Julio Font, vicepresidente del Basque Health Cluster: “Somos el polo más potente de fabricación de medicamentos en terapias avanzadas de España”

Euskadi cuenta con tres plantas productivas de medicamentos en terapias avanzadas, que convierte a la región en el polo más potente de España. Julio Font, vicepresidente del Basque Health Cluster, cree que la fabricación es una importante baza para captar inversión y atraer a grandes farmacéuticas, como ha pasado con Bayer

Cuando se cumplen 16 años de la inauguración del Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias CIC Biogune, que nació para impulsar la creación del sector, Euskadi cuenta con un clúster que suma más de 90 compañías del ámbito de la salud. De éstas, tres biotecnológicas tienen fábricas que producen medicamentos en terapias avanzadas y una de ellas ha logrado conquistar a la farmacéutica Bayer.

Julio Font, que dirige la compañía vizcaína de medicina regenerativa Histocell, asumió en junio de 2020 la vicepresidencia del Basque Health Cluster, una nueva etapa con un nuevo plan estratégico, en el que el principal reto del sector para avanzar en la consolidación es “captar capital y acceder a alianzas con farmacéuticas o grandes biotecnológicas que aceleren y acorten ese viaje”, explica el vicepresidente del clúster.

El clúster ha cumplido recientemente diez años de actividad, cuatro desde que dio entrada a compañías del ámbito de la salud en su sentido más amplio. ¿Cuáles son sus principales cifras?

El sector en Euskadi cuenta con unas 150 empresas, 7.700 trabajadores y un negocio de 1.600 millones de euros, sin contar a Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) porque distorsiona los datos con un gran número de profesionales. Con estas cifras supone el 2% del PIB. Por su parte, Basque Health Cluster supone el 80% de esas cifras en negocio y empleos, el 1,6% del PIB y cuenta con 90 organizaciones asociadas. La decisión de incorporar hace unos años a todo el sector de la salud fue una decisión muy acertada, porque el clúster necesitaba volumen y capacidad de representación y así se logró.

Hace más de 15 años hubo una fuerte apuesta público-privada por las biociencias, con la puesta en marcha del Centro de Investigación en Biociencias en el Parque Tecnológico de Bizkaia. ¿Por qué el avance no ha sido tan rápido como se preveía?

La inauguración de CIC Biogune fue en enero de 2005 y se planificó una estrategia y apuesta por el desarrollo de un sector de biociencias a su alrededor en Euskadi. El bioclúster nació en 2010 con 14 empresas y el apoyo del plan Biobasque, impulsado por la SPRI. Se crean muchas iniciativas y hay ayudas para llevarlas a cabo. Pero esas empresas necesitaban crecer y no existía un ecosistema en el entorno para sustentar ese crecimiento, es decir, no había grandes compañías que acompañarán esas actividades porque el sector se creó prácticamente desde cero. Es cierto que el desarrollo ha ido más lento de lo previsto, pero la buena noticia es que hoy tenemos un clúster de 90 empresas, más de una veintena son puras empresas de biociencias, tenemos 25 compañías del subsector de dispositivos médicos, hay farmacéuticas como Faes Farma y Roxall; y también hemos incorporado a empresas dermocosméticas y compañías de salud digital. Además, incluimos a las de prestación asistencial, como IMQ y Quirón, y como el resto de clústeres hemos incorporado a los centros tecnológicos, universidades, y todo el sector de ciencia y tecnología. Todo este entramado está permitiendo a las empresas de biociencias crecer en un entorno más grande y, por lo tanto, más acompañado. El 80% del sector es una gran representatividad cara al departamento de Desarrollo Económico y al de Salud. Asimismo, la salud está dentro de las estrategias de especialización inteligente del Gobierno vasco.

¿En qué estadio de desarrollo están el sector y el clúster?

Como clúster estamos en un momento de consolidación, pero no todavía en madurez. Ya nadie discute la importancia o función del clúster y hemos tenido un gran crecimiento en 2020. Gozamos de reconocimiento como interlocutor válido para las diferentes áreas que trabaja el clúster y esto no era así hace cinco años. Todavía tenemos que seguir creciendo en actividad y en esa imagen como interlocutor con todos los agentes. Con la presidencia de Mikel Álvarez, de Mondragon Health, daremos un gran impulso.

Para llegar a ese periodo de madurez se necesita aumentar en actividad. ¿Se prevé un crecimiento a medio plazo?

Es un sector tremendamente dinámico y en el que tienen que pasar cosas continuamente y eso es buena señal, porque está vivo y creciendo. El punto de partida es muy bueno porque por fin tenemos una masa crítica de socios adecuada a la que aspirábamos, el 80% del sector, también nos da un músculo económico que no teníamos en el pasado y contamos con unos asociados muy representativos e importantes, junto al apoyo institucional. Sin olvidar que tenemos personal con una experiencia de más de 20 años en las empresas. Todo esto nos da una base importante cara al crecimiento futuro.

Además, Basque Health Cluster cuenta con un nuevo plan estratégico. ¿Cuáles son sus objetivos principales?

Tenemos un nuevo plan estratégico para seguir trabajando en ese crecimiento. Sus ejes son todo el tema de la innovación, que está en nuestro ADN y siempre hemos tenido, y la colaboración con los agentes de I+D; y el ámbito de la internacionalización; una empresa del sector salud que no se plantea vender o trabajar en el exterior no existe, va también en el ADN, pero es necesario un tamaño para hacerlo. Por eso, una vez se vaya cogiendo tamaño, teniendo más relaciones internacionales o networking y se vaya entrando en redes internacionales se producirá la internacionalización del sector. También un factor importante en nuestra estrategia es encontrar inversión y acompañamiento. En el caso de las empresas biotech se necesitan tiempos largos de desarrollo de su tecnología, productos, etc. y cuando se llega a la fase de lanzamiento se puede ir más o menos rápido si se cuenta o no con respaldo económico. Los años de desarrollo no te los quita nadie, pero se puede avanzar si se cuenta con inversión.

Si los años de desarrollo no se pueden acortar, ¿cómo es posible que las vacunas contra el coronavirus se han logrado en tan poco tiempo?

Las vacunas que se han desarrollado para luchar contra la Covid-19 tenían ciencia de más de 15 años detrás; estaba todo preparado, creadas las biotech y el medicamento prácticamente preparado. Y si te llega una barbaridad de millones empiezas a correr. Además, las agencias regulatorias se han puesto a trabajar online, el conocido rolling up, a la vez que avanzaban en la clínica la agencia estaba revisando y aprobando cada dato que llegaba y esto no ocurre nunca. Normalmente haces una fase, presentas datos, esperas unos meses, un año, etc., unos procesos que se han acelerado extraordinariamente. Pero el tema del dinero es fundamental en nuestro sector.

Entonces, ¿qué necesita ahora mismo el sector vasco para despegar?

El sector para despegar necesita inversión y acompañamiento, y éste puede ser acceso a redes o acceso a otras compañías. A veces los que acompañan no son una farmacéutica, sino fondos de inversión que te dan dinero y un talento y know how que te permite acometer tú solo esas fases clínicas necesarias. Las empresas vascas, por su tamaño, están condenadas a ir con una farma más grande para crecer. Si pasa como Progenika que se unió a Grifols, tiene entidad suficiente para no necesitar a nadie. Pero el reto del sector es acceder a alianzas con empresas más grandes, farmas o grandes biotecnológicas y acceder a inversión. Hay que trabajar también a nivel institucional las redes internacionales que nos permitan acceder a inversores y grandes empresas. Toda la parte de financiación inicial está muy bien estructurada en Euskadi, pero faltan inversores que lleven a la segunda fase de la investigación.

La entrada de Bayer en Euskadi a través de Viralgen, ¿ayudará al crecimiento del ecosistema de la salud?

El hecho de que Bayer haya comprado AskBio, y Viralgen, participadas por Columbus, es una excelente noticia. El éxito de Viralgen, ubicada en Gipuzkoa, fue conseguir asociarse a una empresa americana como Askbio y a partir de ahí con su tecnología seguir avanzando, desarrollando unas instalaciones de fabricación avanzadas en terapia génica, que le ha llevado a su unión con Bayer y como resultado tenemos a Bayer en Euskadi. También fue importante la compra de Progenika por Grifols, y gracias al desarrollo de Progenika en el mundo de la medicina personalizada, hoy en día tenemos uno de los principales centros de investigación de diagnóstico de Grifols en Bizkaia. Estos movimientos hay que verlos siempre en positivo: mantienen empleos, generan más y tenemos actores de primer nivel operando desde Euskadi.

Así que tener fabricación ha sido clave para captar a las grandes farmacéuticas.

Sí, y eso estamos haciendo: crear fábricas, alineados con el Gobierno vasco, y esto nos diferencia de otros hubs de biociencias, va en la cultura vasca. Cuando una empresa monta una fábrica para hacer sus productos o productos de terceros, al final está anclando la compañía en el territorio y esto ha hecho Viralgen de forma muy inteligente. Porque la nueva división de terapias génicas y celulares avanzadas de Bayer va a tener una de sus principales fábricas en Euskadi. Histocell también está atrayendo contratos de fabricación a Euskadi de empresas de fuera y Vive Biotech ha montado otra fábrica de terapia génica, con lo cuál tenemos en Euskadi tres empresas con capacidad de fabricación en terapias avanzadas, génica y terapia celular y nos convierte en el polo más potente de fabricación en terapias avanzadas de España, sin ninguna duda.

¿Qué otras fortalezas tiene el sector?

El apoyo institucional, nítido, claro y además real; hay dinero para montar empresas y construir fábricas aquí. En fabricación tenemos ese conocimiento y reconocimiento. Innovación, hay un ecosistema de I+D muy desarrollado y contamos con buenas infraestructuras: centros tecnológicos y los centros Biogune, Nanogune, Biomagune; el concepto de clúster y trabajar todos juntos, y el talento. Las debilidades, faltan inversión para acelerar los desarrollos y relaciones y networking para abordar la internacionalización.

¿Cómo reaccionaron las empresas de Basque Health Cluster al iniciarse la pandemia?

El clúster estuvo trabajando desde el minuto uno con las instituciones, ofreciendo capacidad, fábricas, kits de diagnósticos, tiempos de desarrollo, etc. Lo que ha quedado patente con la pandemia es la necesidad de desarrollar un industria kilómetro cero en el ámbito de la salud, con capacidades y activos preparados para responder en situación de aislamiento. Y en esto se está trabajando. Queremos ser capaces de activar líneas de fabricación en una semana para abastecer a Euskadi. Las capacidades las tenemos.

Sobre los fondos Next Generation, ¿han presentado proyectos transformadores para acceder a financiación?

El clúster es facilitador de proyectos, lideran las empresas. En el ámbito de la salud hay dos proyectos: Osasunberri y Gantt, son inversiones importantes, desarrollos tecnológicos ambiciosos y creación de empleo cualificado. Son terapias avanzadas génicas y celulares y si estos proyectos son financiados, Euskadi dará un salto cualitativo y ganará visibilidad internacional en contratos. También incorporan el desarrollo de sistemas de diagnóstico avanzados, fabricación de dispositivos, digitalización, la industria del kilómetro cero y todo dentro de la economía digital y sostenible que marca Europa. Sin duda, será multiplicador el poder acceder a fondos europeos para captar inversión privada, que permita dar saltos cualitativos al sector vasco.