El crecimiento de la economía, cercado por grandes amenazas

Euskadi creció menos de lo esperado en 2021, debido a las olas de la pandemia. Inicia 2022 con los mismos peligros, inflación y falta de suministros, entre otros, que impiden su plena recuperación.

El alza del coste eléctrico, la falta de suministros y determinados componentes, los cuellos de botella en la industria y la conflictividad laboral. Todos estos factores son consecuencia de las sucesivas olas de la pandemia y han provocado que la economía vasca crezca un 5,5% en 2021, mucho menos de lo previsto.

Pero todas estas amenazas más la creciente inflación, por encima del 5% y ocasionada por la subida de los precios, continuarán acechando al crecimiento económico de Euskadi, lo que supone un claro riesgo de generar una espiral de precios y salarios que termine por desestabilizar, aún más, la necesaria recuperación de las cifras precovid.

A este incierto escenario se ha unido en este 2022 la variante ómicron, que trae consigo un elevado índice de contagios, en general de menor afección para la salud, y que golpea de nuevo a las empresas con cifras récord de absentismo laboral durante esta crisis sanitaria mundial.

Y al mismo tiempo las relaciones laborales se ven afectadas, cada vez más desgastadas por la erosión que sigue produciendo el coronavirus, con demandas de diálogo y colaboración por parte de los empresarios a unos trabajadores que ven mermar a grandes pasos su poder adquisitivo ante la subida de precios.

Por si fuera poco, el problema del reto demográfico se acrecienta, agravado aún más con la pandemia con un descenso a la deriva de los nuevos nacimientos. La escasez de mano de obra cualificada para atender la demanda del mercado futuro y a las transiciones energética y digital se agudiza.

A la espera de los fondos Next UE

De esta manera, las perspectivas económicas para el primer trimestre del recién iniciado 2022 se verán nuevamente afectadas y lastradas por la incidencia del coronavirus. Euskadi deberá redoblar sus esfuerzos para no perder el tren que consolidará la recuperación. Este 2022 la comunidad autónoma se verá obligada a pisar el acelerador para adelantar las posiciones perdidas el ejercicio anterior.

Varios aspectos ayudarán en esta carrera de fondo, entre ellos unos presupuestos de más de 13.100 millones de euros, orientados al relanzamiento económico y a recuperar el empleo perdido y que recogen inversiones por valor de 1.605 millones, un 50% más respecto a 2021.

A las Cuentas vascas se sumará la inminente llegada de los fondos europeos, que impulsarán la transformación económica vasca. Sobre los Pertes (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica), el Gobierno vasco confía en que prosperen las tres iniciativas presentadas al Ejecutivo central: Basque Mobility, que busca posicionar a la industria en el coche eléctrico, la conectividad y la movilidad sostenible; Ecosistema del Dato, que facilite el acceso de la industria a la inteligencia artificial, la ciberseguridad y la digitalización; y Basque Advanced Therapies, para convertir a Euskadi en referencia en el terapias avanzadas.

Estos proyectos, alineados con la triple transición que marca el programa de Gobierno, con las áreas de especialización de la estrategia RIS3 impulsada por las autoridades europeas en el marco de los fondos estructurales y con un marcado carácter transformador, suman una inversión de 1.854 millones, de los que 648 millones podrán llegar de Europa.

Tras la revisión del cuadro macroeconómico, el Gobierno vasco estima un crecimiento de la economía vasca del 5,6% en 2021 -menor del previsto- y del 6,7% en 2022. El Ejecutivo insiste en las incertidumbres, como el precio de la energía y la falta de suministros industriales, que obligan a mantener la prudencia en las previsiones. En materia de empleo, el número de personas que encontrarán trabajo será de casi 11.500 en 2022. Esta evolución favorable tendrá su reflejo en la tasa de paro, que se situará próxima al 9,2% al final de este ejercicio.

Niveles de PIB prepandemia

Por su parte, la patronal vasca Confebask -que preside Eduardo Zubiaurre- estima para este año que la economía vasca crecerá un 5’9%, suficiente ya para recuperar el nivel de PIB prepandemia. En todo caso, y al igual que en 2021, la evolución de los distintos factores de riesgo indicados más el desabastecimiento mundial, podría afectar en uno u otro sentido a esa previsión, de tal manera que el crecimiento podría moverse en una horquilla entre el 4% y el 7%.

Por lo que respecta al empleo, Confebask prevé que 2022 sea también un año positivo. Y así, la tasa de paro bajará en Euskadi hasta el 8%, un nivel inferior al que había antes del Covid y estima que habrá unas 25.000 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social. “De cumplirse esta previsión, estaríamos ante un nuevo máximo histórico del empleo en Euskadi con más de un millón de cotizantes”, apuntó Eduardo Zubiaurre, en la presentación de perspectivas para 2022.

Por sectores, en 2022 todos seguirán recuperándose. “Y tras un 2021 en el que la industria ha sido el principal motor de la economía, el crecimiento será más perceptible en el sector servicios, fruto de una esperada normalización del turismo y el ocio. La construcción también crecerá en mayor medida que en 2021”, señaló el presidente de la patronal vasca.

En cuanto a lo que esperan las empresas para 2022, y en función a las encuestas que realizan periódicamente las asociaciones-miembro de Confebask -Adegi, Cebek y Sea-, las respuestas anticipan un mantenimiento de la recuperación. Nueve de cada diez ven su mercado estable o en recuperación y sus expectativas de empleo mejoran. De hecho, también prevén mantener o aumentar sus plantillas.

Asimismo, es destacable el aumento de la preocupación de las empresas por diferentes variables que han ido haciéndose notar con más intensidad a medida que transcurría el año pasado. Entre ellas, las compañías vascas destacan el encarecimiento de las materias primas y de la energía, el descenso de la rentabilidad de las ventas, el incremento de los costes laborales, la creciente dificultad para encontrar personal cualificado y el elevado absentismo laboral.

Ante este panorama, el sector empresarial solicita ayudas para abordar las transiciones digital y climática y también medidas de flexibilidad y reducción de cargas empresariales. En este sentido, el Gobierno vasco activará un Plan de Ayudas a Pymes 2022 de 579 millones, con un 32% de crecimiento. También se da un incremento del 13% en políticas de I+D+i y transformación digital. El Plan de actuaciones e inversiones 2022 para la transición energética y climática asciende a 304,3 millones.

Nubes en el horizonte

Laboral Kutxa también presentó a finales del pasado 2021 sus previsiones económicas para 2022 y éstas prevén que el PIB vasco crezca un 6,3% este año, cinco décimas menos de lo que indicaba la entidad en sus previsiones de julio. Sin embargo, el responsable del departamento de Estudios de la cooperativa de crédito, Joseba Madariaga, vinculó el crecimiento con la evolución de la pandemia, y señaló que la variante ómicron “ha vuelto nublar el horizonte económico y sanitario”.

Además de por la situación sanitaria, Madariaga justificó la rebaja en la previsión por los problemas de suministro y por la crisis energética que ha provocado una subida de los precios. Sin embargo, destacó que el PIB de Euskadi se encuentra un 4,5% por debajo de los valores prepandemia, pero que se ha recuperado más que en el conjunto del Estado, donde la recuperación va más “rezagada”, aseguró.

En cuanto al empleo, Laboral Kutxa espera un crecimiento del 4,4% este 2022. A su juicio, el mercado laboral vasco ha alcanzado ya niveles prepandemia, pero el crecimiento de los salarios no sigue la misma evolución debido a la alta inflación. El responsable de Estudios de la entidad financiera considera que los precios seguirán subiendo en el primer trimestre de 2022, pero espera que a partir de esa fecha comiencen su tendencia a la baja y los precios se vayan “normalizando” hasta que la inflación media se sitúe en el 3 %.

Laboral Kutxa recuerda que el problema con la inflación está asociado a los altos precios energéticos. Madariaga considera que cuando pase el invierno, se irán solucionando los problemas de suministro de gas.