Al servicio de nuestro tejido empresarial de manera sostenible

La actividad empresarial no puede ni debe abstraerse de lo que demanda el cliente. Si ofrecer un servicio ágil, eficaz y acorde a sus necesidades es esencial, ahora ese cliente nos reclama que nuestra actividad sea transparente y sostenible. Una entidad pública como la Autoridad Portuaria debe, más si cabe, atender esa demanda.

Por un lado, estamos continuamente bajo la tutela administrativa y cada proyecto que se lleva a cabo debe superar un buen número de tramitaciones y evaluaciones. Toda contratación y proyecto se desarrolla de una manera escrupulosamente fiel a la norma y siguiendo los principios básicos contemplados en las propias leyes: libertad de acceso a las licitaciones, publicidad y transparencia de los procedimientos, no discriminación e Igualdad de trato.

Por ello, el número de pasos a dar- inspecciones, auditorías o departamentos jurídicos- se multiplican para garantizar esos principios. Ahora bien, a la vez que esos controles ayudan a la transparencia, convierten su desarrollo en un laberinto de informes, expedientes, autorizaciones o controles, que hacen que sean procedimientos largos en el tiempo y extremadamente complejos de desarrollar.

Además, si el proyecto conlleva un estudio de impacto medioambiental, aún se prolonga más por la rigurosidad de los mismos, realizados con el apoyo de expertos independientes, y somos, como no puede ser de otra manera, exquisitos con todo el procedimiento y con lo que las autoridades competentes dictaminan.

Por lo tanto, cualquier proyecto se lleva a cabo únicamente si es de interés para nuestras empresas y puede atraer tráficos y empleo, y si cuenta con el beneplácito de las autoridades competentes.

Continuando con el ámbito medioambiental, la actividad del Puerto de Bilbao permite reducir anualmente un millón de camiones de las carreteras gracias, por un lado, a nuestra apuesta por el tráfico marítimo de corta distancia, que permite descongestionar las carreteras europeas, a la par que ofrece un servicio cómodo y ágil para las empresas exportadoras. En 2021 este tráfico ya representaba el 61% del total.

Por otro lado, la intermodalidad enfocada en el tándem barco-tren es otra de nuestras líneas de trabajo. El tráfico ferroportuario crece y en términos porcentuales somos uno de los puertos que más uso hace de él. De hecho, uno de cada cuatro contenedores entran o salen por tren. La apuesta por los puertos secos y centros logísticos como Arasur también ha sido otro de los ejes en los que estamos trabajando.

Otros pasos para abrir nuevas vías para ser un Green Port son: nuestra inscripción en la red de puertos Ecoports, la principal iniciativa medioambiental impulsada entre puertos europeos; la realización de 27 proyectos que encajan en al menos seis objetivos de desarrollo sostenible, alineados con los objetivos de la Agenda 2030; la renovación por sexto año consecutivo del certificado EMAS; el ser el primer puerto del mundo en obtener la Declaración Ambiental de Productor; y que el el 73% de los vehículos de nuestra flota renovada el año pasado están propulsados por combustibles alternativos.

Todo ello hace que vayamos reduciendo las emisiones globales de la Autoridad Portuaria, y en 2021 estas se han reducido un 30% respecto al año anterior.

Por otra parte, hemos vuelto a renovar los convenios de buenas prácticas ambientales, gracias a los cuales las empresas se benefician de una bonificación en la tasa de actividad con la condición de que cumplan unos requisitos, entre los cuales se encontraría realizar una inversión de entre el 30-40% de la bonificación obtenida para la aplicación de mejoras medioambientales. En 2021 la inversión realizada en estas mejoras asciende a 1,5 millones.

Pero, sin duda, hay que destacar especialmente el último proyecto que vamos a llevar a cabo, que es ambicioso y complejo, pero que también nos va a otorgar muchas satisfacciones por la contribución al bienestar de la ciudadanía. Se trata de la elaboración de un plan de transición energética, que presentaremos próximamente, para descarbonización de la actividad portuaria y, dentro de ese plan contemplamos suministrar electricidad a los buques cuando están atracados.

Gracias a este proyecto, ya en marcha, en 2025 se reducirán, además de vibraciones y ruidos, los gases de efecto invernadero en un 40% y, con este proyecto y otras medidas complementarias, la Autoridad Portuaria espera alcanzar el objetivo de reducción de emisiones del 55% establecido por la Unión Europea para 2030.

Asimismo, el proyecto llevará aparejado actuaciones asociadas o complementarias como la creación de plantas de energías renovables para que la electricidad tenga un origen de cero emisiones, con lo que el Puerto de Bilbao se convertirá en un hub de energías verdes. Los proyectos para generar energía verde son de energía solar fotovoltaica, energía undimotriz y energía eólica.

Todo ello requiere una inversión global de 51,8 millones de euros y, dado el carácter tractor del mismo, se movilizarán inversiones adicionales por parte de la iniciativa privada y soluciones innovadoras en nuestro ecosistema.

Esto unido a otros proyectos en ejecución o aprobados en la misma línea supondrá un impacto económico de, aproximadamente, 188 millones.

En definitiva, el Puerto de Bilbao tiene y tendrá una vocación de servicio público, y ese término implica, para nosotros, tener siempre presentes la transparencia, y la sostenibilidad económica, social y medioambiental.