Si digo “¡Yolo!”, ¿sabrías a qué me refiero?
You only live once o solo se vive una vez. El rapero canadiense Drake introdujo el término en 2011 en su canción The Motto, que acabó convirtiéndose en el lema de la generación millennial. Es el lema de la generación de tu hija, de tu primo, de tu hermana, quizás incluso de la tuya (y definitivamente de la mía).
Sin embargo, y sin menospreciar a Drake, en España nos habíamos adelantado. Azúcar Moreno cantaba 15 años antes, en 1996, “apaga el televisor y enciende tu transistor y siente unas cosquillitas por los pies...” En nuestro país a ningún millennial, ni a ningún miembro de la generación X, se le olvidará el Solo se vive una vez de las hermanas Salazar.
Nuestra generación lo tiene claro: nos importa el ahora, nos importa consumir y vivir experiencias hoy. Ya sea sentarnos a disfrutar de una de nuestras series favoritas en Netflix, o Amazon Prime, HBO, Apple TV, Disney +..., o compartir momentos con nuestros amigos y amigas. No queremos esperar. Nos gusta vivir el momento, porque lo cierto es que la vida ocurre ahora, ¿no es así? Sí, pero quizá haya algo más que nos conviene tener en cuenta. Solemos olvidar este “ahora” que tanto idolatramos puede durar hasta los 90 años de edad, incluso más. Es muy posible que vivamos un periodo muy largo de “ahoras”. Y si queremos disfrutar de cada uno de ellos, deberíamos asegurarnos de que tenemos la capacidad económica para disfrutar toda la vida. Es decir: #YOLOhastalos90.
Relacionado con esto, existe una realidad incuestionable: Ni la generación X (Xers), ni los millennials, ni la generación Z, podrán permitirse depender exclusivamente del actual sistema público de pensiones para asegurarse un futuro financiero digno durante su retiro, debido a la confluencia de dos factores: El aumento de la esperanza de vida. La esperanza de vida en la UE ha crecido un 32% en los últimos 65 años, pasando de 62 a 80 años. Y la disminución del número de nacimientos un 40% en este mismo período, de 6,7 millones a 4,2 millones.
Si nuestra esperanza de vida es cada vez más larga y el volumen de población activa es cada vez menor, llegará un momento en el que las finanzas públicas no podrán cubrir las necesidades de la población que ya no esté activa. En el caso de España, las cifras reflejan que esta situación es inminente. Ante una fotografía tan poco alentadora de la realidad, ¿qué alternativas tenemos? La primera solución implicaría que nuestro gobierno tomara medidas para desarrollar un sistema complementario de ahorro a largo plazo, utilizando, por ejemplo, un sistema basado en la economía del comportamiento. Ejemplos de un sistema de este estilo son el programa Save More Tomorrow (Ahorra más mañana) en EEUU, o el sistema NEST en el Reino Unido
El programa Save more tomorrow fue pionero en aplicar principios de la economía del comportamiento en el mundo empresarial, amparándose en tres pilares:
a) Se pide a los trabajadores que se comprometan explícitamente a ahorrar más en el futuro. Esto mitiga la influencia del sesgo de presente -la tendencia que tiene el ser humano a sobrevalorar las recompensas inmediatas y a infravalorar las recompensas de más largo plazo-.
b) El aumento del ahorro se liga a futuras subidas de sueldo, lo que minimiza la aversión a la pérdida ya que el salario líquido que percibe el trabajador nunca disminuye como consecuencia del ahorro.
c) Una vez que los trabajadores se adhieren al programa, permanecen en él hasta que deciden salir por voluntad propia. Este último pilar trabaja el concepto conductual de la inercia, que explica la inclinación humana por mantener nuestras decisiones anteriores y la resistencia a revisar las hipótesis que nos hicieron tomar esas decisiones.
Este programa, al tener en cuenta los grandes sesgos psicológicos que desvirtúan nuestro proceso de toma de decisiones, reduce la influencia de los mismos, ayudándonos a tomar decisiones más racionales y más alineadas con nuestro bienestar y objetivos a largo plazo.
La segunda solución es que las instituciones financieras empleen estrategias más efectivas para ayudar a sus clientes a gestionar mejor su dinero. Muchas instituciones financieras están intentando generar soluciones que consigan mejorar la salud financiera de sus clientes, pero sus modelos de negocio continúan siendo muy inflexibles y una gran parte de la población ha perdido confianza en ellas tras la crisis económica que comenzó en 2008.
El CFA Institute descubre que el 45% de la población piensa que las dificultades que atravesará el sector financiero en los próximos años llevarán a las instituciones financieras a tomar decisiones poco éticas. Hace dos años, la revista Forbes escribía que el 71% de los millennials prefiere ir al dentista que tener que escuchar a su banco. Es decir, las generaciones que más apoyo necesitan para disfrutar el “ahora” durante toda su vida no perciben que están recibiendo un servicio aceptable de las entidades que se supone deben proporcionar estos servicios.
La tercera y última solución es que los propios individuos, nosotros mismos, gestionemos adecuadamente nuestro dinero para maximizar nuestra satisfacción vital presente y futura. Uno de los grandes obstáculos a los que nos enfrentamos para conseguir este objetivo es que nuestra educación financiera no está lo suficientemente avanzada, ya que menos del 20% de la población mundial entiende los conceptos financieros básicos para poder realizar una gestión adecuada de sus recursos.
En este contexto, el #YOLOhastalo90 es un objetivo muy ambicioso. Sin embargo, hay muchas cosas que podemos y debemos hacer. Una de ellas es continuar apoyando al ecosistema de emprendedores, startups e instituciones financieras que están trabajando en este campo.