Repensando el papel de los fondos de pensiones en la era post-pandemia

Si hasta ahora hemos hablado de la crisis y la devastación económica originada por el Covid-19, parece que ha llegado el momento de hablar de la economía de la post-pandemia, en artículos de esta misma publicación hablábamos de la importancia y de la necesidad de introducción de activos de inversión alternativa como private equity, en todas sus clases, estilos y subsectores, y con el único propósito de acercar las políticas de inversión de los fondos de pensiones a la realidad económica y social.

Expresamente sugeríamos la importancia de que los fondos de pensiones incrementasen su inversión en activos de la economía real, lo que podríamos llamar la economía productiva y de generación de actividad económica, de tal manera que la implementación de estas políticas de inversión aportasen a la sociedad lo que de alguna manera recibirá en el futuro vía pensiones. También hablábamos de la importancia del establecimiento por parte de las comisiones de control de los fondos de pensiones de criterios ESG por sus siglas en inglés, principios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en español, lo que nos permitía introducir claves que sustentaban nuestra línea de argumentativa y de propuesta a los fondos de pensiones españoles.

Si los fondos de pensiones buscan rentabilidad a largo plazo como un elemento de estabilización complementaria de ingresos para la jubilación, a partir del momento en el que el trabajador sale de la economía productiva y se convierte en jubilado perceptor de rentas, parece que tiene sentido que durante la vida laboral del trabajador, la forma de ahorro para sus futuras pensiones puedan alimentar la máquina de la productividad económica, en originación y producción de riqueza, y cuyo retorno se producirá cuando ya no pertenezca a esa parte de la economía productiva.

Entre los mejores y más grandes fondos de pensiones de Europa, que además se incluyen dentro de los más activos en Private Equity se encuentran, el Norway Government Pension Fund, ABP y PFZW de Paises Bajos, ATP y PFA de Dinamarca, Alecta Pension Fund de Suecia entre otros, teniendo todos ellos en común políticas de inversión donde el private equity y venture capital en menor medida, tienen una importancia vital en la composición de sus carteras, de hecho por dar un dato estadístico significativo, la inversión en private equity aporta entre un 2% y un 5% de rentabilidad interanual sobre los fondos de pensiones para periodos de 10 años, y adicionalmente, y no menos importante, reducen la volatilidad mejorando el ratio riesgo-rentabilidad.

Frente a las dudas iniciales que aparecieron durante el periodo entre marzo y junio del 2020, sobre el efecto de la pandemia en el private equity, es un hecho que han mantenido intacta su reputación, han incrementado su liquidez, su capacidad de captación y de originación de capital, si bien al albor del apoyo de las acciones de los bancos centrales en inyección de liquidez y del mantenimiento de tipos de interés bajos y prácticamente cero. Y es por todo esto, junto con las necesidades de liquidez e inversión de muchas compañías de los más diversos sectores, inmobiliario, industrial, servicios, salud y biotecnología, que la realidad económica augura un futuro más que prometedor en private equity.

Por hoy, parece que los sectores de tecnología y salud son los favoritos, pero también pueden ser los más caros a la hora de encontrar buenas operaciones, pero a la vez han aparecido sectores y compañías concretas con enormes oportunidades de crecimiento post-pandemia, como aerolíneas, sector hotelero y turístico, sector industrial, etc, especialmente en un momento donde muchas compañías y de todos los tamaños están al borde del colapso.

Adicionalmente, y como consecuencia de la inyección de capital y ayudas por parte de la Unión Europea a los países para la estabilización y superación de la crisis, la combinación de ayudas públicas y acceso al crédito vía fondos de capital riesgo abren nuevas oportunidades en materia de coinversión público-privada como un espacio donde invertir cuando la pandemia remita y volvamos a la normalidad.

Es tiempo para que las políticas de inversión de los fondos de pensiones vuelvan su mirada hacia inversiones de crecimiento que aporten valor en forma de actividad económica a la sociedad, que diversifiquen el riesgo más allá del clásico de renta variable y bonos, entrando a formar parte del lado de los originadores de capital que inyectan recursos a las empresas, la sociedad y a los ciudadanos en forma de empleo, para después cosechar los frutos de sus inversiones vía rentabilidad en el momento de la jubilación.

En otros países y otras jurisdicciones los fondos de pensiones están incrementando su vinculación a la economía real de una forma muy directa, y en sus informes anuales muestran la transparencia y compromisos con sus comunidades y el empleo, veamos como ejemplo el Florida Growth Fund, que ha realizado inversiones por 755 millones de dólares y ha creado 17.174 nuevos empleos, según reporta OPPAGA, Office Program Policy and Government Accountability, con inversiones directas en 46 compañías y 33 private equity funds.

En España son los grandes fondos de pensiones europeos e internacionales, entre los que están los mencionados más arriba, los que están invirtiendo en España en infraestructuras de energía verde, bien directamente o a través de fondos de private equity. Así, tal vez podríamos reflexionar y preguntarnos ¿serían capaces los fondos de pensiones españoles y sus comisiones de control encontrar oportunidades donde otros ya las encontraron? Y ¿están preparadas las comisiones de control para definir políticas de inversión en la economía real?