Fondos de pensiones e inversión alternativa, un giro hacia la innovación y la rentabilidad

La reforma que no llega, cuando para la clase política los problemas están mejor en el montón de las promesas que en la urgencia de las soluciones, los ciudadanos nos encontramos con un problema de difícil solución, por un lado dejan en nuestra libertad la elección del complemento necesario para cubrir el déficit de ingresos que se nos producirá en el momento de la jubilación, y, por otro lado, las alternativas de elección de fondos de pensiones donde invertir, pobres en resultados y deficientes en rentabilidad, donde salvo excepciones nos encontramos con demasiado riesgo sistemático o de mercado y con poca o deficiente gestión activa del riesgo.

Es una realidad, que los políticos españoles suelen guardar en los cajones aquellas directivas europeas que son incómodas políticamente o requieren cambios estructurales y regulatorios que no producen efectos electorales y de imagen pública en el corto plazo, digamos, el interés de solución de los problemas de largo plazo es poco gratificante con lo que la procrastinación política es un hábito convertido en un extraordinario hándicap para la corrección de las deficiencias del presente, que nos oscurecen las expectativas de futuro.

Existe un hecho incuestionable, en la actualidad el periodo de vida inactiva después de la jubilación está próxima a los 20 años y subiendo, hace que el actual sistema de pensiones en España, donde la carga la soporta prácticamente en su totalidad el Estado y la Seguridad Social, sea un desafío sobre el que se hace absolutamente necesario poner soluciones.

Como en repetidas ocasiones hemos cuestionado, la complementariedad de los sistemas privados de planes y fondos de pensiones no son suficientes, la media por partícipe es de apenas 10.000 Euros, y sin contar que existe una concentración de inversión de partícipes de rentas altas cuya casi única finalidad es la fiscalidad sobre la inversión en fondos de pensiones. Si adicionalmente computamos el porcentaje de inversión sobre el PIB en planes y fondos de pensiones en España que es de un exiguo 3%, mientras en Italia es de un 11%, en Irlanda de un 48% y en Holanda de un 187% (*), parece que los problemas estructurales del sistema de pensiones español son un hándicap de futuro de difícil solución, y sobre el que el gobierno actual y los futuros deberían considerar una prioridad.

Adicionalmente, una de las cuestiones que debemos valorar es que el sistema español de pensiones está absolutamente sesgado al tipo de CD, de Contribución Definida, frente a un ya casi inexistente de BD, de Beneficio Definido, si bien es una tendencia natural en otras jurisdicciones también, la transversalidad de la conversión y crecimiento de BD hacia CD justificada por escenarios macroeconómicos y tipos de interés prácticamente intervenidos por las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales, crean un sustrato de incertidumbre que requiere una adecuación y personalización de la propia estructura de los planes y fondos de pensiones, así como de la gobernanza y políticas de inversión, que permitan adecuar los estilos y asignación de activos a horizontes de inversión más realistas.

En España, gobiernos, sindicatos e instituciones reguladoras son conscientes conocedores del desafío y necesidad de cambio estructural del sistema de pensiones actual, sin embargo, aun estando en la lista de los temas sobre los que trabajar, parece que cada vez que se plantea la necesidad de colocar esta discusión en su orden real de prioridad, otras temas de variada importancia desplazan su debate a la cola de las cosas por resolver.

A pesar de todos los obstáculos y dificultades, también aparecen tendencias a nivel internacional en países y jurisdicciones más adelantados y evolucionados en sus sistemas de pensiones, sobre los que podemos aprender algunas cosas y utilizar su experiencia como motor de oportunidades ante el reto del cambio. Alguna de ellas también mencionadas en la directiva IORP II y recogidas en informes de prestigiosas consultoras, explícitamente citadas en el informe Global Pensión Assets Study 2020, de Willis Towers Watson, sobre la tendencia en el modelo organicional en las propias estructuras de los comités de inversión y cesión de gestión fiduciaria a la entrada de talento, conocimiento y especialización de equipos, el llamado modelo de personas frente al existente modelo de institución, lo que seguro aportaría innovación, ideas y por supuesto rentabilidad.

Y es aquí donde la inclusión de clases de activos como la inversión alternativa tienen su espacio y dimensión de especialización en ciertas clases de activos, particularmente liderado por el private equity, así como el retorno a ciertos estilos de hedge funds, haciendo más tácticas las políticas de inversión y asignación de activos, aplicando modelos estratégicos de gestión del riesgo con el objeto de promover y estimular la confianza del partícipe, con el fin de obtener un balance mucho mejor gestionado en el encaje de provisiones de los fondos frente a las obligaciones de pasivo futuras.

La realidad es que los mayores fondos de pensiones del mundo y con los ratios de rentabilidad riesgo más ajustados a la eficiencia de la curva riesgo-rentabilidad han incrementado su exposición a inversiones alternativas con asignaciones de entre un 20% y 30% a esta clase de activos, y específicamente sobre la siguiente base de asignación: 1. Private equity, en todas sus clases y estilos; 2. Venture capital; 3. Inversión en activos reales, normalmente a través de fondos especializados en este tipo de activos; 4. Hedge funds, principalmente en fondos de distressed assets, arbitraje y long-short equity; 5. Inversión directa en deuda de compañías privadas, los llamados private placement debt; 6. Fondos especializados en energía verde, infraestructuras, etc., principalmente con modelos de coinversión.

[*. Willis Towers Watson. Thinking Ahead Institute Research - Global Pension Assets Study 2020]