Nuevos tiempos, nuevos métodos

El 2020 será recordado como el año de la crisis sanitaria. Más allá de hundir negocios y generar incertidumbre mundial nunca debemos olvidar lo más importante: que ha provocado el fallecimiento de muchas personas por todo el globo. En toda situación límite, tras asimilar el primer impacto, es preciso adaptarse a las circunstancias y buscar el camino desde una perspectiva posibilista y positiva. En este caso, casi de un día para otro hemos acelerado el proceso de digitalización de la sociedad, incluso los mayores menos proclives a la tecnología, utilizaban whatsapp, zoom, etc., “tu dime cómo hago para ver la carita de mi nieto” me decía una abuela que conozco.

En ese afán, fruto de la necesidad, hay una posibilidad de crecimiento, nuevas necesidades que hay que cubrir con nuevas herramientas que exigen un aprendizaje. Y es ese ímpetu, aplicado a los negocios, a las empresas, a los proyectos que quieres sacar a flote, el que caracteriza a la mayoría de emprendedores que he tenido oportunidad de conocer. Un emprendedor se caracteriza precisamente por su constante ejercicio de adaptación, es lo que les empuja hacia adelante, a sobrevivir en definitiva. Nada es perenne, todo es cuestionable.

Por eso creo que, ahora más que nunca, el apoyo con todos los recursos a esta tipología de empresas y profesionales, es crucial, ya que la rapidez con la que llegan a conclusiones y nuevas soluciones, nos resulta muy necesaria a todos en esta nueva situación. Tenemos mucho que aprender de su forma de actuar, muchas grandes empresas ya se dieron cuenta hace tiempo, y aplican sus metodologías: re-educan a sus grandes equipos, poniéndoles a trabajar en proyectos comunes con pequeñas startups, muchas veces su objetivo es generar nuevas líneas de negocio, aunque de entrada, sólo por colaborar juntos, lo que consiguen es agilizar procesos de trabajo y cambiar mentalidades. Así renuevan sus organizaciones y ayudan a una transición a nuevas formas de trabajo.

Hoy sabemos que los sistemas menos establecidos o menos rígidos son más competitivos y eso debe abrirnos a nuevas oportunidades basadas en nuevas formas de trabajar y, por qué no decirlo, a la adaptación de las normativas para facilitar esta flexibilización. La revolución que suponen las nuevas tecnologías en comunicación o análisis de datos, requieren que todos estemos dispuestos a probar nuevas formas, nuevos métodos, nuevos mercados, etc. Esta crisis nos pone a todos a prueba y para superarla tenemos que aprender a hacer cosas nuevas, exactamente igual que aquella abuela, y es que el fin lo merece, y sino que se lo pregunten a ella...