Alex Belaustegui, presidente de Tecnalia y Jesús valero, director general de Tecnalia: “Negociamos una ronda de 10 millones para hacer las primeras plantas de producción de hidrógeno”

Tecnalia negocia una ronda de financiación de 10 millones para su ‘startup’ en el hidrógeno H2Site con inversores mundiales, afirman Alex Belaustegui y Jesús Valero, presidente y director general de la corporación tecnológica. “Si se capta el capital antes de fin de año, construiremos las primeras plantas productivas”.

Los máximos directivos de Tecnalia, Alex Belaustegui y Jesús Valero, desgranan para elEconomista el plan estratégico de la corporación hasta 2024, periodo en el que la creación de startups cobrará un mayor protagonismo. Tecnalia tiene de su lado a grandes inversores internacionales interesados en el desarrollo de sus proyectos estrella en sectores del hidrógeno, la movilidad o la transición energética. Ahora quiere dar un paso más e impulsar un fondo con financiación pública en el ámbito más cercano y privada de sociedades interesadas en inversión bigtech. El fondo estará operativo a finales del nuevo ciclo estratégico.

Tecnalia suma ya 10 años como corporación. ¿Cuáles son sus hitos en esta década en creación de empresas, proyectos, etc?

La fusión nos llegó en un momento crítico en plena crisis de 2008, toda la economía se contraía y era complicado, tuvimos años duros. Desde 2014 hemos tenido un crecimiento continuo y ahora estamos creciendo a buena velocidad, incorporando en torno a 40 investigadores al año, creciendo en contratación a dos dígitos y, por tanto, dejando atrás aquella crisis. Estamos creando en cada ciclo económico en torno a cinco-seis empresas; cuantitativamente no es mucho para un tamaño como el nuestro, pero es cierto que cualitativamente están siendo cada vez empresas de más impacto, atrayendo financiación internacional de fondos muy relevantes. En el futuro pensamos dar un salto en cantidad manteniendo la calidad. En proyectos son ya 7.500 clientes internacionales, casi 700 nuevos al año y la facturación pasó desde el punto más bajo de 98 millones a los 118 millones previstos para este año. Crecemos también en contratación privada, con clientes vascos, de empresas del Ibex y cada vez más cliente internacional.

Euskadi es región europea de alta innovación. ¿Mantendrá esta posición en el futuro o hay riesgo de perderla?

Euskadi siempre ha sido pionera, pero es cierto que no podemos quedarnos en la autocomplacencia porque otras comunidades autónomas vienen pisando fuerte. Somos la única región de España con innovación alta, pero hay que seguir con ese impulso. No tenemos que pensar que porque tenemos una tradición emprendedora histórica, capacidad de centros tecnológicos y una apuesta sostenida de la administración ya lo hemos logrado. Tenemos que correr cada día.

¿Ayuda en esa carrera el Basque Research and Technology Alliance-BRTA?

El BRTA es una herramienta país que busca coordinar a los centros tecnológicos hacia la estrategia de especialización vasca. En el mundo sucede la formación de manera natural de hubs de innovación, como el MIT en Massachusetts, Tel Aviv en Israel, regiones o ciudades reconocidas en el ámbito de la innovación como Cambridge, y hay que estar en ese mapa y es muy difícil. Porque ciudades de ese tamaño son cinco veces más grandes que Euskadi. Tenemos que intentar dar una imagen hacia afuera de que este es uno de esos hubs y ahí el BRTA tiene una función esencial de presentarnos al mundo con una visión global. Es el instrumento para llegar a ser un hub de innovación y mostrar nuestro músculo tecnológico. Una organización como Tecnalia tiene que abrirse al mundo, porque si trabajamos con las mejores empresas vamos a poder ofrecer a las compañías vascas lo mejor.

Ahora se inicia nueva etapa y plan estratégico a 2024. ¿Qué objetivos y retos principales aspira a conseguir?

Lo más importante de este ciclo estratégico es que cambiamos una visión de Tecnalia y ponemos el foco en el impacto que generamos en nuestros clientes, no solo en un ámbito económico sino también social, dando un poco más de alma a la organización. Nos ponemos objetivos para cumplir con cuatro misiones distintas, cuatro maneras de impactar. La primera es llegar a los 140 millones de facturación al final del ciclo y que 70 millones correspondan a contratos con empresas, porque es la mejor manera de trasladar al tejido empresarial nuestro conocimiento, y consolidar un equipo de 1.525 personas. En segundo lugar, medir el impacto social, menos desde el PIB y el crecimiento económico y comenzar a medir la prosperidad, que es un reparto del PIB bien distribuido. Un tercer reto es contribuir a la generación de más tejido industrial, para lo que queremos crear cinco startups al año de manera recurrente desde el último año del ciclo estratégico, es decir, a partir de 2024 crear cinco cada año. Ahora estamos en 1,2 empresas creadas al año. Y todo con una mayor excelencia científico-tecnológica. Los retos del futuro estarán en la transformación digital, fabricación inteligente, transición energética, movilidad sostenible, ecosistema urbano y salud personalizada.

La pandemia ha cambiado la visión de Tecnalia. ¿Y ha afectado a la innovación?

La pandemia del coronavirus ha afectado como a todas las actividades y hemos dado un salto en digitalización global en un año, que habría tardado cinco años en suceder. Hemos descubierto que hay otras maneras de relacionarse con los clientes, ya que la I+D siempre se ha pensado que es una relación de confianza y cercanía que exige mucha interacción humana y, sin embargo, hemos funcionado bien. Porque hemos usado la cercanía cuando era posible y hemos usado las herramientas digitales, haciendo que los dos mundos confluyan.

Han anunciado la creación de un fondo para acompañar el desarrollo de ‘startups’. ¿Cuándo estará en marcha?

El fondo es una herramienta esencial para cumplir el objetivo de creación de startups. Como la visión del ciclo es a largo plazo, el objetivo es que esté operativo antes del final del ciclo estratégico. Hay que alinear muy bien los intereses privados y los públicos y tenemos ahora relación con muchos inversores y con el Gobierno, que también piensa en herramientas de este estilo. Son inversores interesados en inversión bigtech, nuevas empresas asociadas a tecnologías hard, de producción, desarrollo o fabricación de productos tangibles. Nuestras startups como Nautilus en el ámbito offshore, H2site en hidrógeno o el aerotaxi en movilidad están atrayendo inversores de primera línea mundial. Esto nos permite pensar que podemos dar un paso más y constituir ese fondo con financiación pública, en el ámbito más cercano, y privada, donde haya interés en el ámbito bigtech.

Dentro de la nueva estrategia, ¿qué peso tendrán las colaboraciones y alianzas?

En 2020 mantuvimos colaboraciones con 750 empresas, el 75% de ellas pymes y creamos una red de más de 25 alianzas. Por primera vez en el ciclo estratégico de Tecnalia hemos hecho una reflexión profunda sobre hacia donde tiene que ir la organización, que ámbitos de oportunidad y porque tecnologías apostar. Una vez definido, sabemos que solo vas más rápido pero llegas menos lejos, así que iremos con otros en aquello que nos complementan e implantaremos un nuevo modelo de alianzas de impacto. Para aquellas grandes apuestas de Tecnalia, aquellos temas que sí o sí van a suceder y tenemos que estar preparados para atender a la industria, llegaremos más lejos con otros y esas serán nuestras alianzas estratégicas, en ámbitos concretos. Por ejemplo, el convenio de colaboración para la creación de la Cátedra de Inteligencia Artificial con la Universidad de Granada o la alianza con el Centro Nacional del Hidrógeno.

En referencia a la tecnología del hidrógeno. ¿Cómo va el proyecto y desarrollo de su ‘startup’ H2Site?

Esta startup es nuestra gran apuesta en este momento, esperemos que no sea la única en el mundo del hidrógeno. Desarrollamos una tecnología para la generación distribuida de hidrógeno a pequeña y mediana escala, de elevada pureza y bajo coste, mediante reactores catalíticos de membrana. Estamos en colaboración con una universidad europea, la Universidad Técnica de Eindhoven y con fondo francés Engie New Ventures. H2Site va cumpliendo los hitos de negocio previstos y estamos en conversaciones para hacer una ronda de financiación de unos 10 millones para la compañía con inversores top mundiales. Este tipo de inversores que hace cinco años no hubiéramos ni soñado sentarnos en la mesa con ellos. Y nos ha pasado con otros proyectos como Nautilus con la entrada de Subsea 7 y con el aerotaxi. Si se cierra la ronda antes de final de año la empresa podrá dar un salto muy relevante. Estamos en la fase de escalado y planta de demostración industrial y con el capital queremos construir las primeras plantas y destinar una parte para desarrollos de I+D futuros, ya que esta tecnología puede tener otras aplicaciones.

Otra de las grandes apuestas de Tecnalia es el aerotaxi. ¿En qué momento se encuentra su investigación?

El proyecto tiene un problema regulatorio y no tecnológico. Hay que cambiar la legislación para que puedan volar estos dispositivos en Europa; en países como China será más fácil y por tanto los primeros casos reales probablemente se den allí y tendremos que pelear para que nuestro aerotaxi sea una alternativa. Lo importante para Tecnalia ahora es ser capaces de llevar la tecnología hasta el último estadio que es el paso del prototipo al uso. A finales de año vamos a tener un prototipo operativo, pero de una manera habitual no podemos esperar que sea algo naturalizado antes de finales de la década.

En el ámbito energético, un hito importante reciente ha sido la presentación de la nueva versión del laboratorio flotante para ensayos en entorno real ‘offshore’.

Sí, nuestro laboratorio Harshlab es único en Europa y refleja muy bien lo que debe ser Tecnalia para este país. Hay una oportunidad en el ámbito de las tecnologías offshore que puede ser muy relevante para la industria vasca y nosotros nos tenemos que alinear para que seamos referencia. Es como pasa en el sector de automoción, que quien viene a Euskadi sabe que tiene un ecosistema completo a su alcance. Y hay que crear eso mismo en torno a la eólica offshore. Tras el éxito del primer laboratorio hemos desarrollado uno nuevo, único en Europa, de mayor tamaño y conectado, con mejores prestaciones y capacidades para acometer nuevos ensayos y actividades de I+D. Permitirá, por ejemplo, ensayar equipos en funcionamiento a bordo y bajar muestras al fondo marino. Este laboratorio está disponible para cualquier empresa del mundo, pero tenerlo aquí en Euskadi es una ventaja para las empresas vascas.

La computación cuántica es una tecnología con un gran futuro. ¿En qué sectores tendrá mayor aplicación?

Es un paradigma nuevo a explorar y surge también de esta reflexión que hemos hecho: es una de las tecnologías digitales del futuro, quizás la de más largo plazo porque todavía no es una realidad y parece que el impacto mayor podrá estar en el sector bancario y en el farmacéutico y biotecnológico. Hay que apostar por esta tecnología de futuro, estamos con los primeros proyectos, algunas publicaciones y haciendo algoritmos cuánticos y alianzas con centros de referencia como Donostia International Physics Center, el centro de supercomputación de Barcelona, entre otros. Toca ahora desarrollar proyectos con el objetivo de aprender, formar, capacitar y empezar a realizar aplicaciones que la industria nos pedirá en unos años. Esperamos tener la primera spin-off en este ciclo estratégico, pero la computación es una de las tecnologías de más largo plazo de las que hemos identificado. Hay tecnologías que o te pones con ellas o dentro de dos años ya llegas tarde. La computación cuántica va a unos cinco años.