Mª Elisa Arroyo, Directora de ASG en Kutxabank “Los proyectos que carezcan de indicadores sostenibles se quedarán sin financiación”

“Una operación que no esté bien planteada ambientalmente, tendrá más riesgo y podrá quedarse sin financiación por muy rentable que sea”, asegura Elisa Arroyo, directora de ASG en Kutxabank. La entidad incorpora en su negocio y gestión los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo que requiere Europa.

Los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) resuenan en todo el planeta porque su incorporación en la gestión de todas las organizaciones será imprescindible en un futuro no muy lejano. El sector financiero es uno de los más avanzados en esta materia “por convicción y por obligación, porque el supervisor nos ha puesto deberes serios”, afirma Elisa Arroyo, directora de ASG en Kutxabank.

De esta manera, el banco propiedad de las fundaciones BBK, Kutxa y Vital trabaja desde el punto de vista del negocio como acompañante del cliente en la transición hacia una economía baja en emisiones, y desde la gestión, incorporando en la política de riesgos, el riesgo ambiental y climático. “Queremos que sea una transición inclusiva, pero quien no cumpla con los criterios sostenibles se quedará fuera”, explica Elisa Arroyo.

En la transición hacia la nueva economía y ante las tres grandes transformaciones: tecnológica y digital; energética y medioambiental; y demográfica y social. ¿Cuál es el posicionamiento y estrategia en líneas generales de Kutxabank para afrontarlas?

Son ejes de actuación que tenemos definidos en el plan estratégico con dos componentes: la transversalidad y una visión global y de muy alto nivel, porque no se pueden realizar de una forma estanca y tienen que empapar a toda la organización. En el caso del reto ambiental, genera proyectos transversales que van a afectar a las áreas de negocio, riesgos, procesos y sistemas, entre otras. Hemos hecho actuaciones en eficiencia de gestión de recursos, huella de carbono, etc., pero en este momento por regulación, por supervisión y porque lo pide el mercado, tenemos que actuar como catalizador: a la hora de financiar o ante el ahorro que exista un análisis y un protocolo de información y de retorno ambiental. Y la visión de alto nivel, porque vamos a tener que definir posicionamientos en ciertos sectores a la hora de financiar, qué impactos vamos a querer generar, cómo queremos acompañar a los clientes, etc. Hay una serie de decisiones de modelo de negocio que deben subir muy arriba en la organización para que sean tomadas por las áreas de decisión. El trabajo futuro se va a enfocar en dos direcciones; desde el negocio, para facilitar y acompañar este cambio global hacia una economía baja en emisiones, y desde la gestión del riesgo ambiental y climático en la entidad.

¿Qué fechas, leyes, acuerdos y reglamentos marcan este cambio global?

En la parte ambiental, el Acuerdo de París en 2015 establece los grandes objetivos hacia las cero emisiones, que es recogido por la Unión Europea con una supervisión y reglamentación muy fuerte, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. En 2018, el plan de finanzas de la UE define el papel de las entidades financieras: ser agentes activos en esa reasignación de capital, para que los fondos vayan a proyectos de mayor impacto ambiental positivo; papel importante en la transparencia que necesita el mercado para que las decisiones de los inversores puedan ser tomadas con más rigor, con información transparente, comparable y medible; y el tema de la gestión de los riesgos, que es algo muy novedoso porque hay que medir algo sobre lo que no hay datos y que además genera impactos en el largo plazo. Unido a la supervisión y la regulación está la demanda social, el 93% de los europeos considera que el cambio climático es un problema grave. Los clientes están cada vez más preocupados por estar dentro de esa evolución y caminar hacia una sociedad con menos emisiones y los comportamientos individuales también muestran mayor sensibilidad por temas ambientales y sociales.

¿Y cuáles son los retos del banco?

A nivel de negocio, ir evolucionando por requerimiento del supervisor a ser capaces de generar un valor positivo y luego poder demostrar en base a qué lo hemos generado y con qué indicadores, y que los clientes nos faciliten de forma sencilla esa información. Tenemos que adaptarnos al tipo de cliente y saber qué información vamos a necesitar para articular ese impacto. Y luego un reto importante es la gestión de riesgos, medir e incorporar en nuestra política de riesgos los factores ASG como una parte más de ese análisis.

¿Cuándo empieza a trabajar Kutxabank con criterios ASG y a aplicarlos en su actividad y en su gestión?

Realmente desde nuestro origen, porque Kutxabank nace de la fusión de las tres cajas de ahorro vascas y su ADN sigue en el banco. Somos un modelo de negocio único, porque siempre hemos tenido incorporado en nuestra misión la generación no solo de valor económico sino también de valor social y ahora más foco en el ambiental. Nuestro dividendo va íntegramente a las fundaciones accionistas y lo transforman en valor social, ambiental y de gobernanza. Ahora tenemos que evolucionar en requisitos de transparencia, de información al supervisor, etc., desde luego, pero la esencia es la misma.

¿Por qué es importante para la entidad incorporarlos a la gestión?

Incorporar estos criterios supone, de alguna manera, poner a las personas y a la sociedad en el centro de las decisiones. Nos permiten establecer objetivos que luego podemos trabajar de forma transversal y medir. Por ejemplo, en la huella de carbono incorporar una medición nos ha servido para ver la evolución y los objetivos logrados. Tenemos una huella negativa porque desde siempre gestionábamos los bosques de los que eramos propietarios y eso nos permite absorber emisiones de CO2. Además, dimos otro paso con el contrato de energías limpias que nos permitió que todo el consumo eléctrico generara cero emisiones. Sumando ambos conceptos hemos conseguido una huella negativa en 12.000 toneladas. Establecer estos criterios es un faro que permite que tus actuaciones vayan más guiadas, más controladas y evolucionen hacia lo que el supervisor quiere. Y sirve para generar en el cliente la busca de esos objetivos y esa forma de hacer las cosas.

¿Es el sector financiero de los más avanzados en esta materia?

El sector financiero es de los más avanzados por convicción y por obligación, porque el supervisor nos ha puesto deberes serios. De hecho, con la aprobación de la Ley de Transición Energética las entidades estamos obligadas a: generar un informe completo de cómo afectan los riesgos ambientales y climáticos en nuestra actividad; y nos piden ese papel de catalizadores, estar muy atentos a las estrategias de negocio del cliente y acompañarle en ese proceso. Puede haber un proyecto muy rentable económicamente, pero si ambientalmente no tiene las condiciones para que sea sostenible en el tiempo y genere ese valor positivo, en el analisis de riesgo de esa operación nos va a generar dudas. Queremos que la transición sea inclusiva y no rechazar una operación por pertenecer a uno u otro sector, pero si desde el punto de vista ambiental no está bien planteada tendrá más riesgo y será más cara.

¿Llegará el día en que no se financie un proyecto si tiene indicadores poco sostenibles?

Repito que hablamos de una transición en la que queremos ser inclusivos, pero si alguien insiste en quedarse fuera, se quedará. La valoración del riesgo es un componente más y según nos acerquemos a 2050 cada vez va a ser más exigente. Si no has incorporado estos criterios en tu modelo de negocio, tu riesgo va a ser más alto y llegarás a tener un riesgo de financiación.

¿Cuáles son los objetivos principales en ASG para este año y los próximos?

El consejo de administración aprobó en mayo la nueva Política de Sostenibilidad, el documento madre y punto de salida. Retos tenemos muchos, pero muy importante es conocer al cliente con esta visión: conocemos su solvencia, su plan de tesorería, etc. pero no su desempeño ambiental, social y de gobernanza. Tenemos que ver como recoger esta información e incorporarla al sistema, sobre todo cara a valorar el riesgo de crédito. Además, hay que hacer una taxonomía propia, qué es una operación sostenible, qué podemos decir que es verde nuestro balance, etc. Europa ha hecho un desarrollo normativo muy complicado y cuesta ponerlo en práctica. También hay que establecer objetivos de descarbonización, todo lo que he financiado cuánto es en términos de emisiones de CO2 cuanto es y hacer estimaciones por sectores. A esto nos obliga la ley para el año 2023, pero queremos publicarlo en 2022. Otro tema son las certificaciones, tenemos que ir consensuando indicadores, y luego certificar. Y en la gestión de riesgos ambientales y climáticos hemos establecido una hoja de ruta en línea con lo que marca el Banco Central Europeo para 2022 y vamos a tener un test de estrés climático ambicioso.

En 2020, la financiación de proyectos e iniciativas sostenibles creció un 70%. ¿Qué actuaciones se desarrollaron? ¿Qué aumento se estima para este 2021?

Hemos financiado un buque que navega con cero emisiones, obras nuevas con hipoteca verde, de hecho una de cada cuatro ha sido verde, préstamos para reformas de eficiencia energética, etc., proyectos de impacto positivo en energías limpias, economía circular, hidrógeno... Y la tendencia sigue. Los datos de este año incrementan con respecto al año pasado en torno al 50%. La pandemia puso mucho el foco en lo social, pero lo verde no se ha perdido, es eje del plan de recuperación de Europa. En este sentido creo que la apuesta por la parte ambiental ha salido reforzada con la crisis del Covid.

Cada vez más inversores buscan invertir en compañías que cumplan con estos criterios ASG. Y Kutxabank ha sido pionera en trasladar a todos sus fondos de gestión estos criterios sostenibles.

Kutxabank Gestión es la primera y única gestora del mercado que logra encuadrar el 100% de los fondos de inversión en distribución dentro del artículo 8 de la nueva normativa sobre divulgación relativa a la sostenibilidad, conocida como SFDR por sus siglas en inglés. Meses antes de la entrada en vigor de la regulación a partir de 2022, Kutxabank Gestión ya ha situado todos sus activos bajo gestión en los citados parámetros de sostenibilidad. La Unión Europea pide mucho para poder darte esa clasificación y Kutxabank Gestión tiene convicción absoluta de que si toda su inversión cumple estos criterios, generará un cambio en el comportamiento de las empresas en las se invierte. Y es Importante resaltar que si somos la primera entidad que lo hemos conseguido en el Estado es porque teníamos los deberes hechos, porque competimos con gigantes en el mundo de la inversión. El cliente sabe que canalizando sus ahorros con nosotros genera ese impacto positivo.

También se desarrollarán nuevos productos de financiación sostenible, ¿puede avanzar algo al respecto?.

Tenemos dos grandes líneas, la financiación y la inversión y aquí lo importante es que los 25.000 millones que gestionamos todos tienen esta capa. En financiación vamos a tener que establecer objetivos de descarbonización y medir el impacto ambiental de lo que financiemos. En la gama de servicios, al cliente es un tema que le parece cada vez más interesante y tendremos que ir generando nuevas ideas. Yo incorporaría la derivada de la sostenibilidad en todo, porque en todo lo que hacemos podemos tener ese impacto, tenemos que ir poco a poco, hipoteca, financiación, ahorro, seguros, etc. Y la norma nos va a llevar también a preguntar al cliente cuánto de importante es para él la sostenibilidad y que le ofrezcamos fórmulas de ahorro acordes. Desarrollar cosas ingeniosas y que enganchen. La concienciación es muy importante pero la actuación también.