El nuevo consumidor, más digital y longevo que en la última crisis

Las previsiones del FMI apuntan una caída del empleo del 20,8% este año por lo que las rentas de la clase trabajadora mermarán su capacidad de compra en favor de los mayores

Ha cambiado el panorama desde que en 2008 la crisis económica estallara en todo el mundo. Todavía no habíamos terminado de levantarnos cuando llega la amenaza de una nueva crisis, esta vez provocada por el coronavirus, que se vislumbra más clara a cada día que pasa de confinamiento y que ya se está dejando notar en las cabezas de todos los españoles que tendrán que volver a adaptar sus hábitos antes este nuevo desafío económico.

Muchas cosas han cambiado, entre ellas el perfil de nuestra sociedad de consumo. Los consumidores españoles de alimentos y de productos de higiene están más envejecidos, son más digitales y viven en hogares con menos personas a su alrededor que en la crisis económica sucedida en el año 2008, según un informe de la consultora Kantar, que examina la situación, ante la crisis que vendrá tras la pandemia Covid-19.

El estudio, presentado en un webinar, analiza las tendencias de gran consumo de los españoles -alimentos y productos de limpieza- durante los inicios del confinamiento debido al coronavirus Covid-19 y presenta un nuevo perfil del consumidor ante el desplome económico, en comparación con la crisis 2008-2013, recordada por muchos como la Gran Recesión.

Poniendo la vista en los datos a corto plazo, las cifras relacionadas con el consumo doméstico reflejan la realidad del confinamiento, el aumento de la cocina elaborada, distendida y relajada proclama la llegada del picoteo y los clásicos cocinillas, lo que llevado a datos de consumo provoca un evidente incremento sobre el volumen de las compras de la ciudadanía. Según Kantar, crecerán a doble dígito en mayo, hasta un 23% respecto al mismo mes de 2019, con una horquilla desde el 10% y hasta el 33%, según los distintos escenarios de desescalada.

Previsiblemente, la pandemia de coronavirus desembocará en una crisis económica sin precedentes que ya se empieza a percibir en todos los sectores de la economía, y si se confirman las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) -que apuntan a una caída de la economía española del 8% y del empleo del 20,8% este año- las compras de gran consumo bajarán un 3% a final de 2020, según el informe de impacto de la crisis.

La preocupación de la ciudadanía por la economía nacional, empieza a sustituir en importancia al de la propia pandemia y con razón, ya que, de confirmarse las previsiones económicas, esta crisis que se prevé para después del coronavirus, en la mayor parte de sectores y que ya se está empezando a notar tanto para los consumidores como para los negocios, nos devolverá un recuerdo de lo que sucedió en 2008; aunque en este caso también se cree que sus efectos no serán tan duraderos en el tiempo y desde Europa han manifestado ya sus intenciones de que no piensan permitirlo, básicamente porque haría peligrar la economía de la Unión Europea al completo.

¿En qué hemos cambiado?

Naturalmente, con el paso del tiempo y el avance de nuestra pirámide de población, entre la población española hay más ancianos, más jubilados, más personas solas y más usuarios de Internet que en la crisis que comenzó en 2008. La edad media de los españoles se sitúa ahora en los 43 años, tres más que entonces y uno de cada cinco consumidores ha alcanzado ya la edad de jubilación. Además, más de la mitad de los hogares está compuesto por una o dos personas, lo que las convierte en familias más pequeñas que en 2008.

Por otra parte, y casi sin darnos cuenta, los hogares españoles se han digitalizado, en algunos casos a marchas forzadas por la actual situación, puesto que en un 91% de las casas se usa Internet, según señala el director de Servicio al Cliente de España y Portugal de Kantar, Carlos Cotos.

En la pasada crisis, por lo general, los españoles dejamos de gastar fuera de casa, aumentando así la adquisición de bienes placenteros como la cerveza y demás productos asociados con el consumo social -cafés, pizzas-. El confinamiento ha obligado al regreso al hogar, a reducir las interacciones dentro de un supermercado y a la tendencia de no contagiarnos se sumará la de administrar el presupuesto.

Desde Kantar aseguran que se repetirán los patrones de conducta de la anterior crisis, asociada a la gestión de presupuestos reducidos, lo que repercutirá en un repunte de los bienes más económicos y de las marcas blancas.

El pequeño comercio podría salir reforzado

Esta situación de confinamiento obligatorio puede provocar que se incremente la tendencia de los ciudadanos españoles de acudir a tiendas más próximas, locales de barrio, lo que provocaría que las grandes superficies puedan sufrir con el distanciamiento social. Sin embargo, en cuanto a marcas, la última crisis prueba que las enseñas de la distribución varían de forma contracíclica. Entre 2009 y 2013, Mercadona protagonizó un 69% del crecimiento de las marcas de distribución.