Ahorrar de forma inteligente en el mundo postcoronavirus

Empieza un nuevo curso y éste promete ser más diferente, mucho más. Por el maldito coronavirus que insiste en cambiar nuestra forma de vida y nuestra forma de ¡todo!, de comunicarnos, de relacionarnos, de trabajar, estudiar, comprar... ¿Y también de ahorrar? Confío en que esta pandemia impulse el ahorro inteligente: enfocado en el largo plazo y, por lo tanto, ampliando el horizonte de inversión, buscando una diversificación inteligente en regiones y en activos.

Estoy convencida de que la industria de gestión de activos saldrá reforzada si se pone las pilas y aprovecha para ofrecer buenos productos que combinen calidad, rentabilidad, control del riesgo y bajas comisiones. ¿Estoy soñando? Estoy convencida también de que la figura del asesor financiero saldrá reforzada. Durante la pandemia ha tenido la oportunidad de demostrarle al cliente que está pegado al mercado, en constante comunicación con las gestoras y ha aprovechado la tecnología para ofrecer transparencia, cercanía, formación e información. Y, ¡lo más importante! Si algún cliente tenía la tentación de venderlo todo en un ataque de pánico ha podido reprimir sus ansias aconsejándole aprovechar la oportunidad que ofrecían algunos activos y algunas temáticas. En esta crisis no hemos visto inversores en modo pánico dándole al botón de venta de sus fondos de inversión.

Ahora, en el mundo postcovid, está claro que algunas megatendencias cogerán impulso. En Europa, por ejemplo, todo lo que gire en torno a la salud, la conectividad, el clima, las renovables, el reciclaje... Y ¡cómo no!, la inversión sostenible. El megafondo de reconstrucción europeo permitirá que muchas empresas emprendan el camino de la sostenibilidad porque ¡no hay marcha atrás! En esta crisis hemos visto que toda empresa que tenía buen plan de gobernanza o primaba lo social o apostaba por lo verde, ha sido premiada por el mercado.

El mundo postcovid también traerá una mayor conciencia por el ahorro a largo plazo, y el vehículo plan de pensiones es el idóneo. Por la gestión profesional, por la seguridad jurídica, por la fiscalidad ¡que no nos la toquen!, porque nos permite ahorrar de forma periódica y ponernos un objetivo de inversión: la jubilación, y porque su horizonte es el largo plazo. ¿Pegas? Claro que las tiene y por destacar me quedo con dos. Una, la rentabilidad que ofrecen que podría ser más ambiciosa despegándose de la renta fija y apostando más por renta variable. Dos, la fiscalidad a la hora de recuperar tus ahorros una vez que te jubilas que te invita para que no te cruja Hacienda a recuperar ese dinero poco a poco y no de golpe. El curso está en marcha ya, y a por el que vamos! Toca ahorrar y hacerlo de forma inteligente.