El Gobierno y su estrategia para el ahorro privado: “A Dios rogando y con el mazo dando”

El Gobierno se ha adelantado en los Presupuestos Generales en algunos aspectos a la reforma de pensiones acordada en el Pacto de Toledo y cuyas recomendaciones también han visto ya la luz verde en el Congreso. Sin embargo, la presentación de las Cuentas se produjo semanas antes de que se cerrase el ciclo de votaciones sobre los acuerdos del Pacto de Toledo y ello le ha supuesto al Ejecutivo, críticas por las medidas adoptadas desde los sectores afectados por un lado, y la constatación de que el partido clave para la aprobación de estas recomendaciones, el PP, se posiciona en contra de las mismas. Se trata sin duda de los aspectos relativos a la recomendación 16 sobre el impulso a los sistemas de previsión social complementaria en nuestro país, como elemento de acompañamiento a la pensión pública de jubilación.

Y más concretamente, estas críticas se centran en el hecho de que la doble vía de actuación del Ejecutivo, en materia de ahorro privado para la jubilación parecen una contraposición la una de la otra, tal y como han denunciado tras conocerse los términos las patronales aseguradoras y gestoras de planes de pensiones. Por un lado, en las cuentas se prevé, tal y como se comprometió el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, al inicio de la legislatura un impulso decidido al conocido como segundo pilar de la jubilación, que es el ahorro en la empresa a través de planes de aportación conjunta, como ocurre en los modelos de éxito del NEST en Reino Unido, o las EPSV en el País Vasco. En virtud de ello, el Gobierno ha anunciado que en los próximos 12 meses desarrollará un fondo público para pymes y autónomos, principalmente, de ahorro para jubilación. Y que este será de promoción pública, pero de gestión privada. Hasta este punto, todo parece dirigido a un incremento de la base de ahorradores en nuestro país, fundamental para afrontar las mermas en las cuantías de las prestaciones que se prevén en las próximas décadas y que aun así les permita mantener el nivel de poder adquisitivo una vez abandonado el mercado de trabajo.

Pero como ha denunciado el sector privado, se trata de una de cal y otra de arena. Mientras que el Gobierno avanza el objetivo loable de involucrar a 9 millones de trabajadores en el sistema de ahorro financiero en España, por otro lado, estos mismos Presupuestos dan la puntilla definitiva a la industria de planes de pensiones individuales, los conocidos como tercer pilar de la jubilación. Como advierten economistas y expertos de la materia, la reducción de un 75% en el máximo de aportación a estos planes que se encuentra exento de IRPF supone que el atractivo de estos productos pasa a ser irrisorio y que el nivel de aportaciones se irá reduciendo y el número de planes mudando hacia otras alternativas con ventajas fiscales similares, pero más atractivo en términos de rentabilidad. Por ello, denuncia desde las asociaciones, la estrategia del A Dios rogando y con el mazo dando del Gobierno y el ahorro, con medidas contraproducentes.