Ahorro previsional en tiempos de Covid-19

La actual crisis que estamos viviendo a consecuencia de la Covid-19 está suponiendo una contracción de la actividad económica sin precedentes, tanto desde el lado de la oferta como, especialmente, de la demanda. El mundo de las pensiones y del ahorro previsional no es ajeno a este entorno de precariedad. Ahora que empezábamos a ver una tasa de ahorro en niveles cercanos a 2008, una nueva crisis nos golpea. Una crisis de demanda con consecuencias directas sobre el consumo y que, con toda seguridad, afectará a los patrones del ahorro familiar, tanto a las familias que están pasando apuros económicos, como a aquellas que, incluso, han acumulado ahorro que deberían canalizar a través instrumentos previsionales.

En estas circunstancias se hace obligado reflexionar sobre el comportamiento de los hogares ante el ahorro. Debemos ser conscientes, ahora más que nunca, de la necesidad de crear una red de seguridad familiar y profesional, a través de un ahorro líquido, que permita a las familias mantener su calidad de vida incluso ante situaciones extremas y sobrevenidas como esta. Porque, pese a la percepción que tenemos, en España sí se ahorra, pero mal, pues no se apuesta por el ahorro líquido sino mayoritariamente por el ladrillo.

Es muy difícil aventurar qué ocurrirá en el futuro, pero no podemos pretender atender siempre a la protección del Estado, porque llegará el momento en que el Estado y el endeudamiento permanente no sean la solución. El Estado ya financia 20.000 millones de euros anuales para pagar pensiones y, si bien no creemos que estas estén en peligro, las reformas que ya se consideraban urgentes en la vida preCovid-19, ahora lo son aún más. ¿Cuántas generaciones pagarán la deudaque ahora estamos generando? ¿Es esta la herencia que les estamos dejando a nuestros hijos? Guardemos el luto, recompongamos el país, pero no olvidemos que el sistema necesita una reflexión y revisión integral.

En definitiva, necesitamos vivir hoy, pero planificando el mañana, porque al igual que cualquier empresa debe garantizar su liquidez y solvencia para no poner en riesgo su viabilidad, también las personas debemos hacerlo. Más allá de la Covid-19, no debemos olvidar que el envejecimiento de la población es uno de los principales desafíos de la humanidad en el siglo XXI. Si no ahorramos para esa etapa vital, o si disponemos ahora de los colchones de liquidez de los sistemas de pensiones habilitados por el Estado, nos estaremos comiendo hoy el bocadillo de un mañana que, si la ciencia nos acompaña, será afortunadamente muy largo. Por todo esto, nunca dudemos que ahorrar hoy es lo correcto para nuestro futuro. No hacerlo podría ser letal.