
Efectos de la inteligencia artificial en el sector público
Decíamos en el anterior artículo que solo en mejora de eficiencia hasta la media de la OCDE, el Instituto de Estudios Económicos IEE calcula que podemos reducir el gasto público en 60.000 millones al año y si le sumamos la reducción del absentismo y la aplicación de las últimas tecnologías, las cifras de reducción serán espectaculares y todo ello, insisto, mejorando los servicios públicos. Este es probablemente el problema más grave de España, porque cuando suba el coste del dinero público, lo que ya empieza a suceder, los países con alta deuda pública, como España, tendrán que pagar intereses más altos cuanto mayor sea su déficit público anual y bajar el déficit público solo se puede lograr bajando costes o subiendo impuestos y esta segunda alternativa provocaría falta de competitividad y sueldos bajos en el sector privado que es el único que puede proveer empleos sostenibles a través de empresas rentables.
La única alternativa es bajar el coste público de modo radical y eso se puede hacer fácilmente, pero nunca se logrará si seguimos haciendo faltas de ética como sustituir al 100% de los futuros jubilados o pasar a fijos a los que sustituyen al enorme absentismo en lugar de solucionar el problema de fondo que es el absentismo. Vuelvo a insistir una vez más en que este derroche irracional del dinero público debería estar duramente castigado en el código penal.
La situación actual, que se irá agravando, nos hace entrar en un círculo vicioso que reduce empresas y empleo competitivo sostenible, nos impide pagar más y retener a las personas valiosas con verdadera vocación de servicio público (porque hay muchas personas con vocación y responsabilidad que son las que sostienen estos servicios y se alegrarían de que se empiece a gestionar con ética, profesionalidad y responsabilidad) y provoca que la mayoría de nuestros jóvenes prefieran ser funcionarios, y no por vocación de servicio público, sino por comodidad, todo lo cual es un desastre para nuestro presente y futuro. Tenemos que cambiar radicalmente, simplemente actuando con ética, honestidad y profesionalidad para que nuestros hijos y nietos tengan un futuro mejor. La irresponsabilidad con los servicios públicos no puede continuar. Al hablar de sostenibilidad y digitalización, los políticos tienen que dar ejemplo en los servicios públicos que dependen de ellos.