La caída histórica de afiliados ‘seca’ de ingresos al Sistema

Marzo de 2020 pasará a la historia como el peor mes de la historia para el empleo en España, lo que anticipa un desplome de la recaudación de cotizaciones

La Seguridad Social afronta un reto sin precedentes para el ejercicio de su acción protectora ante la crisis del coronavirus y la caída de ingresos que se prevé por la destrucción de empleo. Concretamente, la afiliación al Sistema, que sufrió una pérdida de cotizantes histórica en el pasado mes de marzo, experimentó una caída en las afiliaciones de 900.000 trabajadores en solo 21 días laborables -transcurridos hasta el 14 de abril- sin contar a los trabajadores afectados por ERTE que podrían ascender a los 4 millones, según apuntó el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá en comisión parlamentaria.

Recordó al respecto el ministro que tal sangría para el mercado laboral solo se puede comparar con la sufrida entre los meses de septiembre de 2008 y marzo de 2009 tras la caída de Leman Brothers, solo que entonces el periodo transcurrido hasta alcanzar esa cota fue de 100 días laborables, cinco veces más que en la dinámica actual.

En este punto, los ERTE que pueden llegar a 4 millones de personas según informó el propio ministro amenazan aún más el desplome de la afiliación y la sostenibilidad del mercado laboral español. Cabe recordar que estos están sujetos a una prohibición de despido durante un periodo de seis meses, por lo que estas personas continúan figurando como cotizantes a la Seguridad Social, si bien es cierto que la modalidad de esta regulación de empleo recoge en el caso de excepcionalidad asociado a la pandemia del coronavirus una bonificación de las cotizaciones correspondientes a estos trabajadores por lo que implica de igual manera que para la pérdida de ocupados una merma de los ingresos de la Seguridad Social. En este sentido, según el ministro, hasta este punto del actual mes la afiliación media para abril se sitúa en los 18,4 millones de ocupados.

La temporalidad afea el panorama

La única nota positiva en materia de empleo está en que la destrucción de puestos de trabajo no ha sido persistente con el paso de los días de la crisis, de hecho, se observa un decrecimiento de estas bajas del Sistema tras el anuncio de medidas para la protección de empleados y autónomos, además de para las grandes empresas como la facilitación de los ERTE de fuerza mayor -que puede llegar a 4 millones de personas como ya se ha mencionado, las ayudas para los autónomos -que se estima alcancen al 30% del colectivo (950.000 autónomos) con una cuantía mínima de 950 euros-, los aplazamiento de cotizaciones y las prestaciones para el sostenimiento de las rentas.

Sin embargo, la multitud de las aristas de esta crisis hace que no esté segura la pronta recuperación del mercado laboral en el concreto caso de España que adolece algunas muescas de carácter estructural como la elevada temporalidad en la contratación. Y es que más de un 60% de los empleos que se están perdiendo estas semanas son correspondientes a empleos temporales.

De hecho, esta cuestión fue advertida hace solo unas horas por Malhar Nabar, jefe de la División de Estudios Económicos Mundiales del Fondo Monetario Internacional, señalando que “España enfrenta a una tarea muy complicada para combatir la crisis por la gran proporción de empleo temporal”, que es el colectivo de trabajadores más expuestos al despido ante el estallido de una crisis económica, como ya ocurrió en España en 2008.

En lo que se refiere al desempleo, el paro en España debería caer hasta el 17,5% tras crecer hasta el 20% al final de este ejercicio. En su conjunto, la eurozona se contraerá este año un 7,5% y crecerá en 2021 un 4,7% si la pandemia logra controlarse eficazmente en la segunda mitad de este año.