Euskadi ‘sufrirá’ en el primer semestre de 2023, pero esquivará la recesión

Organizaciones institucionales, empresariales y financieras coinciden en que la economía vasca logrará esquivar la recesión en 2023. Habrá desaceleración e incluso crecimiento negativo en algunos sectores, pero el empleo se mantendrá. La reducción de márgenes pondrá al límite al tejido empresarial.

Tras un complicado ejercicio 2022, la economía vasca logró crecer un 4,3% y el empleo un 3,1%, lo que supuso la creación de unos 30.000 puestos de trabajo, según los datos publicados por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Se consiguió así resistir los embates ocasionados por la invasión de Rusia a Ucrania y una guerra que va camino de cumplir un año, las tensiones en el mercado de la energía, la alta inflación, el cambio de signo de la política monetaria en las principales áreas económicas desarrolladas y la política de Covid cero de China.

Estos datos del Eustat confirman, además, la última previsión del Gobierno Vasco para el conjunto del año. El próximo marzo, cuando salgan los datos definitivos, se procederá a la revisión de 2023, ejercicio para el que se ha estimado un crecimiento del 2,1%, ha indicado el Ejecutivo.

Desde el departamento de Economía y Hacienda que dirige Pedro Azpiazu, apuntan que el escenario actual y las expectativas de los agentes económicos son pesimistas, “a pesar de que los datos publicados tanto para la economía vasca como para el entorno son, hasta el momento, positivos”.

Más elevado que el entorno

En concreto, en el tercer trimestre Euskadi creció un 3,8% interanual, un valor inferior al de los trimestres anteriores, pero que sigue siendo “muy elevado”, tanto si se compara con el ritmo de la propia economía en la última década como si se hace con los países del entorno. En relación a la evolución del entorno, se ha señalado desde el departamento de Economía que la Unión Europea creció un 2,5% y la zona del euro un 2,3%.

Según el Eustat, el avance de las cuentas del cuarto trimestre del año pasado concluye que todos los sectores de la economía de la comunidad autónoma vasca crecieron, aunque a menor ritmo que en 2021, cuando el Producto Interior Bruto (PIB) ascendió el 5,9%. En términos intertrimestrales, entre octubre y diciembre de 2022 el PIB creció el 0,4% respecto a los tres meses precedentes y un 2,8% si se compara con el mismo periodo del 2021.

Estos datos confirman una desaceleración del crecimiento de la economía vasca a lo largo de 2022. El primer trimestre del año el PIB de Euskadi registró un crecimiento interanual del 5,8%; fue del 5% en el segundo trimestre; del 3,8% en el tercero y del 2,4% en el cuarto.

Para el presente 2023, el consejero Azpiazu ha manifestado que descarta la recesión. “En el contexto económico siguen las turbulencias e incertidumbres, pero está mejorando de alguna manera”. Por eso, este año se espera un crecimiento “más moderado, pero capaz de generar incluso empleo”.

El Gobierno Vasco coincide con otros organismos como Confebask, Laboral Kutxa y Cámara de Bilbao, sobre que no se producirá una recesión.

Desaceleración del ritmo

La patronal vasca que preside Isabel Busto estima que la economía vasca crecerá en 2023 en el entorno del 1,5%, prevé más empleo, con un aumento de 10.000 afiliados y una tasa de paro del 7%. Además, señala que “en función de la evolución de las distintas incertidumbres, el crecimiento puede oscilar entre el 0 y el 2,5%”. Así, las perspectivas empresariales para 2023 adelantan para los próximos meses “una desaceleración del ritmo de crecimiento económico”.

Euskadi crecerá -según Confebask- en “cotas superiores” a la media europea y también por encima de la economía española y que 2022, un año “peor de lo previsto”, cerrará con un crecimiento del 4,2%.

La patronal vasca asegura que “la empresa resiste”, pero denuncia la “drástica reducción de márgenes”. Otras preocupaciones del empresariado son la inflación y el aumento de los costes de actividad. Por esta razón, reclama al Ejecutivo vasco intensificar las ayudas a empresas que están en peor situación.

La mayoría de los asociados sigue apostando por el mantenimiento de las inversiones y del empleo, aunque desde Confebask se advierte que “el entorno político crispado en el Estado no ayuda a generar un entorno sereno y previsible, necesario para las inversiones empresariales”.

Escenario posible

Laboral Kutxa también aleja el fantasma de la recesión sobre la economía española para el presente ejercicio 2023. “Si hubiese recesión no sería significativa, porque se sigue creciendo y creando empleo”, afirmó Joseba Madariaga, director del departamento de Estudios de la entidad cooperativa, en la presentación del informe sobre perspectivas económicas 2022-2023. No obstante, recordó que este escenario es una posibilidad que no puede descartarse al 100%, “dada la actual incertidumbre en un contexto marcado todavía por la alta inflación”.

Para Euskadi, Laboral Kutxa estima un crecimiento económico para 2023 del 1,3% -por debajo del crecimiento potencial, que está por encima del 1,5%-. La previsión de la entidad es que la tasa de paro se sitúe en 2023 en el 8,5%. Madariaga explicó que el mercado laboral va “muy bien” porque las empresas se están “resistiendo” a desprenderse de personal ya que confían en que la actividad repuntará y, si reducen plantilla, puede tener problemas para conseguir trabajadores ante la falta de mano de obra.

Por su parte, la Cámara de Bilbao presentó su informe de coyuntura y recoge que en 2023 “todavía hay que esperar un crecimiento muy bajo, aunque no una recesión. Con un cierto crecimiento bajito y una estabilidad en el empleo no sería mal año para ya mirar al 24 con otro optimismo”, comentó su presidente, José Ignacio Zudaire.

La rentabilidad, la gran preocupación

Los márgenes empresariales son ya la mayor preocupación para los empresarios este 2023. Los costes totales para las pymes aumentaron un 23,3% interanual en el tercer trimestre de 2022, mientras que las ventas solo se incrementaron un 14,3%, acentuando el efecto de la inflación sobre las empresas españolas, según un indicador de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme). Además, el ritmo de crecimiento nominal de las ventas en el tercer trimestre fue menor al registrado en la primera mitad del año, que llegó a alcanzar el 18,2%.

Descontando el efecto de la inflación, el volumen de ventas de las pymes cayó un 1,2% interanual en los meses de verano, frenando la tendencia alcista de las ventas que se venía acumulando desde mediados de 2021. Hasta agosto, los costes de las pymes acumularon un incremento del 37,2%, mientras las ventas solo crecieron un 23,3%, provocando una reducción de los márgenes de beneficio y la “pérdida de competitividad” de las pequeñas y medianas empresas, denuncia Cepyme.

Los costes laborales registraron el mayor incremento durante el tercer trimestre de 2022, disparándose un 5,7%. El efecto fue más acentuado sobre las pequeñas empresas, que afrontaron costes un 6,6% superiores a los del año anterior. El coste de los servicios contratados por las pymes españolas también creció, hasta un 2,8% interanual. Los transportes (32,4%), los envíos por mensajería (11,2%) y los estudios de mercado (6,2%). El precio de la energía presentó un aumento cercano al 100% interanual en el tercer trimestre de 2022, mientras los bienes intermedios costaron un 20,2% más que en las mismas fechas del año anterior.

Así, la rentabilidad neta sobre el activo (ROA) se situó en el 3% para las pequeñas empresas en el tercer trimestre, aún por debajo de los niveles que se registraban antes de la pandemia (3,5% en 2019). Para las medianas empresas, la rentabilidad fue tres décimas superior a la de 2019, alcanzando el 4,5%. Sin embargo, desde Cepyme señalan que “la rentabilidad podría estar acusando el efecto distorsionador de la inflación, que puede hacer que los beneficios contables parezcan crecientes, en términos de euros, aunque los márgenes se reduzcan”.