No tenemos que esperar más de 100 años

Es cierto. Con la que está cayendo y parece que las mujeres directivas, empresarias y profesionales de Euskadi seguimos, a la mínima oportunidad, hablando de nuestro libro: que necesitamos más mujeres en puestos de responsabilidad. Como si eso significara tener el prisma o el foco de la realidad distorsionado y hablar de algo que sólo nos interesa a nosotras. Y yo creo que es precisamente ahora, con la que ha caído -y sigue cayendo-, cuando más hay que hablar de este libro, que tiene como objetivo cambiar los datos y tendencias en Euskadi de mujeres en puestos directivos. Porque en esto no somos modelo, estamos en el furgón de cola, y en el resto de España tampoco está la cosa mucho mejor.

Y es que la tasa de mujeres en los Consejos de Administración de empresas en el Estado no se ha movido en la última década. Uno de los objetivos de la Ley de 2007 (hace 14 años), era que determinadas empresas tuvieran un 40% de mujeres en su Consejo en 2015. Desde 2008 -año en el que Informa comienza a hacer el estudio de Presencia de mujeres en la empresa- esa proporción está estancada y se sitúa este año en el 13,42%. Y Euskadi se encuentra en el 10,70%, por debajo de la media de las empresas a nivel estatal.

Por si fuera poco, la pandemia ha retrasado los objetivos de cuotas y porcentajes de mujeres en puestos directivos y sobre todo en Consejos de Administración marcados en las empresas hasta 2022, ese 40% en las empresas del Ibex, porque, deduzco, no es un objetivo prioritario, dicho de otra forma, no es un objetivo de país.

Y mientras, las mujeres hemos sido durante este año y medio de la pandemia uno de los colectivos más perjudicados y menos tenido en cuenta, puesto que hemos tenido que bregar al mismo tiempo con una conciliación ficticia durante nuestro teletrabajo, con los Ertes, sobre todo en el sector servicios donde muchas mujeres siguen siendo el colectivo más amplio, etcétera. Y además ahora vemos que aún tardaremos más en alcanzar el objetivo de una sociedad profesionalmente paritaria, donde se borre la brecha salarial, y donde para alcanzar la paridad de género, habrá que esperar no ya 80 años, como se apuntaba hasta ahora, sino 135 años según el último informe sobre las desigualdades de género del Foro Económico Mundial de Davos, por el efecto coronavirus.

No tenemos tanto tiempo. Por eso debemos acelerar nuestros pasos en un camino que no debe ser asunto sólo nuestro, sino de toda la sociedad, para poder avanzar juntos y juntas hacia un país más igualitario, en toda su extensión.

Por eso desde AED (Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Bizkaia) seguimos con nuestra hoja de ruta. Parte de ella es la organización de los Foros Empresa, en el marco del proyecto Mujeres en Consejos -con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia- para precisamente poner sobre la mesa los datos actuales de mujeres en Consejos de Administración vascos y hacer hincapié en las herramientas que AED va a poner en marcha para que esta tendencia varíe cuanto antes: observando, contrastando, reflexionando y, lo más importante, actuando para invertir esta tendencia. Ese es el objetivo: incrementar el número de mujeres en Consejos de Administración y en Órganos de Dirección de Euskadi.

Y con este objetivo también estamos formando a mujeres. De hecho, desde AED pusimos en marcha el pasado año de forma pionera el I Programa para Consejeras en Euskadi Programa AED Consejeras, con la colaboración de Esade y Banco Santander, en el que formamos -en plena pandemia- a 21 futuras consejeras- y cuya segunda edición (las inscripciones ya están abiertas) está prevista que comience en diciembre.

Ahora damos un paso más, con la creación de la Plataforma de Consejeras, donde buscamos dar visibilidad a perfiles de mujeres profesionales, directivas, y que tiene como objetivo crear una comunidad de mujeres profesionales y una web con contenido relevante. Porque partimos de la base de que hay muchas mujeres que tienen la formación necesaria para ser consejeras, pero necesitan ser visibles.

Es una plataforma por tanto no sólo para mujeres potencialmente consejeras, sino también para empresas, administraciones públicas y para la sociedad y la opinión pública, que deben conocer la relevancia y el interés de formar en la diversidad en los consejos de administración y en la dirección de las compañías. Y es que las empresas diversas son más éticas, comprometidas con el entorno y más competitivas. Por eso decimos que la paridad en los órganos de decisión debería convertirse en un reto como país.

De hecho así lo apuntan los expertos y las expertas en captación de altos directivos. Recientemente en el Foro organizado por AED contamos con un coloquio sobre Diversidad y nuevos perfiles en los Consejos de Administración: qué demandan las empresas. En este espacio, además de analizar por qué las mujeres no se incorporan a Consejos de Administración de compañías, se compartieron estrategias para mejorar su visibilizar y avanzar en esta tarea. Y es que esa es la clave: la visibilidad, los referentes, para romper no solo los techos de cristal sino esos pasillos que no nos conducen a otras estancias y donde no salen a relucir nombres de mujeres porque quienes votan o aconsejan son hombres. Y sin embargo, como dijeron los dos ponentes “la personalidad tipo de una mujer encaja muy bien en lo que se requiere de un consejero: templanza, objetividad, cierta aversión al riesgo, cierto espíritu crítico, visión a largo plazo, etc”.

Yo miro al futuro con optimismo, pero tenemos que seguir trabajando para conseguirlo. El problema es que la mujer no ha estado en el ámbito económico y en el círculo de confianza del poder hasta ahora. Hace falta todavía mucho esfuerzo para promover cambios estructurales en la sociedad. Hace falta presencia femenina en todos los estratos y debemos involucrar a las jóvenes en ello, ellas promoverán el cambio definitivo, un cambio para el que no podemos esperar 135 años.