentra la denominada mochila austriaca. El propio Banco de España en su informe anual sobre la situación de la economía española en 2020, proponía emplear parte de los fondos europeos para financiar la transición del sistema actual de indemnizaciones por despido hacia la mochila austriaca.

La mochila austriaca fue aplicada por el gobierno austriaco en 2003. Consiste en la generación de una cuenta individual para cada trabajador, tanto por cuenta ajena como para los autónomos, la cual acompaña al empleado, quien va acumulando recursos a lo largo de toda su vida laboral, independientemente de donde desempeñe sus funciones. Se nutre de las aportaciones de los empresarios o del propio autónomo; así, el trabajador puede disponer de ese dinero en caso de despido, incapacidad o jubilación y para los autónomos coincidiendo con el fin de actividad. Estos fondos propios del trabajador, ligados su utilización a condicionalidad, están gestionados por una empresa de servicios de inversión autorizada, ESI, incrementando por tanto el volumen de la misma con la rentabilidad adicional obtenida. El Estado garantiza que la rentabilidad alcance un mínimo, protegiendo de esta forma el poder adquisitivo de la misma por el efecto de la inflación. Además, la mochila austriaca es heredable en caso de fallecimiento por los herederos, siendo su importe el remanente que haya en la mochila en el momento del fallecimiento. Las similitudes con un plan de pensiones de empleo son muchas como para no tener en cuenta este modelo de indemnización de cara a la reforma de las pensiones.

Como sabemos la financiación de las pensiones depende del mercado laboral, concretamente de los salarios, y somos bastantes los economistas que pensamos que la mochila austriaca podría mejorar nuestro sistema laboral disminuyendo el número de parados, flexibilizando un mercado muy rígido, incrementando la competencia y elevando los salarios.

La mochila austriaca conlleva que el empleador tenga que ir dotando permanentemente sus obligaciones en materia de indemnizaciones con cada uno de los trabajadores a su cargo. De esa forma, los empresarios están dotando de forma permanentemente sus compromisos por despido. En la actualidad esto no ocurre, pues los empleadores no dotan ni constituyen ningún fondo para hacer frente al desembolso de los despidos, hacen frente al desembolso cuando se produce el despido. Es este un efecto perverso que se ha puesto de manifiesto con la pandemia, donde aquellas empresas que han tenido que despedir a empleados han tenido que hacer frente al desembolso de los despidos sin tener previsión de los mismos, contribuyendo de esta forma a dañar aún más la situación financiera de la misma.

Además, para las empresas tiene otra ventaja: al haber dotado ya sus compromisos por despidos, permite que las empresas vayan quedándose con los trabajadores que mayor productividad y rentabilidad aporten a la empresa. Aquellos trabajadores con menor productividad o rentabilidad serían despedidos sin la actual cortapisa de tener que asumir en ese momento el desembolso del despido. Es más, en muchas ocasiones, las empresas en crisis en algunos momentos se enfrentan a la cuestión de si despedir a los trabajadores más baratos o por el contrario aquellos que son menos interesantes para la empresa. Como se ha visto con la mochila austriaca el empleador tiene ya desembolsado el coste de la indemnización del despido. Es por ello que se refuerza la productividad de la empresa en el tema de los recursos humanos.

Para el trabajador, la mochila austriaca tiene también efectos beneficiosos pues sabe que de ser despedido, la empresa dispone de los recursos necesario para hacer frente a la indemnización. Es más, desde el primer momento la dotación de este fondo está a su nombre, está el dinero y no tan solo un compromiso. Por otra parte, fomenta la movilidad de los trabajadores pues al dejar su puesto de trabajo e incorporarse a un nuevo trabajo, el importe es suyo y lo traslada a la nueva empresa que seguirá aportando por el nuevo empleado. El actual sistema de indemnización, un compromiso del empleador con los trabajadores, frenan la movilidad de los trabajadores pues muchos de ellos no están dispuestos a perder la indemnización acumulada por un empleo con un salario mayor o con mejores condiciones. El actual sistema de indemnización frena la competencia entre las empresas para hacerse con los trabajadores más adecuados a sus necesidades.

Como parece desprenderse de lo visto anteriormente, la mochila austriaca permite un mercado laboral más funcional, productivo, de menor coste para las empresas. Todo ello redundaría en una mayor movilidad de los asalariados en busca de mayores salarios, con lo que su contribución a la Seguridad Social sería mayor, o buscando mejores condiciones laborales. En este último sentido, los grupos de trabajadores más precarios, como jóvenes o mujeres, se verían beneficiados positivamente, contribuyendo de esta forma a un mercado laboral más eficiente y menos precario que el que actualmente tenemos.

Por otra parte, hay que recordar que en caso que el trabajador no haya tenido que hacer uso del dinero de su mochila austriaca durante su vida laboral, el dinero acumulado durante los años trabajados podrá ser usado cuando llegue la jubilación. La mochila austriaca, como se ha comentado al principio, tiene muchos puntos en común con un plan de pensiones de empleo, algo en que la reforma del ministro Escrivá pone el acento.

Es un buen momento para incorporar esta figura a nuestro modelo laboral y de jubilación. De Bruselas van a venir recursos que harían más fácil la implementación y llegarían, además, en un momento donde nuestro sistema de pensiones está abocado a una reforma. Pensemos que el desempleo supera el 20% de la población activa y la temporalidad el 26% del empleo, por tanto nuestro mercado laboral es atrófico algo que influye en la financiación de la Seguridad Social.