Pensiones, mujeres y desigualdad

Este mes de marzo, el día 8, se ha celebrado el día de la mujer trabajadora. En realidad hay que decir que la mujer ha trabajado siempre, si bien durante mucho tiempo ese trabajo no estaba remunerado. Su trabajo se circunscribía, mayormente, al ámbito familiar donde no había remuneración y en las variables económicas como el PIB, no computaba o se valoraba ese el papel que la mujer ha realizado históricamente y que hoy sigue desempeñando. Los economistas clásicos como Adam Smith o Karl Marx reconocían la importancia de la actividad de las mujeres en la casa destinada al cuidado familiar y, en particular, a la crianza y educación de los hijos, la consideraron indispensable para que estos se convirtieran en trabajadores productivos y contribuyeran, de este modo, a la “riqueza de las naciones”. Sin embargo, no le otorgaron ningún valor económico, como anteriormente hemos comentado.

Aún cuando la brecha en el trabajo doméstico se ha ido cerrando, todavía la mujer sigue siendo la que mayor tarea acapara. Los datos del Barómetro del CIS indican que en un día laborable los hombres suelen dedicar 2,06 horas y las mujeres 3,84 horas al trabajo doméstico. De acuerdo con esta encuesta, las mujeres se involucran prácticamente el doble de tiempo que los hombres. Por cierto que estos datos no tienen en cuenta algunos aspectos esenciales. Normalmente, se considera trabajo doméstico tareas tales como cocinar, fregar los platos, limpiar, ocuparse de la ropa, hacer la compra y el mantenimiento de la casa. No se suelen incluir en estas tareas el cuidado de los hijos u otras personas dependientes, ni las actividades del tiempo libre.

Durante el pasado siglo la mujer se ha ido incorporando gradualmente al mercado laboral donde son ya una parte esencial de los empleados. Durante mucho tiempo se asociaba la idea que determinados puestos de trabajo eran desarrollados por mujeres, es el caso por ejemplo de la enfermeras. Sin embargo hoy vemos desempeñar a la mujer los mismos trabajos que los hombres, algo que siempre es motivo de alegría. A pesar del avance en este campo la mujer, en muchos casos, no tiene la misma retribución que la de un hombre aún cuando tiene la misma responsabilidad y realiza las mismas funciones. Su retribución es inferior a la de los hombres. Por cierto que la auténtica liberación de la mujer comienza por la liberación económica, sin la dependencia de su pareja.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, las mujeres ganan un total de 20.607,85 euros al año y los hombres 26.391,84. Lo que desvelan estos datos es que el salario medio bruto al mes si se tienen en cuenta 14 pagas será de 1.471,99 euros para las mujeres y 1.885,13 euros en el caso de los hombres. Se constata por tanto que el salario de los varones sigue siendo superior al que perciben las mujeres, concretamente algo más de 400 euros de diferencia.

Esta brecha salarial, discriminatoria para la mujer, esconde otra realidad, la del desempleo. De acuerdo con los datos proporcionados por la Encuesta de Población Activa, EPA, España cerró el pasado ejercicio con 3.719.800 parados, son 527.900 más que al finalizar 2019. De esa cifra, 1.991.400 son mujeres, es decir el 53% del paro se registra en ellas frente al 47% que se da en los hombres. Además de este escandaloso dato hay que tener en cuenta que el 18,33% de las mujeres en edad de trabajar no tiene empleo, cuatro puntos porcentuales más que la tasa de los varones y dos más que la media del país.

La brecha de género es vergonzosa, una brecha que la encontramos en las pensiones, lógicamente, pues la cuantía de las mismas está íntimamente relacionada con los salarios. Los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social muestran que por sexos, la pensión media de los hombres en febrero de 2021 fue de 1.250,87 euros; en el caso de las mujeres, ascendió a la cifra de 826,41 euros. Nuevamente una diferencia vergonzosa, algo más de 425 euros menos en la comparativa. La pensión media de las mujeres solo supera a la de los hombres en el caso de la pensión de viudedad (de media, las mujeres recibieron 756,38 euros en febrero de 2021 frente a los 523,07 euros que obtuvieron los hombres). En el resto de tipos de pensiones, los hombres reciben mayor cuantía de media.

Con estos datos Unespa, la patronal del seguro en su informe Soluciones para la jubilación: Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias, destaca cómo dada la mayor esperanza de vida de la mujer y su menor pensión necesitaría tener un ahorro a su jubilación de 71.318 euros, mientras que esta cuantía asciende a 55.427 euros para el colectivo masculino. La diferencia es que el ahorro de los varones de cara a la jubilación es inferior en un 28,67% al del colectivo femenino.

Pese a los avances en las nuevas constituciones y en algunas reformas legales, los enfoques de género continúan estando ausentes en la legislación laboral. Las mujeres siguen en desventaja en todos los indicadores laborales y se enfrentan a discriminaciones abiertas o encubiertas, como los llamados techos de cristal en su ascenso a empleos jerárquicos. En pensiones, como demuestran los datos, la situación de las mujeres es indigna en un país, España, que dice encontrarse entre los países desarrollados.