Los trabajadores españoles, a la cola del ahorro en empresas en Europa

Los expertos esperan una caída de la tasa de ahorro una vez se mitigue la crisis económica provocada por la pandemia, mientras advierten de la necesidad de impulsar los sistemas de ahorro complementarios a la pensión pública, principalmente en el entorno de la empresa y también en el plano individual.

Los trabajadores españoles están entre los menos ahorradores de entre los países desarrollados de la OCDE, tanto en el ámbito de la empresa como en el individual, quedando lejos de las principales potencias del globo en términos de peso de estos ahorros sobre el volumen del PIB. Un hecho que da cuenta de la escasa utilización de los instrumentos de previsión social financieros en nuestro país. Así, según arroja el estudio reciente del Consejo General de Economistas sobre El reto del envejecimiento desde una perspectiva integral, donde se observa como los empleados de nuestro país que cuentan con plan de pensiones de empresa tienen un volumen de capital acumulado de cerca de 34.000 millones de euros, equivalente a 2,8 puntos porcentuales del PIB. Mientras que aquellos ciudadanos que cuentan con un plan de pensiones individual acumulan dinero por una cuantía cercana a los 76.221 millones de euros. Lo que deja a nuestro país en una situación de desventaja con respecto a nuestros socios del entorno comunitario.

El paso de la pandemia

En este sentido, el informe del CGE advierte que teniendo en cuenta la evolución de la tasa de ahorro familiar sobre renta disponible previa al Covid-19, es evidente que las familias tienen un problema serio de ahorro de carácter estructural y no coyuntural. “Es también evidente que los salarios bajos que hay en este momento no ayudan, pero no son la causa última, es algo que se lleva arrastrando desde hace muchos años”, apunta el estudio.

Mientras que no ha habido una amenaza real de solvencia o de insostenibilidad del sistema público de pensiones, los españoles no han sentido la urgencia de ahorrar masivamente, y mucho menos hacerlo a lo largo del ciclo vital, al igual que sucedería si la sanidad o la educación de sus hijos dejaran de ser públicas y hubiera que pagar al médico o la escuela, explica el autor del informe.

Este momento de grave crisis estructural provocará un salto extraordinario de la tasa de ahorro de las familias incluso por encima de los máximos marcados en 2009-2010 (la Comisión Europea estima para 2020 una tasa de ahorro del 14% sobre la renta disponible). Sin embargo, el riesgo de que sólo sea un dato coyuntural es enorme.

A ello se añade un marco fiscal que premia relativamente al consumo -la presión fiscal que ejerce el IVA en España es mucho más baja que la media de la UE- y castiga relativamente al ahorro -tratamiento fiscal de la transmisión de inmuebles sin actualización por inflación, impuesto sobre sucesiones, patrimonio, IBI, revisiones catastrales, fiscalidad de las prestaciones de los planes de pensiones, etc.-.Por lo que aparte de los elementos de cambio que ya se están produciendo en la conducta de las familias -tal como se ha visto anteriormente-, por el lado de las políticas públicas hay margen para crear mecanismos complementarios de ahorro basados en el segundo y tercer pilar de la previsión social: empresa e individuo, respectivamente.

“Evidentemente, los planes de empleo pueden generalizarse a toda la plantilla, no sólo la que tenga esta edad”, apunta el informe ya que el factor de mayor peso es la fiscalidad, varios países de la OCDE han establecido mecanismos que incentivan la creación de planes de empleo vía la igualación de aportaciones por parte de la empresa, por parte del Estado o con subvenciones públicas.

Sin embargo, hay una experiencia en España de extensión de un sistema de empleo que es la figura de las Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV) en País Vasco. Desde su creación en 1982, el ahorro acumulado en estos vehículos asciende al 38% del PIB regional, muy cerca de la media europea de patrimonio sobre PIB. Mientras tanto, en el conjunto de España, el patrimonio acumulado en planes de empleo apenas ha ascendido en dos décimas de PIB con respecto al año anterior (2,8% último dato disponible de 2018), habiendo marcado un máximo relativo en 2014 en el 3,5%.

Teniendo en cuenta que en Alemania la mayor parte de la previsión social está en planes individuales, España está lejos de países de su entorno como Italia o Portugal, siendo Italia el país que ha experimentado el mayor crecimiento de esquemas de contribución de empresa, doblando su peso sobre el PIB.

Por último, al mismo tiempo, el sistema individual (tercer pilar) se fortalece por el mayor incremento de aportaciones a los planes de pensiones, constitución de seguros de vida y la contratación de productos financieros enfocados para la jubilación conforme ésta se acerca. Evidentemente, un elemento central es la madurez también en los sueldos, lo cual permite elevar la renta disponible y, por tanto, incrementar el ahorro. Aun así, el patrimonio bajo gestión continúa siendo bajo con respecto a la media europea, situándose en el primer semestre de 2019 en 76.221 millones, y los costes de gestión son todavía elevados, lastrados por un mercado de reducida dimensión y con una regulación severa.