El colectivo pide cotizar extra a final de año para mejorar las prestaciones

Uno de cada cuatro autónomos estaría dispuesto a realizar aportaciones discrecionales al cierre del ejercicio, una vez repercutidos los beneficios del conjunto del año, a la Seguridad Social para generar mejoras en torno a la pensión de jubilación, el cese de actividad o los casos de incapacidad.

Son varias las medidas que se está proponiendo desde las asociaciones de trabajadores por cuenta propia para dar solución a uno de los problemas históricos del colectivo: la menor protección social que reciben en comparación con los asalariados. Si bien está claro que el propio sistema del Reta implanta el principio de contributividad en los que se refiere al nivel y cuantía de las prestaciones a percibir de la Seguridad Social en función del volumen de cotizaciones realizadas durante la vida laboral, la realidad es que, en muchos casos, los niveles de cobertura resultan exiguos si se compara con lo ocurrido en el régimen general.

“El modelo de cotización en función de los ingresos reales no será suficiente. Debemos activar un método de incentivos fiscales para motivar que los trabajadores autónomos realicen aportaciones voluntarias en sus bases de cotización a la finalización del ejercicio fiscal, pudiendo de esta forma complementar sus aportaciones al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (Reta) y mejorando sustancialmente las futuras pensiones”, argumenta el presidente de UPTA, Eduardo Abad, sobre la propuesta que desde su organización han apuntado como una de las posibles soluciones a la problemática en cuestión

Una problemática que el Gobierno trata de abordar sobre el régimen de autónomos está en la mejora de las coberturas sociales que tienen este colectivo de trabajadores, especialmente en el cobro de la pensión de jubilación, donde de media perciben 420 euros menos que los empleados jubilados del régimen general, un 38% inferior. Por ello, desde UPTA, asociación representante de los autónomos abogan por que se permita a los autónomos, una vez finalizado el ejercicio fiscal, puedan realizar aportaciones extra a la Seguridad Social que repercutan en mejoras de su pensión.

El colectivo insiste así en que reforzar las cotizaciones del trabajo autónomo debe ser una de las prioridades del colectivo y también del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. “Es imprescindible hacer crecer las cotizaciones, y con ello, la cuantía de las pensiones presentes y futuras, pero para ello, necesitamos nuevas fórmulas y sistemas”, apuntan desde UPTA. Según una encuesta de la organización, más del 25% de los trabajadores por cuenta propia estarían dispuestos a realizar aportaciones complementarias a sus cotizaciones con el fin de incrementar sus bases de cotización, en función de su capacidad de ahorro.

En este sentido, la organización señala que el Estado fomenta el ahorro de los ciudadanos mediante planes de pensiones privados a través de incentivos deducibles en el IRPF, estimulando de este modo, estos métodos complementarios. Para el presidente de UPTA, Eduardo Abad, resulta “imprescindible” promover un sistema adicional, con incentivos fiscales, para que los autónomos aumenten sus cotizaciones y así sus futuras pensiones.

Problemática del poder adquisitivo

De este modo, los trabajadores autónomos españoles tendrán más complicado el mantenimiento de su poder adquisitivo una vez salgan del mercado laboral a tenor de las cifras sobre las cuantías de las prestaciones percibidas de la Seguridad Social, y especialmente en el caso de la jubilación. Más allá, esta es la conclusión que se desprende de lo nota lanzada por la OCDE -un extracto del informe Pensions at a Glance 2019 que elabora este organismo- donde se advierte de los riesgos futuros en términos de suficiencia de la pensión para los empleados por cuenta propia como producto de las menores aportaciones realizada a la Seguridad Social y la falta de obligación en nuestro país de que estos contribuyan a un plan de pensiones. En suma, este colectivo solo obtendrá un 42% de la pensión que percibirá un asalariado de similares ingresos.

“En España, al igual que en Polonia y Turquía, los trabajadores autónomos sólo están obligados a cotizar un mínimo al régimen de asalariados. Los autónomos pueden elegir libremente la base de cotización siempre que sea superior a un umbral mínimo (42% del salario medio), sin relación alguna con los ingresos reales. A continuación, pagan la misma tasa de contribución total que se aplica a los empleados. Más del 70% de los trabajadores autónomos sólo pagan cotizaciones mínimas obligatorias a la pensión en España, y la subestimación de los ingresos parece ser generalizada”, recuerda la institución.

En este sentido, advierte la OCDE de que en los países en los que los trabajadores autónomos no están obligados a contribuir plenamente a los planes de pensiones relacionados con los ingresos mientras que los empleados sí lo están, la pensión relativa es una de las más bajas. “En el caso de la carrera completa, la pensión teórica futura de los trabajadores autónomos en España es el 42% de la pensión de los empleados con ingresos similares; sólo Japón, México y los Países Bajos obtienen una puntuación más baja”, señala el organismo. Además, otra de las observaciones que realiza la OCDE sobre la coyuntura del sistema de pensiones español en relación a la evolución del mercado de trabajo es el impacto que puede tener en la futura cuantía de la paga la interrupción de la carrera laboral.

En este sentido, de media, en los países de la OCDE una interrupción de cinco años implica una reducción de la pensión a percibir de algo más del 6%, situación habitual entre muchos de los desempleados que dejó la anterior crisis en nuestro país.