La urgencia de frenar las desigualdades pasa ‘la prueba del Covid’

Euskadi pudo celebrar el Día Internacional de la Mujer y reclamar políticas de conciliación y de empleo con perspectiva de género, sin olvidar el fin de la brecha salarial.

Euskadi celebró el Día de la Mujer de este 2021 con más de un centenar de concentraciones y manifestaciones condicionadas por la Covid-19, y entre llamamientos a respetar las medidas sanitarias y peticiones de los médicos de evitar las aglomeraciones y de llevar las reivindicaciones del 8 de Marzo a actos virtuales y en redes sociales. El Movimiento Feminista convocó marchas en las tres capitales vascas, Pamplona y Baiona (Francia).

Ante la negativa de diferentes comunidades autónomas a celebrar el Día de la Mujer en la calle, las mujeres adujeron que a pesar de la pandemia las protestas no han cesado durante todo el año. “Nadie ha puesto en duda el derecho de manifestación de otros colectivos como los pensionistas o los hosteleros, ni se dudó en celebrar una campaña electoral en verano”. Por eso ejercieron su derecho de salir a las calles asumiendo la responsabilidad del uso de mascarillas y de mantener las distancias.

Desigualdades estructurales

El lehendakari Iñigo Urkullu afirmó que el Día Internacional de las Mujeres es una jornada para la reivindicación “porque, a pesar de los avances, las mujeres en todo el mundo siguen sufriendo una desigualdad estructural que tiene diferentes manifestaciones”. Entre otras desigualdades, Urkullu enumeró la brecha salarial, la dificultad de acceso a ámbitos de poder y toma de decisiones, la violencia contra las mujeres o el desequilibrado reparto de tareas de cuidado y domésticas. También la directora del Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, Izaskun Landaida, se mostró convencida de que “se puede compaginar la reivindicación con la responsabilidad".

Las mujeres y los pensionistas coincidieron en la manifestación matutina en Bilbao. Destacaron los pensionistas que llevan más de tres años de movilización para acabar con la brecha de género en salarios y pensiones. "Las mujeres y pensionistas seguimos sufriendo la discriminación laboral, la precariedad, la feminización de los cuidados y las tareas de sostenimiento de la vida que no son reconocidas, ni generan derechos", señalaron. La pandemia ha incrementado estas desigualdades, por ello reclamaron políticas de reducción y reparto del tiempo de trabajo, políticas de conciliación y corresponsabilidad efectiva entre vida laboral y social, y políticas de empleo con perspectiva de género y la equiparación del régimen de seguridad social de las trabajadoras del hogar al general.