La fauna del mercado: toros, osos, cisnes...monos

En 1973 Burton Gordon Malkien, profesor de economía en Princeton, publicaba el libro Un paseo aleatorio por Wall Street. El reconocido defensor de la Teoría del Mercado Eficiente, se preguntaba ¿son fiables las recomendaciones de los analistas o por el contrario cualquier persona puede atinar con la elección de valores escogidos al azar? Decidió dar protagonismo al mono como posible audaz selector de valores bursátiles, planteando un concurso ficticio en el que unos primates tirasen dardos sobre la hoja de acciones cotizadas del The Wall Street Journal y poder comparar posteriormente el resultado con el de los analistas. El periódico recogió el guante y organizó una timba durante años entre algunos de sus periodistas y profesionales de Wall Street.

En 2007, Nassim Nicholas Taleb, acuñaba el término Cisne Negro, como metáfora para referirse a aquellos sucesos altamente improbables, con impactos o consecuencias muy significativas. Algunos autores denominaron así al Covid-19, pero el propio Taleb lo descartaba porque un evento similar ya había ocurrido en el pasado, tenía por tanto probabilidades de volver a ocurrir en el futuro.

Y entonces apareció la periodista financiera Michele Wucher para exprimir la gama iconográfica y cubrir ese vacío: a aquellas situaciones de extremo riesgo para un país o empresa, más o menos predecibles, pero que no fueran enfrentadas por sus responsables, se les llamaría Rinoceronte gris.

Fue otro evento, el crack bursátil de 1987, el que llevó al escultor Arturo di Modica a la creación de la estatua en bronce de El Toro de Wall Street, que simbolizaría la fuerza y el poder del pueblo americano frente a la crisis. Desde entonces, el astado es icono del optimismo y la prosperidad, del mercado alcista. Por contra, se tomó al oso como representación de un mercado que tienda al pesimismo, un mercado bajista.

Torear el exceso de optimismo, esquivar los zarpazos del oso, sortear eventos inesperados, estudiar los fundamentales del mercado... hoy, el Journal podría decir que los “primates del mercado”, a largo plazo y de forma consistente, no fueron capaces de batir al sentido común.