‘M&A’ como palanca de transformación y crecimiento

Las empresas son entidades dinámicas, que al igual que las personas, nacen, crecen, se transforman, y finalmente, acaban desapareciendo. El que una empresa tenga una vida más o menos larga y próspera, dependerá de que sus directivos y su propiedad acierten con su estrategia de crecimiento, dimensionamiento y transformación. En este sentido, el 40% de los CEO considera que su compañía no será económicamente viable en una década si no se transforma adecuadamente.

Y precisamente en la actualidad, vivimos un momento de fuerte transformación de nuestras empresas y nuestra industria. Resulta innegable que grandes tendencias como las transiciones energética y digital están llevando a nuestro tejido empresarial a una transformación acelerada. Y resulta también innegable que, a la hora de abordar estos procesos de crecimiento, transformación o diversificación, el M&A o la estrategia inorgánica resulta una palanca extraordinariamente útil y eficaz.

Como ejemplo del momento especial que vivimos, en 2021 se cerraron 65.000 operaciones inorgánicas en el mundo, lo cual supone un récord absoluto. En 2022 el número de transacciones se redujo en un 17% como consecuencia de la incertidumbre global existente (básicamente por la escalada de precios e inestabilidad provocada por la guerra de Ucrania), aunque el número de transacciones fue todavía un 9% superior a los niveles prepandemia.

Y de cara a 2023, el año ha iniciado con una ligera ralentización en el número de operaciones con respecto al 2022, si bien se prevé una reactivación de operaciones en el segundo semestre del año. A pesar del encarecimiento del acceso al dinero por la subida de los tipos de interés, sigue habiendo muchísima liquidez en el mercado. En este sentido, se estima que los fondos de private-equity disponen de cerca de 2 billones y medio de dólares para invertir en todo el mundo.

Pero sobre todo, y dada la relevancia del momento que estamos viviendo, detectamos un afán por parte de aquellas compañías que no quieren perder posicionamiento ni competitividad, por no quedarse atrás en este momento estratégico de transformación empresarial acelerada en el que estamos inmersos. Y en este contexto de transformación tan acelerada, tal y como he trasladado reiteradamente, la peor decisión es no tomar ninguna decisión.

La transformación digital y hacia la sostenibilidad afectan a todos los sectores: automoción, energía, TIC, alimentación, salud, construcción... Y al mismo tiempo, se están generando en paralelo otras oportunidades puesto que múltiples compañías y corporaciones están acometiendo procesos de desinversión o carve-out, para actividades que, si bien resultan rentables, ya no constituyen su actividad core en base a las nuevas estrategias aprobadas.

Adicionalmente, de cara a los próximos meses prevemos continuar con tasas de crecimiento positivas de nuestro PIB (1,3% en 2023 y 2,4% 2024), y ello en un contexto macroeconómico de estabilización e incluso reajuste a la baja de ciertos costes (transporte, materias primas, energía, ...), y una estabilización también de los tipos y la inflación, lo cual puede dar una mayor visibilidad para planificar esta estrategia de crecimiento, transformación o diversificación. Y me gustaría incidir en este último punto ya que estas estrategias deben están bien reflexionadas y planificadas y de ningún modo abordarse de una manera oportunista.

En este contexto de transformación acelerada, no podemos olvidar que en nuestro país el 90% de las empresas son pymes. Y de ninguna manera deben considerar que todo esto “no va con ellas”. Muy al contrario, no abordar adecuadamente este momento para transformarse, adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y obtener su tamaño adecuado y eficiente, sería el comienzo del fin para ellas.

Ante esta situación de transformación y actividad corporativa, me gustaría destacar dos factores clave para la supervivencia de las empresas (y especialmente para la supervivencia de las pymes), para los cuales el M&A también puede resultar una herramienta tremendamente adecuada a la hora de abordarlos con éxito.

Por un lado, lo difícil e importante que resulta para muchas compañías atraer y retener talento. Se trata de un problema común en prácticamente todos los sectores de actividad. En este sentido, poder ofrecer una carrera profesional atractiva resulta fundamental y para ello, el ser una compañía adaptada a las tendencias actuales (sostenibilidad, innovación, medios digitales, ...) y con un tamaño adecuado y efectivo, resultan factores fundamentales para ser atractivo y poder pelear con más posibilidades de atraer y retener ese talento tan codiciado hoy en día. Por otro lado, destacar también el problema de relevo generacional existente en muchas empresas familiares. Y ante este problema, apoyarse en el M&A o en una operación corporativa puede ofrecer múltiples soluciones, que deben pasar siempre por la búsqueda del socio o comprador adecuado que satisfaga los deseos de la familia y garantice la continuidad y el desarrollo de la compañía.

Resulta evidente que abordar operaciones inorgánicas es una opción estratégica extraordinariamente efectiva para transformarse, diversificar, crecer y obtener el tamaño adecuado, así como para ganar en competitividad y atractivo. Pero estamos hablando de procesos estratégicos que muchos empresarios y propietarios van a abordar una vez en su vida y por tanto, deben ejecutarse adecuadamente. Ello supone que la estrategia o la operación debe estar bien planificada.

Y debe tenerse en cuenta que supone un proceso complejo, algo largo (entre seis y nueve meses), con múltiples aristas y temas importantísimos a negociar: precio (fijo o con parte variable), due diligence, acuerdos de socios, cláusulas legales, limitaciones de responsabilidad, etc. Por todo ello, apoyarse en expertos que acompañen en todo el proceso resulta especialmente valioso, ya que una operación de esta relevancia necesariamente debe ejecutarse adecuadamente.