Covid y endeudamiento: un cóctel peligroso

Desde estas páginas he venido comentando el destrozo económico que la pandemia médica estaba provocando en todas las economías del mundo sin excepción. Antes del verano China, el país de donde salió la pandemia, comienza a recuperación en V. Estados Unidos, por su parte está también capeando el temporal y la posible adopción de medidas fiscales puede permitir un crecimiento notable para este final del año. Esta situación, sin embargo no es la que tenemos en Europa, el Viejo Continente presenta una recuperación muy desigual entre los países y los ritmos de recuperación.

Precisamente a la cola de perspectivas de la recuperación en Europa, nosotros nos situamos a la cola. Las debilidades de nuestro país, años de no acometer reformas, un clima político de confrontación permanente, no atajar el déficit público en su momento saneando las cuentas y por supuesto una estructura económica -peso del turismo en el PIB- son las principales causas del horizonte tan negro al que parece estar abocado. Aquí en España podríamos estar ante el temido escenario de W, detrás está la previsible muy mala campaña de turismo, las restricciones de aforo en la hostelería y el miedo que se empieza a adueñar de los ciudadanos españoles. Sirva como prueba de esta última afirmación el aumento que está habiendo de ahorro entre las familias, algo que resta potencial a la recuperación. El consumo sigue siendo el principal actor del PIB.

Hay una cuestión que no he tratado aún, pero que sin embargo es muy peligrosa, los niveles de endeudamiento que existen en este momento en el mundo. En el gráfico que adjunto del Bank of America puede verse, como se aprecia en el mismo en estos momentos estamos en máximos del siglo, muy por encima del nivel que teníamos con la crisis de deuda de la Eurozona. La deuda pública y privada representa algo más del 250 % del PIB mundial.

En esta acumulación enorme de deuda no me preocupa especialmente la deuda pública emitida en los países desarrollados. La FED, el BCE el BoE o el BoJ garantizan la sostenibilidad de las emisiones. El peligro está en una serie de frentes, por una parte la deuda pública de países emergentes y por supuesto la deuda privada de las empresas.

Hasta el momento los mercados de renta fija, muchos pequeños inversores en renta fija no le prestan la atención que deberían, están tranquilos. Ahora bien la situación puede cambiar y tendría efectos en todos los mercados financieros y la cotización de los activos.

En este momento comienza a haber empresas cuyos ingresos son insuficientes para cubrir los pagos de la deuda contraída, lo que les aproxima al temido default. Si comienza una serie de default de empresas que son auténticos zombies la preocupación entre los inversores se podría extender y de ahí a una situación de pánico hay muy poco trecho.

Además de mi preocupación sobre la deuda de estas empresas zombies, insisto, también me preocupa la caída de actividad de algunos países emergentes. Todos deberíamos tener presente lo que ocurrió en 1994 en México, el denominado efecto tequila, cuando entró en una fuerte crisis. Los inversores, presas del pánico, metieron en el mismo saco a todos los países iberoamericanos por igual cuando no lo son.

Si en mi cita anterior alertaba del indicador de Warren Buffet al que no le gusta que la capitalización de la bolsa americana supere al PIB, esta vez traigo hasta ustedes los preocupantes niveles de deuda y las consecuencias que podrían arrojar.

Déjenme la libertad de despedirme de ustedes felicitando el cumpleaños de esta publicación, de la cual tengo el honor de haber colaborado desde el principio con mis comentarios sobre macroeconomía. ¡Felicidades!