Inversión alternativa en los fondos de pensiones, una realidad incontestable

Es una realidad incontestable que los fondos de pensiones con mejor ratio de rentabilidad-riesgo tienen una parte de su cartera asignada a activos de inversión alternativa, ABP, el fondo de pensiones de los empleados públicos holandeses con más de 465 mil millones de euros y 2,9 millones de partícipes, con un 27% en activos de inversión alternativa ha alcanzado una rentabilidad anualizada en los últimos 20 años del 7%.

Estos datos de ABP del fondo de pensiones de los empleados públicos holandeses se pueden extrapolar a otros fondos de pensiones internacionales. Lo interesante y observable es que aquellos fondos de pensiones que asignan entre un 20% y un 35% en inversión alternativa han sido capaces de obtener mejores rentabilidades y con menor riesgo que los que asignan un porcentaje del 10% o menos a activos de inversión alternativa.

En general, la atribución de rentabilidad de la parte de inversión alternativa en los fondos de pensiones se mueve en un rango de entre el +2% y del +5% sobre la media de los fondos de pensiones que ponderan su participación en inversión alternativa en más de un 10%, y esta diferencia de rentabilidad y aportación al total es aún mayor frente a los fondos de pensiones que solo invierten en activos clásicos, renta variable y bonos.

Otra de las características a destacar entre los fondos de pensiones que asignan en sus políticas de inversión mayor parte a los activos alternativos es que cuentan con equipos propios y en todos los casos con consultores independientes en sus comités de inversión, fuera de la cesión de la gestión fiduciaria de las gestoras que gestionan sus carteras.

En este sentido parece que resulta evidente la importancia de especialistas de la inversión alternativa que sean capaces de aportar ese diferencial de calidad a la hora de la elección de las inversiones a realizar, a su monitorización y al control del riesgo, lo que es crítico para que el valor de las decisiones y políticas de inversión se adecue a las necesidades y flujos de los propios fondos.

En particular, la parte de inversión asignada a private equity durante el 2020 supuso una defensa del riesgo en la valoración de las carteras y redujo significativamente la volatilidad de aquellos fondos de pensiones mejor invertidos en estructuras de private equity, y aunque tal vez por las propias características y singularidad de estos activos no debemos generalizar, sí es cierto que encontramos mejores resultados en aquellos cuyo historial de asignación en activos de inversión alternativa es mayor, lo que nos dice mucho de la importancia en la especialización y experiencia de los equipos de gestión de la política de inversión de los fondos de pensiones.

El objetivo de los fondos de pensiones no es tener rentabilidades fantásticas y exacerbadas los años donde los índices de renta variable se salen con rentabilidades positivas del 15% ó 20%, y desde luego no se trata de adivinar los ciclos macroeconómicos en base a asignaciones más o menos refugio en renta fija, cuando por razones macro vivimos en tiempos de hipercorrelación en los mercados.

La meta y finalidad en términos de rentabilidad en los fondos de pensiones es la obtención de consistentes resultados año a año, trimestre a trimestre, sin asumir los riesgos de la propia volatilidad de los mercados de renta variable.

Los partícipes y beneficiarios de los fondos de pensiones son inversores de largo plazo y como consecuencia esperan que su fondo de pensiones vaya consolidando rentabilidad con constancia y solidez, al final es como comparar una maratón con una carrera de 100 metros, el objetivo es mantener el ritmo para poder llegar a la meta y cumplir el objetivo final, que no es otro que haber acumulado un patrimonio de inversión suficiente como para tener una vida de estabilidad después de la jubilación.

Si hasta ahora habíamos hablado especialmente de private equity como una clase de activo muy importante y de aportación de valor en las carteras de fondos de pensiones, además de su notable aportación a la economía real y actividad económica, hay otras clases de activos de inversión alternativa que también aportan una extraordinaria utilidad a las tres principales razones por las que invertir en ellos, que son, primero diversificación, segundo protección ante la inflación y en tercer lugar la generación de un estable flujo de caja y rentas, características que se refieren a la inversión en el sector inmobiliario.

Si bien podemos extrapolar estas claves al resto de las clases de activos alternativos, y añadir una cuarta razón, la reducción del riesgo, donde una vez más los mejores fondos de pensiones internacionales mencionados en el principio de este artículo y con un porcentaje de su porfolio superando el 20% en inversión alternativa asignan cerca de un tercio al sector inmobiliario, bien en inversión directa, coinversión o a través de vehículos estructurados y en algunos casos a través de activos cotizados.

Como conclusión diremos que en España nos falta dar un paso adelante, que los fondos de pensiones daneses, holandeses, suizos, japoneses, estadounidenses y canadienses entre otros ya han dado, y que estos deberían ser un modelo a seguir, y así lo indican sus reportes anuales año tras año, en algunos casos con datos suficientemente consolidados a lo largo del tiempo y con experiencia de entre 10 y 20 años invirtiendo y subiendo la ponderación en activos de inversión alternativa, sirvámonos de su ejemplo y experiencia, japonicémonos copiando y mejorando lo que la realidad y los datos nos dicen que funciona, y solo así más allá del marketing de la fiscalidad de los fondos de pensiones españoles, ofrezcamos rentabilidad y estabilidad a nuestros futuros jubilados, porque algo estamos haciendo mal.