Euskadi negocia contrarreloj para ‘anclar’ a ITP Aero

Tras vender Rolls-Royce a Bain el fabricante aeronáutico, la industria vasca trabaja para configurar un consorcio sólido que asegure la sede social. Fecha límite: junio de 2022.

La operación para vender ITP Aero ha sido de todo menos sencilla. Rolls-Royce anunciaba el pasado 27 de septiembre la venta del fabricante aeronáutico vasco por 1.700 millones de euros al consorcio formado por Bain Capital, la compañía vasca Sapa y JB Capital. La gestora de capital riesgo estadounidense consiguió cerrar las negociaciones al introducir un socio español en el consorcio y sortear así las exigencias del Gobierno español de mantener el carácter nacional de la compañía, considerada como estratégica.

Los compradores se comprometen a proporcionar el pulmón financiero suficiente para impulsar el crecimiento de la empresa, a mantener la totalidad de la plantilla, así como la sede y la toma de decisiones en Zamudio (Bizkaia). Además, están dispuestos a introducir más socios nacionales hasta llegar al 30% del capital.

A la espera de las autorizaciones

De esta manera y a la espera de obtener las autorizaciones correspondientes, previstas para junio de 2022, se puso fin al proceso de venta iniciado hace un año enmarcado en el plan de desinversiones de Rolls-Royce. Esta transacción, coordinada por el banco de inversión Goldman Sachs, ha dado quebraderos de cabeza a los participantes por el carácter político de la misma, debido a los contratos que ITP Aero mantiene con el Ministerio de Defensa.

Quedan ahora por delante nueve meses para incluir nuevos socios que impriman más carácter nacional al grupo adquirido por el estadounidense Bain.

En este sentido, el Gobierno vasco está dispuesto a entrar en el capital junto a la guipuzcoana Sapa, especializada en sistemas de propulsión y con planta de producción en Detroit (EEUU) desde 2019. El Ejecutivo que dirige Iñigo Urkullu tiene previsto hacerse con una participación, previsiblemente a través de Finkatuz, fondo público que tiene como objetivo adquirir participaciones en firmas vascas.

La entrada en el capital podría rondar los 60 millones, en torno al 4% de la ‘tarta’, siempre que se asegure el mantenimiento del centro de decisión en Euskadi. Está cuota le permitiría tener una silla en el consejo del grupo, aspiración del gobierno autonómico.

Búsqueda activa de socios

Otros nombres que resuenan para entrar en la operación son los de la siderúrgica Sidenor, que podría adquirir entre un 3 y un 5%, y la consultora Indra, e incluso Sener podría volver a subirse al tren, a pesar de haberse apeado en el último momento. Con unos ingresos anuales de cerca de 3.500 millones, Indra podría ser el mayor partícipe del 30% que va a repartir Bain Capital.

También cobra fuerza la posibilidad de que el Ministerio de Industria tome una participación a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), con lo que el Gobierno central se sumaría a la presencia del Ejecutivo vasco en el consejo. Las diferentes partes de esta operación diseñan sus implicaciones y buscan nuevos socios que pudieran sumarse a la nueva era y rumbo que tomará ITP Aero, que aspira a reforzar su liderazgo en la industria aeronáutica internacional.