Pensiones, ¡vamos a contar mentiras!

El futuro de nuestras pensiones debería preocuparnos a todos. Es uno de los grandes asuntos de nuestra economía, de nuestra sociedad y de nuestro estado del bienestar. Desde el Gobierno, el ministro Escrivá insiste en que las últimas medidas aprobadas garantizan la sostenibilidad del sistema: ligar las pensiones a la inflación para garantizar el poder adquisitivo de los jubilados, incentivar la prolongación de la vida laboral más allá de los 67 años, subir las cotizaciones sociales un 0,6% durante los próximos 10 años... También estaría pendiente el tener en cuenta toda la vida laboral para calcular la pensión de jubilación y ¡ojo, que llegará!, tener en cuenta la esperanza de vida y el crecimiento económico para calcular esa pensión. Pero, ¿son estás medidas suficientes para afrontar el gran reto demográfico que tenemos por delante?

No, rotundamente no. Es clave abordar una reforma profunda y ambiciosa. Es clave tener un gobierno responsable, valiente y con convicción para abordar este asunto. Un Gobierno al que no le tiemble el pulso pensando en el castigo electoral o en la pérdida de votos, por ser medidas a corto plazo dolorosas e impopulares. Es imprescindible poner las luces de largo alcance y ser muy transparente con los datos, hay que decir la verdad. La OCDE lanzaba una seria advertencia: durante los últimos 40 años la tasa de fertilidad en España ha pasado de 2,6 hijos por mujer a 1,3 y como mucho cabe esperar una tímida mejoría hasta 1,5 hijos por mujer durante las próximas décadas.

Este bajo, triste, nivel de nacimientos y, por tanto, crecimiento de la población y crecimiento, añadido, de la población activa convive con una esperanza de vida al alza. La esperanza de vida en nuestro país es una de las más altas del mundo, y en las condiciones actuales, con uno de los periodos de jubilación más amplios. En concreto, España es el segundo país de toda la OCDE -solo por detrás de Grecia- donde el periodo de jubilación es más extenso. 23 años para los hombres -frente a los 19,5 años en la OCDE- y 27,7 para las mujeres -frente a 23,8 años en la OCDE-. La razón es que nuestra edad efectiva de jubilación es de las más bajas de este grupo de países: 61 años para los hombres y 60,8 para las mujeres. Todo lo cual apunta en la dirección de que el gasto en pensiones se disparará durante las próximas décadas.

Con estos tres datos de la OCDE, cualquiera puede entender que hay que tomar medidas ya. ¿Lo hará el ministro Escrivá? Mucho me temo que no, el problema es que no asumimos nuestra responsabilidad individual y pensamos ¡cuando llegue el momento, ya lo afrontaremos! Mientras tanto, a soñar y ¡a contar mentiras, tralará!