El rejón a los planes recorta el ahorro fiscal en 2.700 euros

La aportación máxima deducible bajará de 8.000 a 2.000 euros al año, mientras la deducción sube en planes de empleo, pero son muy poco utilizados en nuestro país

Cuando suenen las campanadas que pondrán punto y final al 2020 también concluirá una etapa para los planes de pensiones individuales. Hasta ahora el contribuyente podía deducirse la cantidad anual aportada con un límite establecido en los 8.000 euros anuales o en el 30% de la suma de rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas. Este importe máximo se reduce a partir de 2021 hasta los 2.000 euros anuales. Afectará especialmente a las rentas altas, pero, ¿cómo se traduce a la hora de bajar la factura fiscal?

Por ejemplo, para quienes tributen por rentas de más de 60.000 euros, a un tipo del 45%, el ahorro fiscal este año asciende a 3.600 euros si se realiza la máxima aportación de 8.000 euros, mientras que en la Declaración de la Renta de 2021 esa deducción se quedaría en 900 euros con el tope de 2.000 euros. Es decir, dejarán de ahorrarse 2.700 euros en impuestos. A rentas más bajas, la diferencia será menor, evidentemente, en la medida en la que se reduce el tipo marginal. Así, con rentas de 40.000 euros, por ejemplo, a un tipo del 37%, el cambio de este año respecto al próximo sería de 2.220 euros apurando el límite de la ventaja fiscal (ver gráfico).

“Si esta medida finalmente se aprueba este año presenta una oportunidad fiscal para aquellas personas que tengan rendimientos del trabajo y puedan hacer una aportación mayor hasta el tope de 8.000 euros actual”, señala Carolina Mateo, jefa de desarrollo de negocio de Ibercaja Pensión. “Además, si no pudiesen reducírsela por completo este año (por insuficiencia de la base imponible o por aplicación del límite del 30% de los rendimientos netos del trabajo), debemos saber que podrían hacerlo en los 5 ejercicios siguientes”, apunta.

En el caso de no poder aportar hasta ese límite aún vigente, la recomendación de los expertos para este año es superar al menos esos 2.000 euros en la medida en la que se pueda ya que sería el último ejercicio con opciones de hacerlo. Así, si se destinasen, por ejemplo, 4.000 euros, para rentas de más de 60.000 euros significa un ahorro de 1.800 euros, el doble que el que lograría el próximo año. En las rentas muy, muy altas hay que tener en cuenta otra particularidad más allá de los cambios en los planes de pensiones porque el tipo marginal del IRPF subirá del 45% al 47% para más de 300.000 euros.

El punto, a priori, positivo que incluyen las nuevas medidas del Gobierno es que a estos 2.000 euros máximos en planes individuales se sumarán 8.000 euros en aportaciones a planes de empleo (10.000 euros en conjunto) que pueden deducirse para fomentar este producto. Es decir, que quien disponga de un plan de pensiones de su empresa sí que podría sacar más partido por la parte fiscal. Por ejemplo, un contribuyente con rentas de 80.000 euros capaz de aportar esos 10.000 euros máximos que se permitirán en conjunto, podría ahorrarse hasta 4.500 euros en impuestos a partir del próximo año.

La ayuda a los de empleo no compensa

El problema es que solo uno de cada seis trabajadores en España tiene uno. El Gobierno quiere impulsarlos, y para ello, además de lo anterior, creará un público, de gestión privada, al que puedan adherirse las empresas y los autónomos a costes competitivos. Pero los expertos son escépticos en cuanto a que ambas medidas se traduzcan en mayores aportaciones a los planes de empresa o en la creación de nuevos por varias razones.

La primera de todas es que la opción de aportar el máximo, los 10.000 euros, queda reservada solo a las rentas más altas, que son, por otra parte, las más interesadas en hacerlo por asumir un mayor tipo impositivo: “Entre los que ya tienen un plan de empleo no les va a afectar porque antes la aportación entre trabajador y empleado ya podía ser de 8.000 euros. Si una empresa ya aportaba 8.000 euros no podrá aportar más. ¿Ahora qué pasa? Que la empresa podrá aportar 8.000 euros, y además el trabajador 2.000 más al plan de pensiones individual. Esto solo lo podrán hacer las rentas más altas, y que además tengan un plan de empleo”, explicaba Paula Satrústegui, directora del área de Planificación financiera y patrimonial de Abante recientemente a elEconomista. “Aunque hay distintas fórmulas que dependen del acuerdo de la empresa con los trabajadores, la aportación al empleado suele establecerse como un porcentaje del salario (pongamos que suele ser entre un 2% y un 4%) por lo en la práctica, solo aquellos directivos con salarios elevados podrían alcanzar ese nivel de aportaciones de 10.000 euros anuales al plan”, coincide Carolina Mateo, de Ibercaja Gestión. La aportación media ronda, sin embargo, 500-600 euros.

Es cierto es que, aunque la conciencia sobre la necesidad de ahorrar para la jubilación va creciendo, solo el 2,4% de partícipes que cuenta con un plan de pensiones realiza aportaciones anuales de más de 6.000 euros. Es más, en la mayoría de casos pasa el año sin que se destine dinero. Y en el caso de los planes de empleo las cifras son similares e incluso inferiores, puesto que solo el 1,7% realizó ese año aportaciones de más de 6.000 euros. La segunda razón la explica Joan Pons, secretario de EFPA España y abogado fiscalista de ETL Global Links: reducir el importe de la aportación deducible en el sistema individual y aumentarse la del sistema de empleo no implica un trasvase de dinero. “No son vasos comunicantes (...) que cada uno escoja el plan que más le convenga, que no dependa de una empresa, porque se está discriminando a autónomos y pymes”.