Los planes de empresa con mayor y menor rentabilidad de España

De los veinte mayores planes de empleo de nuestro país solo once terminaron 2020 con rentabilidades positivas, pese al impacto de la pandemia en los mercados. Entre todos ellos, VidaCaixa gestiona los cinco mejores planes de este grupo y BBVA, los que peor desempeño muestran.

Si algo deja claro el análisis de los veinte mayores planes de pensiones de empleo por volumen patrimonial es que no es lo mismo trabajar en una compañía o en otra, por los diferentes datos de rentabilidad que arrojan. Hay que tener en cuenta que cada producto aplica una estrategia diferente, supervisada por el comité de control del plan de pensiones de cada empresa, y el año pasado fue, además, un ejercicio especial por la expansión de la pandemia del Covid-19, con las secuelas económicas que todavía no han cesado.

De esta forma, de los 20 mayores planes de empleo, solamente once consiguieron cerrar en terreno positivo, según los datos de Inverco, y de éstos solamente cinco lograron terminar con una rentabilidad superior al 2%. De este grupo, destacan los planes de los empleados de CaixaBank y Nestlé y el de los funcionarios públicos de la Generalitat catalana, los tres gestionados por VidaCaixa, que obtuvieron una revalorización entre el 5,5% y el 3,8% el año pasado, por encima del 1,09% de media que lograron en conjunto los planes más grandes.

Trabajar en el sector financiero tampoco es garantía de un mejor rendimiento puesto que, aparte del plan de CaixaBank, solamente los de Sabadell, Santander, Abanca y Bankia se encuentran entre los mejores por rentabilidad, mientras que los de Ibercaja, Unicaja y BBVA se encuentran en el lado opuesto. De hecho, el plan de los empleados del banco presidido por Carlos Torres, se encuentra en último lugar entre el conjunto de los productos más grandes por volumen patrimonial, con una caída del 1,63% durante 2020.

La gestora de pensiones del BBVA también es la responsable del resultado de cinco de los diez peores planes de empleo más grandes, entre los que se encuentran, aparte de su propio producto, el de los trabajadores de Repsol, que perdió un 1,56% en 2020; el de los empleados de la central nuclear de Ascó Vandellós, que cayó un 1,44%; el de Iberdrola, que sufrió una ligera pérdida del 0,47%; y el de los funcionarios públicos del Estado, que también experimentó un pequeño retroceso del 0,44% durante el año pasado.

Otro colectivo que tampoco pudo terminar 2020 con un resultado positivo fue el plan de empleo de los trabajadores del Banco de España, gestionado por Ibercaja, que perdió un 0,80%, mientras que los planes de Naturgy y Endesa sí que pudieron disfrutar de una revalorización más que aceptable, dadas las circunstancias del coronavirus, al ganar un 3,58% y un 1,97%, respectivamente.

Fonditel, la gestora de planes de empleo de Telefónica y una de las firmas más reconocidas incluso fuera de su entorno, terminó el año pasado con resultados dispares en función del producto. El plan de los trabajadores de Telefónica Móviles sufrió una ligera caída del 0,28%, mientras que el plan de los empleados de la matriz perdió algo más, un 0,72%.

En el punto de mira

Este análisis de los planes de pensiones de empleo se va a volver más acuciante, a raíz de la decisión del gobierno socialista de incentivar los productos colectivos en detrimento de los planes individuales. Los primeros han visto incrementada la desgravación fiscal hasta los 10.000 euros en los presupuestos de este año, mientras que los segundos han sufrido una rebaja de 6.000 euros, hasta los 2.000 euros de deducción en la declaración de Hacienda.

La intención del Ejecutivo es que los planes de empleo tomen impulso, para lo que está pergeñando la creación de un superfondo de pensiones público, de gestión privada, al que podrán adscribirse trabajadores autónomos, de pymes y aquellos que prefieran traspasar su dinero por no estar contentos con el el manejo de su plan de empleo. De ahí que estos productos volverán a ser de nuevo escudriñados para valorar su estrategia y su rendimiento, a pesar de que durante los últimos años han estado de capa caída debido a la crisis financiera, que afectó al volumen de aportaciones.

La actual coyuntura económica, con las consecuencias de la pandemia todavía en ciernes, tampoco son las más halagüeñas, sobre todo para las empresas medianas y pequeñas, que no cuentan con productos más específicos para las necesidades de sus trabajadores. Precisamente, este es uno de los problemas que el Gobierno pretende solventar con la aprobación del fondo público de pensiones que plantea mejoras de condiciones en los planes de empresa para estos colectivos.