Antón Pradera, presidente de CIE Automotive: “Nos falta un ecosistema financiero para crear más multinacionales vascas”

El tamaño de las empresas es una gran debilidad de la economía vasca. El presidente de CIE Automotive, Antón Pradera, afirma que hay muchas compañías con potencial para convertirse en multinacionales, pero “falta en Euskadi un ecosistema financiero que proporcione recursos y gestión para impulsar esos proyectos”.

CIE Automotive es un ejemplo del desarrollo y crecimiento internacional de la industria vasca y que ha dado lugar a un gran grupo multinacional. El fabricante de componentes de automoción emplea a más de 30.000 personas en un centenar de fábricas ubicadas por todo el mundo. Su presidente, Antón Pradera, anima a las empresas vascas a convertirse en multinacionales y comparte su estrategia para lograrlo.

¿Cuál es su visión global de la economía española y su evolución prevista para el ejercicio?

En general, el año no viene malo porque tenemos dos ventajas respecto de otros países: estamos bastante alejados de la zona del conflicto bélico y no tenemos una relación económica con los países de la guerra y, por otra parte, se espera un año turístico excepcional. Además, me sorprende por positivo la creación de empleo que se está dando, que de seguir a ese ritmo podríamos llegar a niveles de pleno empleo.

¿Y qué opina de la inflación y sus riesgos?

Los movimientos inflacionarios son peligrosos si vas creando una primera ola, segunda, etc., pero realmente la inflación es una especie de aceite que echas a la economía y, en cierta medida, puede ayudar en partes de la economía. Por ejemplo, te baja la deuda. Además, con una inflación en torno al 9% y pagando tipos de interés que respecto a la inflación son negativos, hay una parte que es aceite puro; no hay una política monetaria contractiva, sigue siendo expansiva.

¿Qué retos principales tiene ante sí la economía vasca?

La economía vasca tiene un gran peso industrial y esta parte sí que está saliendo peor de la crisis, porque la oferta no ha podido controlar la tensión y hemos tenido problemas de suministro, de escasez de materias primas, incremento de precios, más el alza del coste energético consecuencia de la guerra. Aun así, no me pondría pesimista con la evolución futura de la industria. Estamos con poco stock de todo a nivel mundial, que es lo normal en una época de crisis y pandemia. Ahora hay una demanda superior a la oferta en muchos sectores y tenemos que recuperar los stocks para que la economía funcione. La demanda retrasada más el incremento de stocks nos tiene que llevar a un moderado optimismo los próximos años, y esperemos que el tema de la energía se vaya solucionando. A medio plazo con la inversión en energías renovables el precio de la energía irá para abajo. También espero que con este sufrimiento en precios se recapacite y que la transición energética se haga bien. Hay una serie de prejuicios ideológicos que afectan demasiado a temas económicos.

En una situación como la actual son importantes las inversiones y el desarrollo de grandes proyectos industriales. ¿Cuáles son los principales atractivos de Euskadi para la inversión?

Tenemos grandes activos para la inversión, pero el mayor activo siempre será la gestión. En Euskadi hay grandes gestores y, sobre todo, en el mundo industrial. Junto a este activo está el ecosistema institucional, de apoyo a la industria. Mis elementos positivos son la gestión y el marco institucional. Tenemos que mejorar en el entramado financiero y sería interesante tener capacidad de ser una potencia en el mundo financiero, crear un ecosistema para atraer a gestores financieros. Pero el futuro no nos lo jugamos en atraer inversión, sino en que los jugadores del mundo económico vasco seamos capaces de generar ese futuro, sin depender de una inversión internacional y sí de nuestras propias capacidades. Nos tenemos que focalizar en ser nosotros los generadores de la inversión, de la creación de empresas y del empleo. El futuro económico de país se juega con la gran empresa.

Pero los fondos de inversión están entrando en empresas vascas.

Los fondos de inversión están todos buscando industria vasca porque les encanta. Si ser atractivo para la inversión significa que nos quieren comprar, sí somos muy atractivos. Los private equity están entrando en nuestra economía y habrá que analizar cada una de estas entradas en el largo plazo.

Es un gran defensor de la creación de multinacionales vascas para impulsar la economía. Desde su experiencia, ¿qué es necesario para su generación?

El tamaño de las compañías vascas es una gran debilidad de la economía. Para ganar dimensión sería bueno la creación de multinacionales vascas. Para su generación son importantes los siguientes factores: un grupo gestor que cree un proyecto, un ecosistema que permita la obtención de recursos financieros para ese proyecto, y una sociedad que entienda que el apoyo institucional a dichos proyectos redundará en su propio beneficio. En Euskadi hay muchas compañías con potencial para conformar una multinacional, por ejemplo en el sector energético se podría formar una multinacional de primer orden mundial y competir con firmas como Ericsson y Siemens, porque las empresas vascas del sector tienen la capacidad y el conocimiento. En Gipuzkoa hay también potencial, pero falla la dimensión. Es bueno para la empresa familiar profesionalizar la gestión. En ese reto también es importante la presencia de instrumentos financieros.

Sobre los fondos europeos Next Generation, ¿cree que ejecutarán el efecto transformador para el que se han otorgado?

Me gustaría que los fondos europeos Next Generation fundamentalmente se gastaran en la administración pública, en su digitalización y en el incremento de la productividad del sector público. Junto a ello, que lleguen a aquellos proyectos que sean realmente tractores hacia un futuro tecnológico y transformador. En el caso de CIE Automotive, está presente en el proyecto Basquevolt , iniciativa público-privada que servirá para afrontar la fabricación de baterías sólidas de litio y puede ser un buen ejemplo de este salto tecnológico. Pero creo que si hay un buen proyecto, se obtiene financiación. La administración necesita la mayor inversión en digitalización para dar el salto tecnológico en Sanidad, Educación, etc., y en eficiencia.

Ha mencionado a CIE Automotive. ¿Cuál es la evolución del sector de automoción en el contexto actual?

A nivel general encaja. Estamos optimistas con el futuro y con el coche eléctrico. Si en el mundo hay un parque de 1.500 millones de vehículos, hay que sustituirlo por un motor eléctrico. Te viene una demanda nueva. A corto hay problemas de suministro de chips, etc., pero una vez solucionado pocos problemas habrá para producir. Las montadoras aseguran que tienen demanda de coche eléctrico tres o cuatro veces su capacidad de producción. Teníamos miedo que sufriera la demanda en un producto tan caro, pero el sector con una producción menor de vehículos está teniendo mayores ingresos. Antes se hacían 150 millones de vehículos y vendíamos 95 millones en 2018. Con esa sobrecapacidad la sensibilidad de precio era brutal. Ahora no, tienes que montar toda una nueva capacidad para el coche eléctrico y todo lo que produces lo vendes.

Y sobre las nuevas tecnologías y funcionalidades del vehículo. ¿Hacia dónde apunta el futuro?

El mundo del coche ya va más allá de la electrónica con la incursión del mundo TI. El vehículo tiene nuevas funciones como base de datos, otra generación de valor al cliente donde todas las firmas están trabajando y actuando. El hombre no va a renunciar a la movilidad; solucionaremos el tema energético y seguiremos con la movilidad. Por su parte, el avance de la tecnología del hidrógeno va a depender de que mejoremos la capacidad de almacenamiento de las baterías y también que consigamos una economía circular. Porque con los volúmenes que tiene la automoción habrá que organizar el reciclaje de baterías. Ahora estamos en un primer nivel defendiendo la tecnología para que avance, desarrollando la red de infraestructuras, etc., y todavía pendientes del tema tecnológico acerca de las baterías. Cuando se solvente nos centraremos en el reciclaje.